Arianna Sterling es una joven con una apariencia destacada y un gran secreto: es la presidenta y heredera de un poderoso conglomerado familiar con lazos a la realeza. Según una tradición familiar, debe pasar varios años alejada de su familia y riquezas, viviendo como una persona común para demostrar su fortaleza. Durante este tiempo de anonimato, enfrenta enemigos ocultos que amenazan con destruir todo lo que le pertenece. A medida que se adapta a esta nueva vida, Arianna descubre que alejarse de la opulencia y el poder conlleva desafíos que pondrán a prueba su inteligencia y su corazón.
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LA TRAMPA
Rebeca parecía más decidida a hacerme la vida imposible. Sus comentarios sarcásticos y exigencias injustas no cesaban, y Evelyn, sin sorpresa, estaba de su lado.
Mientras revisaba la lista de tareas para el aniversario, entró Evelyn, con una sonrisa que no presagiaba nada bueno.
—Arianna, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó, acercándose con esa confianza que le daba su relación con el señor Mondragón.
—Claro, Sra. Flores. ¿Qué necesita? —respondí, aunque en el fondo sabía que lo que vendría no sería agradable.
—He estado pensando que sería una gran idea si pudiéramos tener una sección especial en la pasarela del aniversario dedicada a las últimas tendencias, pero solo si tú la organizas. Creo que sería perfecto para mostrar tus habilidades... o tu falta de ellas —dijo, dejando caer la última parte como una bomba.
Mi corazón se aceleró. Sabía que esta era una trampa. Si aceptaba, corría el riesgo de ser desbordada por las exigencias de un evento de esta magnitud, y si fracasaba, la culpa recaería sobre mí.
—Sra. Flores, es un evento muy importante y tengo muchas responsabilidades. No creo que sea buena idea —intenté argumentar.
—¿Te estás negando a hacer lo que es mejor para la tienda y el aniversario? —intervino Rebeca, quien había estado escuchando desde la distancia. Su mirada era una mezcla de desafío y expectativa.
Me quedé en silencio. Sabía que, si rechazaba la idea, se volverían contra mí, pero si aceptaba, corría el riesgo de quedar expuesta, no por mi falta de talento o habilidades, sino porque alguien en medio de la multitud podría reconocerme y eso complicaría mi situación….
—Está bien, lo haré —dije al final, tratando de no mostrar mi incertidumbre.
Evelyn sonrió triunfante. —¡Excelente! Estoy segura de que lo harás muy bien, al menos intentarlo —dijo, mientras se alejaba, dejando tras de sí una sensación de triunfo.
Esa noche, mientras revisaba las ideas para la pasarela, la presión se convirtió en una tormenta en mi mente. ¿Cómo iba a asegurarme de que esto saliera bien?, no era como si nunca hubiese hecho esto antes, la diferencia era que siempre había supervisado las ideas que traían mis empleados, ya había pasado bastante tiempo que no lo hacía desde cero. ¿Y si todo se derrumbaba?, La imagen de mi madre, con su sonrisa y su confianza en mí, me persiguió.
Mientras tanto, la voz de Rebeca resonaba en mi mente, amenazante y autoritaria. Pero me negué a dejar que me vencieran. Decidí que este sería mi momento de demostrar mi valía, no solo ante ellos, sino también ante mí misma y quizás tal vez mi situación pueda mejorar un poco...
—No dejaré que me detengan —murmuré para mí, mientras comenzaba a esbozar un plan. Esta vez, sería diferente. No me rendiría tan fácilmente.
Pero primero baje hasta un supermercado que quedaba cerca y compre muchas baterías para mantenerme con energía. No lo niego me encantan los empaquetados y sobre todo si es para una jornada larga de trabajo, aunque es una mala costumbre y constantemente mi medico me ha regañado por eso; debo decir que es complicado deshacerse de esa costumbre jajajaja.