Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Una charla
Toda la mañana he estado trabajando tranquilamente. No atendí ninguna llamada, me concentre en terminar mi trabajo, antes de que, Pedro, llegue.
Desde hace varias semanas, Pedro viene todas las mañanas a la mansión, únicamente a ayudarme a hacer los ejercicios que necesito en las piernas.
Después de las operaciones que tuve, luego del accidente, que me dejó postrado en esta maldita silla de ruedas.
Necesito estar en constante rehabilitación, y para eso, necesito de la ayuda de alguien en que pueda confiar ciegamente. Y en la única, persona en que confió es Pedro.
Desde hace varias semanas, necesito continuamente la ayuda de Pedro, él, es el único que me puede ayudar con los masajes, y la rehabilitación que necesito día con día, para ponerme de pie, lo antes posible.
Pedro se ha convertido en una pieza importante, para mí. Y estoy eternamente agradecido con él.
Pedro es más que un amigo, un hermano, para mí. Puedo dar mi vida por él. Ya que sé, que él, también la daría por mí.
De un momento a otro, sentí los brazos de una mujer enredarse en mi cuello, su cabello blanco, cayó como cascada de nieve en mis hombros.
Su olor a rosas frescas, invadió mi nariz, era un perfume hermoso, que de inmediato me transportaba una paz.
Cerré mis ojos, para sentir con más profundidad sus abrazos.
Me gustaba demasiado la manera en que esta mujer me abraza. Es un sentimiento que no puedo escribir, es mi maldita debilidad.
Enseguida, mis mejillas comenzaron a humedecerse con su saliva. Su voz dulce se escuchó cerca de mi oído.
_ Mi amor, notó que has trabajado demasiado... Descansa un momento la vista, ese aparato, terminará de dañar tus hermosos ojos azules...
Abrí los ojos, mirando de reojo a mi hermosa madre, que me abrazaba con tanto amor.
_ No te preocupes tanto por mí... _ Contesté en voz baja.
_ No preocuparme por ti, ¿Estás loco?... ¡Soy tu madre, y siempre estaré preocupada por ti!... _ Me regaña constantemente.
_ Lo siento, vieja... _ Me disculpé entre dientes.
Mi madre dio la vuelta, quedando cara a cara conmigo, su mano se colocó en mi mejilla, la acaricio por unos segundos, para después hablar.
_ Teresa me llamó muy temprano, me suplicó que le diga en dónde estabas, sin embargo, no soy quién para meterme en tus asuntos...
Miré con atención el rostro de mi madre, cada vez que habla de Teresa, su rostro se pone serio, su hermosa sonrisa que ilumina cualquier oscuridad se borra de sus labios.
Es algo que me hace molestar demasiado, ya qué lo que más detesto es qué, la sonrisa de mi madre se borre de sus labios. Es evidente, que mi madre no soporta a Teresa, y eso me hace enojar demasiado, ya que no puedo cambiar esta situación.
_ Más tarde la llamaré y le ordenaré que no vuelva a llamar... _ Contesté acariciando el cabello canoso de mi viejita.
_ Eso espero, Lawrence... No quiero volver a escuchar su voz nunca más, es una tortura para mis oídos, escuchar la voz chillona de esa niña. ¡Es como si trajera una papa atorada en la garganta!...
_ ¿Tan mal te caí, Teresa?... _ Le pregunté a mi madre con seriedad.
Mi madre se quedó callada, pero, por la forma en la que me estaba mirando, puedo darme cuenta de que Teresa le caí muy mal...
_ Es una mujer muy hermosa, es hija de uno de los hombres más importantes del mundo empresarial. Fue educada en una de las mejores escuelas para señoritas, del mundo... _ Intenté explicarle un poco más, sobre Teresa.
Pero, antes de que terminará de hablar, mi madre me interrumpió con seriedad y molestia.
_ Qué me importa, quién sean sus padres, puedes ser los hombres más ricos y poderosos del mundo. O, si estudio en una de las escuelas más importantes, para señoritas, lo golfa no se lo quitó nunca. ¡Tú eres mi hijo, y esa mujer no es para ti!... _ Levantó la voz con furia...
Di un profundo suspiro, siempre que habló con mi padre de Teresa, terminamos en una discusión.
Ella no está de acuerdo, con la relación de Teresa y mía. Mi madre no baja a Teresa de ser una golfa, una niña, caprichosa, que solo quiere tener lo que ella desea.
Mientras que, Teresa intenta ganarse a mi madre con regalos caros, que en lugar de ayudarla, únicamente la alejan más.
Mi madre no es una mujer ambiciosa, es todo lo contrario a ese tipo de mujeres, es dulce, amorosa y para ella, el regalo más válido, es el amor...
_ Por qué no buscas una chica diferente a Teresa. Una chica linda, que pueda aportarte no únicamente problemas a tu vida. _ Volvió a decirme.
_ ¿Por qué?. No te caí bien, Teresa...
Mi madre dejó de acariciar mi mejilla, de inmediato, se alejó de mí, haciendo un gesto de desacuerdo.
_ Sabes que no estoy nada de acuerdo con la relación que mantienes con esa mujer... No es la mujer que va a hacerte feliz. Teresa es demasiada soberbia, la manera en que viste, es la de una mujer sin ninguna vergüenza, es todo lo contrario a la mujer que he esperado para ti... _ Contestó con indiferencia.
Me quedé callado al terminar de escuchar a mi madre, para mí, su opinión y sus consejos son muy importante, es la persona por la que puedo matar, una y otra vez. Y por la que me comería el muerto, si es necesario.
Sin embargo, esta vez, no voy a cumplir su deseo. Debo casarme con Teresa, si quiero convertirme en el hombre más poderoso, que pueda existir.
Necesito tener el máximo poder, para poder vengarme de Lorett, y de su maldito padre. Aunque, por ahora, tengo a Marcelo en mi poder, no pudo confiarme.
Necesito usarlo, para manipular la Lorett y hacerla sufrir. Hasta que la vea arrodillado a mis pies, suplicando un poco de misericordia.
_ Te suplicó que conozcas, un poco más, a Teresa. Tal vez, conociéndola un poco más, te agradé para ser tu nuera.
_ ¿Me crees una mujer tonta?...
_ Soy una mujer, que he vivido demasiado, y puedo darme cuenta del tipo de personas que me rodean solo con verlas por encima...
_ Los ojos de las personas no mienten, y la tuya mucho menos... No creas que soy una idiota, que no me doy cuenta de la verdad...
Al terminar de decir eso, mi madre salió de mi habitación, empujando la puerta con fuerza. El fuerte sonido de la puerta me aturdió por unos segundos.