Mis Ojos Verán Por Ti

Mano Negra: Soy un hombre que siempre vivió muchas dificultades en la vida para salir adelante. Fue muy difícil vivir con mi padre entre las calles. Él era un hombre trabajador, pero no superó la muerte de mi madre, que murió de cáncer. Mi padre se volvió alcohólico desde que tenía nueve años. Me involucré a los quince años y comencé la venta de alucinógenos. Mi padre tenía tres meses de haber fallecido y en la calle, con sume o vende, preferí mil veces venderla que caer en esto. Ya vi a mi padre, primero el alcohol y después drogas y su abismo sin salida. A los 17 comencé a aprender cómo hacerlas. A los dieciocho me convertí en la mano derecha del jefe de las calles, que era mi antiguo patrón, el cual me dejó a cargo porque no tenía familia. Él decía que esto no era vida para la familia porque siempre hay enemigos. Unos "amigos", podemos decir, me propusieron un negocio muy bueno que me ha dejado muchas ganancias: la trata de personas de jovencitas de doce a dieciséis. Para poder tener mis ganancias sin que la justicia me pregunte de dónde salen todas mis ganancias, necesito invertir en empresas fantasmas que puedan lavar mi dinero. Mi no-re se podría decir viene desde que tengo 17 años, tengo una cicatriz y siempre mantengo en esa mano un guante de cuero negro.

NARRADOR.................

Llegó el día más esperado para los tortolitos, los padres de ambos no cambian de la dicha porque su hijo se va a casar por amor, pero amor puro y bueno. El restaurante es muy elegante y lo alquilaron por completo solamente para la familia. Los hermanos Duarte llegaron desde el sábado en la noche a la ciudad, no querían perder el día más importante de su hermano y su cuñada e iban a estar apoyándolos. Llegaron al restaurante Marco, sus hermanos, padres y en la entrada se encontraron con los padres de Any. Estaba todo exquisito. Marco: Fabián, como sueño de hecho y un amigo de verdad, como muy responsable y profesional, dejó todo como se lo había pedido. Eso sí, le dije: "Hoy me vas a comparar como amigo".

Pero el súper profesional dejó todo exquisitamente, cada detalle en su sitio. Hizo señas a los meseros para que colocaran los aperitivos. Cuando llegó otro asistente informando que mi ángel estaba en la puerta ingresando con su amiga Marta, cuando la vi quedé embobado y sentí a Fabián reírse.

Fabián: Le cierro la boca con disimulo y le digo en susurro: "Si todavía quieres pasar por ciego hasta el último momento importante, cierra la boca".

Todos: Jajajaja.

Marco: No soy el único embobado esta noche.

Fabián: Volteo y me quedo pensando 💭: "Dios, está de infarto esta mujer. Dios, no me tientes".

Any: Cuando entramos, todo se veía exquisito. Estaba tan nerviosa que nada más me sacó de mi burbuja la risa de todos y no me di cuenta de cómo se veían las cosas. Lo que sí vi fue a Fabián en las nubes, no sé en qué estaba pensando. Vi a Marco y me dejó sin aliento, estaba súper guapísimo, hasta sentí una sensación maravillosa.

Marta: Estoy intentando tranquilizar a Any. Hasta que vi a Fabio, ahora no sé quién estará más nerviosa. Sentí mis piernas temblar, ¿cómo no? Si me está mirando como un lobo acechando su presa.

Saludamos a todos y quedamos maravillados con todo lo que había en la mesa. ¡Guau! Le quedó todo exquisito. Marco tiene un buen gusto.