Dentro De Tus Redes.

Juwon park

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Observo cómo se quita la ropa lentamente, admirando su hermoso cuerpo hasta quedar en ropa interior.

—Minsuk, acabas de comer, deberías descansar antes de bañarte —le digo.

Ella solo sonríe y sacude la cabeza en señal de negación.

—Ya descansé lo suficiente —responde, y se lanza a la piscina. A través del agua, la veo nadar, hasta que, después de unos segundos, se acerca a mí saliendo del agua y pasándose una mano por el rostro.

—El agua está deliciosa, ven a bañarte conmigo, por favor —me dice, parpadeando coquetamente.

¿Cómo podría negarme a la petición de mi hermosa emperatriz? Me levanto y me quito toda la ropa, quedando solo en bóxer. Con cuidado, me dirijo hacia la piscina. Ella comienza a nadar mientras yo simplemente la observo, incapaz de ocultar mi sonrisa. He sido sincero con ella; tengo la intención de ser transparente. No puedo quedarme mucho tiempo aquí, debo regresar, pero lo haré con ella. Está claro que debo acelerar las cosas. Empiezo a nadar por debajo del agua y, al salir frente a ella, le doy un beso en los labios. Ella coloca su mano alrededor de mi cuello mientras yo sostengo su cadera. Sus dedos recorren mi rostro con delicadeza.

—Eres muy guapo, Juwon Park. Me gustan mucho tus ojos oscuros y todos tus rasgos —me dice, besándome con ternura.

Yo correspondo a su beso y la llevo hacia un rincón de la piscina, intensificando nuestros besos. Le doy un beso en el cuello mientras le susurro:

—Me encanta todo de ti: tu inteligencia, tu carácter, tus ojos grises y también azules, tu lunar en el cabello, y me vuelve loco el lunar en tu seno. Tu belleza me tiene rendido a tus pies.—le digo, bajando lentamente mi mano por su cuerpo, entrando un dedo en ella.

Escucho un pequeño gemido; ella comienza a besarme con desesperación mientras aceleramos el ritmo de nuestros movimientos. Ella clava sus uñas en mí. Retiro mis dedos, la volteo y bajo su braga, acomodándome dentro de ella, moviéndome mientras ella gime y pronuncia mi nombre. Cuánto me gusta estar dentro de ella, su calidez, y siempre lo hacemos de manera natural, sin ningún tipo de protección, y eso me encanta. Coloco una mano apoyada en la pared, mientras la otra sostiene su cadera. Pasados unos minutos, la volteo hacia mí, le quito su ropa interior y queda completamente desnuda. Me acomodo dentro de ella, y ella enreda sus pies en mi cadera y sus manos en mi cuello, mientras la muevo al ritmo que yo deseo.

—Me encantas, Juwon, me encanta cómo me lo haces —me dice entre gemidos.

—me encanta estar dentro de ti, eres completamente mía, Minsuk, lo entiendes, ¿verdad?

—Sí, lo soy —vuelve a besarme, y hasta que no aguanto más, me vengo dentro de ella.

Continuamos besándonos mientras nuestra respiración se vuelve entrecortada. Me pregunto si Minsuk se está cuidando; aunque no quiero preguntarle, sería lo mejor. Si no lo hiciera, todo sería más fácil para mí.

—¿Qué piensas? —me pregunta con curiosidad.

—Nada, Minsuk. ¿Qué te parece si nos vamos a nuestro cuarto? Estar tanto tiempo en el agua podría hacerte daño, no quiero que te resfríes...

—Está bien —responde. Nos ponemos nuestra ropa interior y salimos de la piscina. Busqué rápidamente una toalla y se la coloco, antes de vestirme. Luego recojo nuestras cosas y cargo con ellas como si fuera una niña pequeña; ella no pesaba mucho, era ligera como una pluma.

—Juwon, puedo caminar —me dice mientras se agarra de mi cuello.

—Lo sé, pero el frío del piso podría enfermarte.

