Corazón De Cristal

...SANDRA:...

— Y esa era la última — Suspiré después de terminar de escribir las dichosas cartas, el General Itans también suspiró, cuando cerró el último sobre, aprovechó de transcribir los reportes para enviárselo al rey, lo cierto es que pasamos mucho tiempo en el estudio, ya me dolía la muñeca.

— Señorita Sandra... ¿ Estará en esa celebración? — Preguntó él.

— No tengo ganas de lidiar con las personas que nos trataron mal en el pasado, estoy segura de que todos asistirán con descaro pero cuando estábamos mal nos hicieron a un lado y nos rechazaron — Dije y asintió en comprensión — No podría sonreír falsamente, mi boca no podrá callar ante tanta hipocresía.

Definitivamente mi padre cometió un error al inventar lo de la celebración, era estúpido e innecesario mostrarle a esa cuerda de estirados todo lo que había cambiado con la ayuda del Rey Evans, solo quería alardear de tener la dicha suerte de que Liliam se comprometiera con él.

— Yo seguramente estaré obligado a asistir — El General Itans puso los ojos en blanco.

— Si, mi padre lo querrá allí como figura de la realeza y para que todos se convenzan de que es cierto lo de las alianzas, me avergüenza que usted presencie el comportamiento irracional de mi padre... Ya no es el mismo desde que quedó en la ruina.

— Descuide, entiendo perfectamente... Todo se basa en las apariencias y en las influencias cuando se trata de negocios y prestigio — Murmuró y asentí con la cabeza — Supongo que estaré muy fatigado si usted no está en la celebración, no conozco a ninguno de los invitados.

Me observó de esa forma que me hacía suspirar, sonreí.

— Tal vez por usted haga la excepción de asistir — Dije y alzó sus cejas.

Me observó como si quisiera besarme pero no se movió de su sillón. Me divertía mucho su forma de disculparse por algo tan trivial como unos besos en el cuello, lo cierto es que aún sentía el efecto que me provocó el toque de su lengua en mi piel. Traté de convencerlo de que no estaba mal, que yo lo deseaba y que no era un abusivo por eso pero el general era todo un caballero respetable y al parecer le avergonzaba su comportamiento apasionado.

— Entonces estaría a gusto de tener una acompañante tan hermosa — Dijo y me sonrojé, yo le parecía hermosa, sus ojos estaban evaluando todo de mí — Espero que haya música para bailar.

— ¿ Bailar ?

— Sí, quisiera bailar con usted si me lo permite...

— General Itans, no sabía que esa petición podía hacerse con antelación — Me reí y se encogió de hombros — Pero me encantaría bailar con usted.

— Ese será nuestro motivo indispensable al estar en la celebración, bailaremos hasta cansarnos... Solo usted y yo.

— Suena perfecto... Ya me convenció de estar en la celebración.

— Ya está arreglado.

Se levantó y acomodó el sillón, yo también me levanté y caminé hacia la puerta.

— Espere — Se tornó serio de nuevo, se acercó — No quiero preocuparla ni mucho menos asustarla pero me parece necesario que lo sepa.

Ya estaba preocupada con solo sus palabras.

— ¿ Qué sucede?

— Uno de los campesinos se acercó al cuarto para amenazarme, el tal Bernardino — Dijo y me quedé desconcertada.

— ¿ Está bien? ¿ Le hizo algo ? — Pregunté mientras tocaba sus brazos.

— No, yo no lo dejé hacerlo — Su mirada firme me hizo preguntarme qué fué lo que hizo para que ese hombre no lo tocara.

— ¿ Por qué hizo eso ?

Él entornó una expresión de enojo — Señorita Sandra no salga sola, ni tampoco se acerque demasiado a esos hombres, sobre todo a Bernardino — Me tomó de los brazos — Ese hombre me amenazó para que no me acercara a usted...

— Le juro que yo no le he dado motivos a ese hombre — Expliqué asustada

— Lo sé, no creo eso... Ese hombre es un irrespetuoso, sucio y con sentimientos impuros.

Sus ojos brillaron con tanta furia.

— Siempre me sentía acosada y con miedo, esos sujetos siempre me observan de forma extraña...

