En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo VIII Deseó
No podía dejar de ver a la hermosa mujer frente a mí, estaba solo en ropa interior, y su mirada estaba puesta en un lugar fijo detrás de mí.
“Solo le pido que sea amable”. Fueron sus palabras llenas de una gran pena.
“Te voy a hacer mía cuando yo quiera, no cuando tú me lo digas”. Tras decir esas palabras me fui a la cama y la ignoré, sabía que ella no quería eso. Solo lo estaba haciendo para salir del mal momento rápidamente. Cómo dije antes: no soy un vxxxxxxx, y cuando vea en sus ojos las mismas ganas que yo tengo de que eso pase entonces es cuando la haré mía.
"Desperté al día siguiente y vi a Valeria dormida en el sillón, parecía un ángel. Me levanté y fui al baño. Estuve por una hora ahí, recordar que anoche Valeria se me puso en bandeja de plata y yo la desprecie me hizo sentir un idiota, otro en mi situación ya la hubiera hecho suya y más sabiendo que ella era la zxxxx del pueblo.
Al salir del baño, la vi arreglando mi cama, ya había arreglado el sillón donde durmió, y había recogido la ropa que deje en el suelo.
“No tienes que hacer eso, por si no lo sabías tengo empleados que lo hacen”. Dije en un tono frío.
“No me gusta el desorden y si vamos a compartir esta habitación, entonces trataré de mantenerla limpia”. Respondió ella con naturalidad.
“Has lo que se te la gana”. Dije mientras iba a cambiarme.
"Quería agradecerle”. Dijo ella en una voz apenas audible.
“¿Qué cosa quieres agradecer?”. Pregunte alzando una ceja.
“Que no me haya obligado a nada, sé que usted pagó por mí y aunque no soy un objeto seguramente piensa que soy de su propiedad, pero a pesar de eso no ha abusado de mí y aunque lo he provocado usted ha mantenido su distancia”. Dijo ella mirándome con agradecimiento.
Por mi parte hice una mueca de disgusto, quien se cree ella para decir esas cosas, no me la he cxxxxx, simplemente porque no me ha dado la gana y eso era algo que debía dejar en claro. Así que me acerque a ella y la agarre con fuerza por la barbilla obligándola a mirarme.
“Eres de mi propiedad y te estoy guardando para cuando a mí se me plazca, por ahora no me has inspirado nada más que asco. Mírate eres una pueblerina que quien sabe con cuántos te habrás acostado, así que ve a bañarte y quítate las huellas de las sucias manos de esos sujetos que te tocaron”.
Le hable con rudeza para después lanzarla al piso con desagrado, limpie la mano que había utilizado para tocarla y posteriormente entre al armario, ella tenía los ojos cristalizados, pero no brotó ni una lágrima sé ellos.
Punto de vista de Valeria
Fui una idiota al querer ser amable con ese demonio sin corazón, intenté llevarme bien con él, ya que no sabía cuánto tiempo estaría en esa casa, pero él solo me trató como si fuera basura, me humilló diciendo que yo me había acostado con todo el pueblo. Después de que entró al clóset me puse de pie y me fui a bañar, no porque él me lo pidiera, sino porque no quería borrar las huellas de las veces que me ha pasado las manos por encima de mi cuerpo. Frote con fuerza llena de rabia y de tristeza, yo únicamente quería estar tranquila, nunca pedí que me vendieran como si fuera una cosa.
Cuando salí del baño, ese hombre aún estaba en la habitación. Yo iba envuelta en una bata de baño y vi como sus ojos se oscurecieron, el terror se apoderó de mí cuando sentí que él me abrazaba por la espalda y empezó a besar mi cuello. Sus manos se paseaban por todo mi cuerpo el cual tocaba por encima de la bata. Luego me quito lo único que me cubría y continuo su juego. Algo dentro de mí se encendió al sentir sus manos sobre mi piel, realmente era una cualquiera, pero no quería que se detuviera, mi cuerpo pedía más de esto. Me puso frente a él y pude ver el deseo en sus ojos. Luego empezó a recorrer mi cuerpo con sus labios haciendo que de mí salieran gemidos se placer. Nunca antes había experimentado algo así. Nunca antes había querido que alguien me tocará de esa manera.
Me alzó en sus brazos y con mis piernas alrededor de su cintura y me llevo a la cama, de repente reaccioné y pensé que esto era una locura, así que con él poco de cordura que me quedaba le pedí que se detuviera.
“Por favor señor no me haga esto”. Dije entre lágrimas.
Él se detuvo al escuchar que lloraba, me miró con rabia y se levantó. Entro al baño y después de un rato salió sin voltear a verme, yo me sentía humillada, sentía que no valía nada y que hasta ahora había corrido con suerte, imagino que era porque estaba su mamá en casa y no quería un espectáculo, pero esa señora no estaría siempre ahí.
Me puse de pie y fue a asearme un poco, luego escogí un atuendo sencillo y me quedé en aquella enorme habitación viendo al jardín, era enorme y tenía hermosas flores. Ya era más de media mañana y yo solo estaba acurrucada en el sillón pensando, en que llevaba a un padre a vender a su hija, para pagar sus deudas de nuevo.
Pase el día entero entre esas cuatro paredes, nadie fue a ver si me había pasado algo, nadie fue a llevar algo de comida, a nadie le importaba si vivía o moría. Tampoco me atrevía a salir de la habitación, ya que no quería que el demonio se molestara conmigo.
Llegada la noche escuché la puerta de la habitación abrirse, me hice la dormida y así seguramente ese hombre no me molestaría.
Escuche que entraba al baño y salió tiempo después, sentí cuando se acostó a dormir y al fin pude relajarme, aunque tenía mucha hambre me quedé dormida, para olvidar que no había ingerido nada de alimentos desde el día anterior.
Perdón es mi punto de vista.