Ella solo mueve la cabeza en señal de negación mientras sonríe. Salgo de allí y subo las escaleras hasta llegar a nuestra habitación, donde dejo la ropa a un lado. La llevo al baño para enjuagarnos el agua de la piscina, aunque no puedo resistir la tentación y, mientras ella me provoca con caricias y besos, caigo en la red de la pasión. Luego la llevo hacia la cama, recostándome a su lado y abrazándola. Ella se voltea hacia mí con una sonrisa pícara, empieza a besarme y a acariciarme. Nunca pensé que pudiera ser tan caliente.

—Deberíamos dormir, ya es tarde. Mañana tienes clases —le digo entre besos.

—Juwon, debemos aprovechar este momento. No siempre estaremos así. Además, mañana es domingo y no tengo clases. Ahora hazme tuya.

Vuelve a besarme, subiendo encima de mí y moviendo sus caderas al ritmo de su deseo. Yo solo disfruto de la hermosa vista y coloco mis manos en su pecho, brindándole suaves masajes. Pequeños gemidos escapan de mi boca al ver cómo se mueve, sorbiendo el placer que me provoca con su danza.

La tomo de la cadera y la coloco debajo de mi entrelazado. Nuestras manos se mueven mientras mi cadera la empuja, entrando y saliendo de ella. Subo sus piernas en mi pecho y entro con más fuerza, mientras ella solo gime y me pide más. Por lo que lo hago, le doy una nalgada, y luego otra, suavemente.

Me alejo de ella y la acomodo a la orilla de la cama, abriendo sus piernas de un lado a otro. Entro en ella, escuchando nuestro cuerpo chocar. Escucho sus gemidos pronunciando mi nombre. Con mi mano la toco hasta que ella llega al clímax; yo lo hago también, besando su espalda. Luego de limpiarla, quedo recostado junto a ella. Ella se apoya en mi pecho hasta que queda dormida; yo solo la observo mientras acaricio su cabello y le doy un pequeño beso en la frente. Esta niña la amo demasiado, ya no puedo estar sin ella. Es imposible. Sé que cuando sus padres se enteren no será nada fácil que lo aprueben, y menos que se vaya conmigo, pero con un nieto de por medio, las cosas cambian. Sé que las tradiciones de los italianos son fuertes. Sonrío levemente al escuchar mi teléfono vibrar; acomodo a Minsuk, pero ella me aprieta más.

—¿A dónde vas, Juwon? —me dice entre sueños.

—Sigue durmiendo, ya regreso —le digo en voz baja.

—No demores cariño —se duerme otra vez.

¿Acaba de llamarme cariño? Mi corazón se acelera de emoción. Me acerco a ella con cuidado y le doy un beso en la frente; ella solo se mueve. Camino hacia mi celular, lo agarro, busco una toalla y salgo hacia el balcón. Al mirar, veo que es una llamada de mi padre. Le devuelvo la llamada y él contesta.

—Ya, mi dinero está en mi cuenta. Fue ella quien lo hizo, ¿verdad?

—Padre, ¿cómo puedes calumniar a mi novia? No le faltes el respeto, por favor, que sabes que también me falta el respeto a mí. Ella no lo hizo. Deberías agradecerle porque fue ella quien me ayudó a recuperar su dinero, aun cuando tú la trataste mal. Deberías agradecerle y pedir disculpas por lo que hiciste.

Sé que el robo de la cuenta fue cosa de ella, no tengo duda. Pero no permitiré que mi padre o ningún otro le falte el respeto a mi amada. Además, lo que ella hizo fue por culpa de él, por tratarla mal. Almass, aún es una niña, pero muy peligrosa. Su carácter es de temer, pues puede mostrarse indefensa, y no se vengará ni te enfrentará de frente; en cambio, ella buscará el momento indicado para vengarse cuando menos lo esperes. Es muy estratégica y utiliza las redes y la tecnología a su favor, por lo que es aún más peligrosa. Por eso la quiero a ella como mi emperatriz. Además de amarla en todo, lo que más amo de ella es su inteligencia; tener a una de las mejores hackers en mi organización sería, a su vez, una herramienta muy importante para mi familia y organizacion.