Sinopsis Propuesta
En un mundo donde la fama y el poder pueden hacer que los secretos más oscuros salgan a la luz, una joven se encuentra atrapada entre el deseo y la traición. Tras un encuentro casual con un miembro de EXO, su vida da un giro inesperado: queda embarazada y se ve envuelta en una red de engaños y maltrato.
Mientras intenta proteger su secreto, es secuestrada por un grupo que quiere usar su conexión con la celebridad para sus propios fines. A medida que la trama avanza, se revela que cada personaje tiene sus propios secretos, y el amor puede ser tanto una salvación como una condena.
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Capítulo 4: Entre la Oscuridad y el Refugio
Valeria pasó la noche en vela, sentada junto a la ventana del pequeño refugio que Jihoon le había ofrecido. Era un apartamento discreto, apartado del bullicio de la ciudad, donde el silencio reinaba y cada rincón parecía darle un respiro de paz. Sin embargo, el eco de las amenazas de Marco continuaba resonando en su mente.
Jihoon entró a la sala en silencio, con una taza de té en la mano. Parecía cansado, pero su mirada transmitía una determinación inquebrantable. —No has dormido nada, ¿verdad?
Valeria forzó una sonrisa y aceptó la taza de té que le ofrecía. —Lo intenté. Pero… es difícil cuando sabes que alguien podría aparecer en cualquier momento.
Jihoon asintió, comprendiendo sin necesidad de palabras. —No tienes que preocuparte. Mientras estés aquí, no dejaré que nadie se acerque a ti.
El corazón de Valeria latió con fuerza. No estaba acostumbrada a ese tipo de promesas; para ella, la protección siempre había sido una ilusión, algo efímero. Pero la presencia de Jihoon, su firmeza y su voluntad de estar a su lado, la hacían sentir que, tal vez, esta vez podía confiar.
—Gracias, Jihoon. No sé cómo agradecerte todo esto. —Su voz temblaba, pero había gratitud genuina en sus palabras.
—No tienes que agradecerme. Todos merecemos una oportunidad de ser felices y de sentirnos seguros. Y tú… mereces encontrar la paz que tanto te han robado.
Las palabras de Jihoon fueron como un bálsamo para su alma herida. Era como si él viera más allá de su pasado, más allá de sus errores y sus miedos. La forma en que él la miraba, con comprensión y sin juicio, le daba el coraje que necesitaba para seguir adelante.
Pero en medio de ese momento, el celular de Valeria vibró en su bolsillo. Al sacarlo, sintió que el pánico volvía a apoderarse de ella. Era un mensaje de un número desconocido, pero el contenido era inconfundible: una foto suya de esa misma noche, en el refugio, con Jihoon a su lado. La imagen venía acompañada de un mensaje escalofriante: "No importa a dónde vayas, siempre te encontraré."
El color abandonó el rostro de Valeria, y sus manos temblaron al sostener el celular. Jihoon notó su reacción y se inclinó hacia ella. —¿Qué sucede?
Ella le mostró el mensaje sin decir una palabra, sintiendo que el miedo la ahogaba. La expresión de Jihoon cambió; su rostro se endureció, y una sombra de ira cruzó sus ojos.
—Es Marco —susurró ella, sintiendo cómo su voz se rompía—. No importa dónde esté, siempre parece saber dónde estoy. Es como si nunca pudiera escapar de él.
Jihoon respiró hondo, claramente furioso. —Este tipo… no puede seguir haciendo esto. No voy a permitir que te siga intimidando así. Necesitamos encontrar una solución permanente.
—¿Pero cómo? Él tiene contactos, recursos, y siempre parece un paso por delante. —Valeria se cubrió el rostro con las manos, desesperada.
—No subestimes lo que podemos hacer juntos, Valeria. Marco puede ser poderoso, pero nadie es invencible. Conozco personas que pueden ayudarnos, gente que sabe cómo manejar situaciones complicadas sin dejar rastros.
La idea de que alguien pudiera enfrentar a Marco la llenaba de una esperanza temerosa. Jihoon estaba dispuesto a todo por ella, incluso a poner su propia seguridad en riesgo. Valeria sabía que Marco no se detendría fácilmente, pero la idea de que no estuviera sola en esa lucha le daba una fuerza renovada.
—Si hacemos esto, no quiero que te arriesgues demasiado. No quiero que él te haga daño —dijo Valeria, su voz apenas un susurro.
Jihoon sonrió suavemente y le tomó la mano, acariciándola con suavidad. —No te preocupes por mí. Si me quedo de brazos cruzados mientras él te persigue, entonces no estaría cumpliendo mi promesa de protegerte. Juntos, Valeria, enfrentaremos lo que venga.
La mirada de Jihoon la sostuvo como un ancla en medio de una tormenta. Valeria asintió, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que tenía una pequeña posibilidad de luchar.
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Días después, Jihoon había contactado a un amigo de confianza, Seojin, un experto en ciberseguridad y redes privadas. Él sabía cómo rastrear, esconder y manipular información sin dejar rastros. En una cafetería discreta, los tres se reunieron para discutir el plan.
—Marco usa una red extensa de contactos y sistemas para rastrear a Valeria —explicó Jihoon a Seojin—. Necesitamos saber cómo lo hace y, si es posible, frenarlo.
Seojin asintió, su expresión concentrada. —Entiendo. Primero, debemos descubrir su red y, si es posible, crear una pantalla para que él piense que ella está en otro lugar. Es una estrategia arriesgada, pero puede funcionar.
Valeria se mantuvo en silencio, asimilando cada palabra. Era una locura pensar que su vida dependía de esconderse en el mundo digital, como un fantasma. Pero la seguridad que mostraban Jihoon y Seojin la llenaba de determinación.
Después de horas de discusiones, finalmente decidieron su estrategia: utilizarían información falsa en las redes sociales y en los dispositivos para crear un rastro que llevara a Marco en la dirección equivocada. Jihoon y Seojin también instalarían un sistema de protección en el celular de Valeria, que bloquearía cualquier intento de rastreo.
Al terminar, Seojin le dedicó una sonrisa tranquilizadora. —No te preocupes, Valeria. Sé que puede sonar abrumador, pero esto debería darte algo de tiempo para respirar.
Valeria le devolvió la sonrisa, agradecida. Aunque todavía sentía el miedo palpitante en su pecho, sabía que no estaba sola. Jihoon y Seojin estaban a su lado, luchando junto a ella.
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Las semanas siguientes fueron tensas, pero poco a poco, Valeria comenzó a sentir una libertad que hacía mucho tiempo no experimentaba. Los mensajes de Marco cesaron, y el silencio que dejó su ausencia se convirtió en una especie de paz.
Una noche, mientras caminaba junto a Jihoon por un parque tranquilo, Valeria sintió que algo en su interior comenzaba a sanar. Las luces de la ciudad se reflejaban en sus ojos, y por primera vez, sintió que podía soñar con un futuro sin miedo.
—Parece que estamos ganando —dijo ella, sonriendo con una mezcla de alivio y esperanza.
Jihoon la miró y asintió. —Así es. Y no importa lo que venga, siempre estaremos juntos.
Valeria tomó su mano, y en ese instante, comprendió que el amor y el apoyo podían ser las armas más poderosas contra cualquier oscuridad. Aunque el camino no sería fácil, estaba dispuesta a recorrerlo.
Mientras el viento nocturno acariciaba su rostro, Valeria miró hacia el horizonte y, por primera vez, sintió que el pasado comenzaba a desvanecerse. Había encontrado un refugio en Jihoon y, junto a él, un nuevo comienzo.
Lo bueno novela corta pero con toda el alma
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