Las Gemelas Buenaventura-Blossom crecieron pero erróneamente creyeron que el amor de su vida sería fácil de encontrar.
Ellas creen que para la edad que su madre se casó con su padre ellas estarán felizmente casadas pero las cosas no serán tan fáciles. El amor puede estar a la vuelta de la esquina pero aveces miramos en el lugar incorrecto y no somos capaces de reconocerlo.
Ellas redactarán un contrato imposible de anular, ¿Que harán cuando puedan perderlo todo? ¿Serán capaces de encontrar el amor?
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Capítulo 23 DESEOS DE PAPÁ
...NARRADORA...
Germán ya estaba planeando junto a Lía la boda de su hija. Ella tenía sus dudas con respecto a quien sería el futuro esposo de Alma y no era para menos mientras que él podría apostar todo lo que tenía por qué ese matrimonio iba a funcionar.
Alma se mantenía tranquila aunque aveces la consumía la ansiedad pero intentaba mantener su mente ocupada con respecto a su hogar. Ya la obra estaba a días de acabar y aún estaba mirando todo con la diseñadora. Debía seleccionar los muebles, cortinas y hasta elegir el color de cada ambiente.
Ella tendría más de un cuarto de invitados y dos para los hijos que pudiera tener en caso de tener gemelos. No estaba en sus planes llenarse de niños pero si le gustaría al menos tener un par.
(......)
Danna seguía con Ismael haciendo su relación "más formal" pero sin permitirle llegar a mayores, aún no era momento y sin boda no se entregaría a él aunque sus besos comenzaran a despertar sus deseos.
Germán le había prohibido que Ismael hiciera su casa y no solo porque quería que Dante se ocupara sino porque su novio no tenía experiencia suficiente en la creación de grandes construcciones. Había escuchado sobre alguien que no quedó satisfecho con una obra y luego fue Dante quien debió arreglar el desastre.
-Tienes que ir a la empresa de Dante- Germán le dijo con su voz firme, aquella que usaba para que no pudiera negarse
-¿Para qué?- preguntó rendida sabiendo que no podía negarse
-Iras y verás los planos que él hizo para ti y cuidado en como te comportas- advirtió como si fuera una niña chiquita
-Papá no confío en el para que haga mí casa
-Yo si y quiero que evalúes esos planos. Si no te agradan podremos considerar otro arquitecto pero primero debes verlo
-Será como tú digas, ¿Cuando debo de ir?- preguntó más que desganada
-Tienes cita con el a las once- dijo y se fue
-Me quedaré sin almuerzo, pero debo cumplir los deseos de papá y todo porque le agrada ese tipo- murmuró en voz alta para si misma
Ella se fue a trabajar, ya presentía que sería un día terrible y más porque sabía que Dante algo le haría.
10:30 horas se desocupó y emprendió el camino a la empresa que creyó que no tendría que volver a visitar. Se anunció faltando cinco minutos para su cita y la secretaria le pidió que aguardara unos minutos.
Ella se sentó y esperó cinco, quince y después veinte minutos.
-¿Está en una cita el arquitecto?- preguntó cansada de esperar
-No señorita- se enfureció al instante con la respuesta de la apenada secretaria
Ella fue a la oficina y entró encontrando una escena que no esperaba ver jamás en una persona como él.
El traje formal que siempre llevaba estaba desprolijo y además estaba despeinado. Había arrojado su saco que parecía sucio, la camisa que tenía estaba arremangada hasta los codos y la corbata tampoco la tenía. En su escritorio tenía los papeles desordenados y en el sofá tenía un niño rubio acostado a mitad de un cambio de pañal que le estaba costando demasiado.
-¿Ya era la cita con Buenaventura?- preguntó creyendo que era su secretaria quien había entrado
-De hecho la cita era hace varios minutos- ella le contestó
-Se me fue la hora con éste pequeño, ya termino con él, pídele a Marianela, mí secretaria si quieres algo de comer o beber y el yogurt para él
-¿Algo más?- preguntó comprendiendo que el estaba agotado con su hijo
-No, nada más- ya estaba vistiendo al niño cuando ella salió
La secretaria entró después con una bandeja con dos tazas de café, unos aperitivos, el yogurt de vainilla para el niño y una toallita.
-Sientate, puedes mirar los planos mientras le doy de comer- pidió sin mirarla atendiendo al niño
-Ok- dijo ella sin saber que agregar, por primera vez no estaba con ánimos de hacerle la cita difícil y eso era bueno, todo por el niño
Después de apenas unas pocas cucharadas el bebé empezó a llorar desesperado y él no podía calmarlo, lo cargaba y mecía caminando de un lado a otro.
El niño estiraba sus brazos para ser cargado por ella.
-¿Quiere venir conmigo?- preguntó, entendía poco y nada de niños
-Asi parece- el estaba dudando y ella se acercó con duda a los dos haciendo que el niño no llore más y le estire sus pequeños bracitos
Ella lo sostuvo y se calmó. El pequeño comenzó a jalar su cabello y se quedó dormido aún con el cabello enredado en su mano.
Él corrió la silla para que ella pudiera sentarse y así estar cómoda con el niño quien al pasar minutos no la soltaba.
-Al parecer le caes mal a los adultos pero bien a los niños- comentó haciendo que ella lo maldijera mentalmente
-No se para que vine- dijo ofendida
-Solo era una broma, olvidaba que no tienes sentido del humor. ¿Revisaste los planos?
-Este no está mal pero hay algunas cosas que deberías modificar- señaló los puntos y el tomó anotaciones
-Corregire lo que quieres y llamaré a tu padre
-Perfecto, ¿Donde lo acuesto?- pregunto mirando al niño y él le ayudó a dejarlo sobre el sofá con almohadones a los lados para evitar que se cayera
-Llamare a Germán en unos pocos días. Gracias por ayudarme con él
-De nada. Adiós- ella se fue de nuevo a su oficina, la visita no había salido tan mal después de todo