James Jones, J.J es un hombre guapo, orgulloso y sexy, hijo único de la famila más rica y poderosa de la ciudad. Acostumbrado a tenerlo todo al precio que sea.
Casandra Howell una joven sencilla, tímida, y solitaria, enamorada desde niña en secreto del joven Jones quien era diez años mayor que ella. Pero Casandra creció con problemas de autoestima debido a que de niña fue obesa, y su hermana mayor Monique en cambio si era una auténtica belleza.
El destino de Casandra pondrá su voluntad a prueba cuando, un día se despierta en la habitación de un hospital y le informan que fue drogada y abusada sexualmente.
Alguien le había robado su virginidad y su inocencia. Y ella no recordaba nada.
Cómo pudo ese encuentro de una noche cambiarlo todo?.
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Capitulo XXIII.
_ Es una broma verdad? _ James parecía haberse quedado petrificado. Casandra negó con la cabeza, incapaz de articular otra palabra_ Te das cuenta de que si; eso que dices es cierto. Pienso matarte con mis propias manos?
_ No entiendo que te sorprende tanto, es lo que siempre has creído de mi, desde un principio me has puesto como la villana, ante todos yo soy la zorra calculadora, y tú en cambio eres el héroe de la historia. Ahora que finalmente te digo lo has querido oír a la cara desde un principio actúas así, pensé que estarías feliz_ replicó Casandra con fingida calma_ Este matrimonio es tan falso para ti como para mí. Me lo propusiste por qué te sentías presionado, obligado, solo para cubrir las apariencias, dijiste que lo ibas a mantener hasta que te aburrieras de mí; por eso me pareció ser igual de franca tú. No espero conseguir tu dinero, pero al menos espero tener mi libertad, no quiero estar ni un minuto más casada contigo James.
Incapaz de seguir hablando Casandra se dio la vuelta para recoger sus cosas y se encaminó hacia la casa. Ahí terminaba aquella farsa, pensaba, James seguramente ya la echaría de su lado y ella terminaría sufriendo en silencio, odiando y amando a aquel hombre.
_ Casandra_ le gritó James.
Pero ella no se detuvo y siguió caminado, necesitaba llegar a la seguridad que ahora representaba su habitación.
La joven acababa de salir de su larga ducha, cuando encontró a James sentado en su cama y al verla se puso de pie llenando todo el espacio con su poderosa presencia.
_ Al parecer no respetas la puertas cerradas_ dijo ella furiosa.
_ No estaba cerrada_ se burló él.
_ Lárgate James... _ dijo ella dándole la espalda.
_ No se te ha ocurrido que es posible que no me aburra de ti nunca?_ preguntó abrazándola por detrás.
_ Pero..._ dijo ella confundida.
James la hizo callar con un apasionado beso, que duró hasta que llegaron a la cama, una especie de corriente eléctrica le recorrió de pies a cabeza hasta que el por fin se separó de ella, dejándola encima de la cama y comenzó a quitarse la ropa.
_ Qué vas a hacer?_ preguntó sofocada.
_ Lo que debería haber hecho la noche de la tormenta, y pensar que no quería que te arrepintieras de estar conmigo_ exclamó_ Como si tú conocieras esa palabra. A pesar de tu cara de ángel, y tu fachada de niña buena eres más dura que el acero.
Casandra se quedó atónita, conocía a James lo suficiente como para entender que le gustaban los desafíos y no iba a permitir sentirse utilizado, al parecer por fin la veía como una mujer con ingenio.
_ Por qué estás tan tranquila?_ preguntó James suspicaz_ No me fío de ti cuando estás tan calmada.
Casandra le sonrió.
_ Espero está vez no te olvides de nada_ susurró James roncamente mientras le quitaba la toalla y dejó que se deslizara por su cuerpo hasta caer en el piso_ Eres hermosa Casandra. Ser el primero ha sido un regalo inesperado. Casi y me creo tus ridículas palabras. Acaso crees que no sé que tú también me deseas? Puedo verlo en tus ojos, sentirlo en tu cuerpo que tiembla cuando estoy cerca...
No había creído nada de lo que le había dicho. Casandra abrió la boca para decirle que todo era cierto, necesitaba su odio, con él podía luchar pero cuando James era delicado ella bajaba la guardia y comenzaban sus cavilaciones nuevamente. Pero él la acalló con un beso, y ella lo estrechó entre sus brazos, rendida a una pasión que ya no podía disimular más.
James comenzó a acariciarle lo pechos de tal forma que vibraron todas las fibras de su cuerpo. Ella sabia que debía detenerlo, pero mientras aquellos increíbles ojos brillantes esmeralda estuvieran puestos sobre ella, era incapaz de apartarlo. Cuando él le sonrió, fue como si hubiera estado esperando aquel gesto para adelantarse a besarlo; nunca había deseado hacer algo con semejante intensidad.
Medio tumbado sobre ella y sin dejar de besarla James comenzó a acariciarle dulce, sabiamente.
A Casandra le pareció que una corriente de lava ardiente empezaba a derramarse de su interior.
James continuó hasta que se dio cuenta de que ella no podría aguantarlo mucho más, y solo entonces la poseyó. Y mientras él la miraba, conteniendo a duras penas su propio deseo, se desataron en su cuerpo oleadas sucesivas del más intenso placer.
_ James!_ gritó ella sin poderse controlar, clavando sus uñas en la espalda de James.
Él se detuvo entonces y le miró a los ojos con evidente deseo, hasta que Casandra le urgió para que continuará, no quería que se detuviera, no mientras no alcanzara la cima del éxtasis. Finalmente él la condujo hasta allí, haciéndola sentir una plenitud tan gloriosa como nunca hubiera imaginado.
_ Estás preciosa_ le dijo James con voz ronca.
Casandra apenas podía creer lo que acababa de suceder, se aferraba a su cuerpo, incapaz de separarse, al tiempo que luchaba por contener el deseo que sentía de decirle lo mucho que lo amaba, que ya nada importaba después se aquello, pero era demasiado cobarde para admitirlo en voz alta.
_ Me parece que ya es hora de anunciar nuestro matrimonio_ dijo James perezosamente. Casandra se quedó sorprendida_ Que te parece?_ se levantó de la cama_ Tenemos que volver a Snowfiel para la cena de navidad en la mansión Jones Casandra.
_ James..._ él se volvió a mirarla sonriendo_ lo que he dicho antes... es verdad... y esto no cambia nada entre nosotros_ dijo ella tratando de conservar la calma y cubriéndose con las mantas de la cama_ Seré tu esposa hasta que decidas separarte de mí, pero en cuanto eso suceda me iré para siempre de Snowfiel y no volverás a verme. Seguiré con mis planes de ir a la universidad, de tener una vida propia en la cual yo pueda elegir lo que quiero. Tú puedes hacer lo que gustes.
James se le quedó mirando sin comprender con una expresión indescifrable en el rostro, parado en el medio de la habitación desnudo como una estatua de un Dios griego. Se hizo entre ellos un silencio tan denso que podía cortarse con un cuchillo.