Mila es secuestrada, tiene solo 18 años y su hermana hará hasta lo imposible por salvarla
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Mi nombre es Alondra Pérez, tengo 27 años de edad.
Desde hace unos meses busco incansablemente a mi pequeña hermana Mila.
Para mí todos estos meses han sido un verdadero infierno. Hay noches en que no puedo dormir. Las pesadillas atormentan mi mente.
Me imaginó tantas cosas horribles, las cuales podría estar pasando mi pequeña hermana. No saber nada de la persona que amas, es ir muriendo lentamente en vida.
El infierno comenzó desde hace unos meses. Mi pequeña hermana salió de fiesta con unas amigas.
Iban a festejar su cumpleaños numero 18 y qué se iría a estudiar al extranjero. Desde esa maldita noche, algo murió dentro de mí.
Nuestros padres murieron cuando éramos pequeñas. Nos creíamos con la abuela materna. Ella nos dio mucho amor, pero, murió cuando Mila tenía solo 12 años.
Sin tener más opción, nos mudamos a la ciudad. Busque un trabajo como mesera en un restaurante de comida Francesa.
El sueldo era bueno, me ayudaba a cubrir los gastos de la casa y ayudar a mi hermana a estudiar.
Gracias a sus buenas calificaciones. Mila se ganó una beca en la escuela donde estudiaba. Dinero que nos ayudó a sobrevivir por varios años.
Los años pasaron y mi hermana continuaba siendo buena en los estudios. Sacando excelentes calificaciones.
Hasta unos meses antes de su desaparición.
A causa del tiempo en mi trabajo, comencé a descuidar a mi hermana.
No me di cuenta de que comenzaba a juntarse con chicas que no eran buenas para ella.
Bajó las calificaciones, salía mucho con personas a las que no conocía. Llegaba a casa cansada de un día lleno de trabajo.
Solo la iba a ver a su cuarto y ella ya estaba dormida. Nunca sospeche que andaba en malos pasos.
Me veía la cara de tonta. Al ver que me iba a mi recámara, se escapaba por la ventana con sus supuestas amigas.
Una semana antes de desaparecer, Mila y yo discutimos. Todavía recuerdo cada una de sus palabras. Son como navajas cortando mi corazón.
_______ ¡Estoy cansada de dar todo por ti y ver que a ti no te importa! _____ Dije ciega de ira.
______ ¡Alondra que te quede claro algo! ¡Tú no eres mi mamá y no tengo por qué obedecerte!
_____ Estoy cansada de tus malditas reglas. Me quieres tener encerrada en esta mugrosa casa. No ves que yo necesito salir. Tengo amigos. ¡Quiero vivir!
______ No convertirme en una mujer amargada como tú.
Mila era otra, no la conocía. No era mi pequeña hermana, esa niña unida a mí. ¿En qué momento se alejó tanto de mí?
______ En una semana seré mayor de edad. Ya no voy a necesitar más de ti.
______ Me iré a estudiar al extranjero, gane una beca en una escuela de alto prestigio.
______ ¿Por qué no me lo habías contado? ___ Pregunté sorprendida.
______ Alondra, ya no soy una niña. Soy capaz de tomar mis propias decisiones.
________ Ya no te necesito más. Te has vuelto un estorbo en mi vida.
Mis lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Con cada palabra dicha por mi hermana.
Nunca imaginé que un día me fuera a pagar así. Di mi vida entera por cuidarla. Rechace a muchos pretendientes, solo por cuidar de ella.
______ No llores, Alondra. ¿Qué esperaba? Que siempre estuviera junto a ti.
______ ¡No eres uno de mis padres! Solo mi hermana mayor.
______ Una mujer frustrada y amargada. No sabes lo que es para mí irme de tu lado.
Levanté mi mano y le di una bofetada. Mila se cubrí la mitad de su rostro, dejando caer sus lágrimas.
Era la primera vez en mi vida que le ponía una mano encima. Siempre fue mi hermanita pequeña, la luz de mis ojos.
______ Perdón...
Antes de que pudiera decir algo más, Mila me empujó y sale corriendo de ahí.
Después de esa discusión, mi hermana Mila no volvió a dirigirme la palabra. Pensé que con los días, ella volvería hacer la misma de antes.
Que todo lo que me dijo solo fue por el impulso y no fue verdad.
Pasaron los días, le preparé una fiesta sorpresa para celebrar su cumpleaños. Prepare tarda de fresa y una comida para nosotras dos.
Al no ser tan amistosa con las personas. Casi no teníamos amigos. Bueno, yo no tenia amigos. Tampoco dinero, para hacer una gran comida para todos.
El día avanzó, pedí el día libre, sin saber que después de ese día nunca más iba a volver a trabajar.
Preparé la mesa y puse velas en el pastel de fresa. Coloque dos platos y dos vasos, sobre la mesa.
Esperé a que mi hermana llegara. Las horas pasaron y ella no aparecía. Eran 10, las 11, 12 de la noche y mi hermana no llegó al departamento.
Las velas del pastel se terminaron, la comida se enfrió y mi preocupación creció. Antes de que amanecerá, tomó un abrigo y salí a buscarla.
Pregunte a los vecinos, a las personas cercanas de donde vivíamos. Y nadie sabía nada.
Mi corazón latía violentamente dentro de mi pecho. Era una maldita tortura no saber nada de ella.
Volví al departamento más de una ocasión, con la esperanza de que ella ya hubiera llegado.
Las horas continuaron pasando. Nadir sabía nada de Mila, hable con sus compañeras de escuela, les rogué por cualquier información que me llevara a ella.
No hubo nadie que me ayudará a encontrarla. Todos eran mudos, ciegos y sordos. Fue a la policía a poner mi denuncia, pero, solo me dijeron que tenía que esperar.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana y mes. Han sido una muerte lenta.
No saber si está con vida, si está muerta. Si está con alguien, si la tienen encerrada. ¿Qué han hecho con ella?
Dos días después de su desaparición, perdí todo, hasta las ganas de vivir. Busque en las calles, en los antros, en cualquier sitio donde pudiera estar mi hermana.
Fueron días, noches sin dormir y sin comer. Solo buscando una pequeña pista de donde pudiera estar.