— Por eso debe cuidarse mucho — Me advirtió y asentí con la cabeza — Yo me encargué de darle un buen susto para que no se acerque pero no confío en que me haga caso, por favor no salga sola.

Sentí mucho miedo de lo que pudieran hacerme esos hombres.

Abracé al General Itans — No quiero que me hagan nada.

— No le dije esto para asustarla, quiero que tenga precaución — Me abrazó — No se preocupe, yo no voy a dejar que ninguno de esos desgraciados la toque... Antes los mato — Su voz me dejó en claro que estaba hablando en serio — Mientras éste aquí no permitiré que se le acerquen.

Acarició mi cabeza, lo observé, besó mi frente.

— Gracias por esto.

— Es mi deber protegerla y cuidarla — No podía con sus miradas llenas de buenos y cristalinos sentimientos.

— Es usted tan único... No puedo creer que sea verdad que exista — Dije y me acarició las mejillas — Es usted un buen hombre.

— También tengo mis defectos.

— Deben ser mínimos — Lo contradije y negó con la cabeza.

— Soy como cualquier hombre.

— Está siendo muy modesto — Me acerqué y lo besé pero se apartó antes de que pudiera sentir, se quedó tenso — ¿ Y ahora qué hice mal ?

— No hizo nada.

— Ya le expliqué que no creo que es un abusivo, me gusta mucho esto — Me acerqué de nuevo con valentía y me puse de puntillas, rodeé su cuello con mis brazos, dejé mi rostro a solo centímetros del suyo — ¿ A usted no le gusta ?

Su respiración jugó en mi rostro.

Era la primera vez que actuaba tan atrevida, jamás había acorralado a un hombre y tal vez me veía muy mal haciéndolo.

Seguía tenso pero en sus ojos se veía que quería sucumbir. ¿ Por qué se complicaba tanto por unos besos ? yo no le estaba pidiendo o insinuando nada más aparte de eso, mi corazón saltó y me sentí nerviosa de solo imaginar entregando mi cuerpo a él.

Lo borré de mi mente, no era algo que debía pensar tan pronto, para eso tendría que comprometerme con él y casarnos, pero aún eso estaba lejos de pasar, a penas nos estábamos conociendo.

¿ A caso el General Itans era casto ? esa pregunta se coló en mi mente de nuevo, pero sus besos no eran inexpertos, tal vez si se había besado con otra mujer, no podía haber hecho otra cosa a parte de los besos con sus principios de caballero tan bien arraigados.

No me importa eso, no le veía problema ser así, me gustaba que no fuera un malintencionado.

Pensar en una mujer besándolo me hizo sentir celosa, no quería imaginarlo con otra mujer.

— Si, me gusta mucho pero ambos debemos ir con calma — Dijo hice un gesto de desilusión y se rió, me dió un beso inocente — Dije con calma... No la estoy rechazando.

— Está bien, tampoco tengo prisa — Elevé mi barbilla, rozó su nariz con la mía.

La puerta se abrió y ambos nos apartamos el uno del otro tan bruscamente.

Se me calentó el rostro cuando mi padre entró y nos observó a ambos como si sospechara algo, el General Itans se quedó rígido ante la mirada de mi padre.

— Padre, hemos terminado las cartas de invitación — Corté el silencio, se relajó un poco, me acerqué al escritorio y le mostré una.

La tomó, aún evaluando al General Itans, él se mantuvo callado pero tratando en lo posible de ocultar su expresión de vergüenza.

— Muy bien Sandra, yo me encargaré de avisarle al cartero para que las entregue — Dijo él con una sonrisa y me relajé.

— Aproveche y llame al cartero del palacio para recoger los primeros reportes — Dijo el general.

No le había mencionado a mi padre que nos habíamos encontrado con el Rey Evans y Liliam en Silon pero seguramente no tenía tiempo para escuchar eso, yo tampoco tenía ánimos de decirle, mi padre no parecía extrañar a mi hermana.

— Me parece muy bien... Ya pueden descansar.

— Gracias padre — Me retiré y General Itans me siguió afuera.

Nos dimos una sonrisa antes de que yo subiera las escaleras y el abriera la puerta de la entrada.