Soy Samara, acabo de cumplir dieciocho años, durante el verano mi madre se presenta a casa con un hombre el cual me presenta como su nueva pareja. al conocerlo sentí tantas cosas que no puedo explicar, y con el pasar de los días observé señales de parte de él cayendo en sus encantos. ahora no se cómo pararlo para que mi madre no se dé cuenta...
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Urgencias
Ya nos encontramos en el aeropuerto, estoy en la entrada de embarcación con una pequeña maleta.
Veo a Zeus venir en mi dirección, tiene un pantalón de tela negro muy bien planchado al igual que la camisa, está es de color azul claro, sus zapatos bien lustrados y lleva puesta unas gafas de sol.
Lo sigo hacia un avión donde hay personas que están embarcando, pero él pasa de largo.
Me quedé sorprendida, viendo a dónde iba aún siguiéndolo.
Llegamos a un Jet pequeño donde ya estaba en la escalera de embarcación un hombre con uniforme de piloto.
De verdad creí que viajaríamos en avión y no en jet.
—Señor— dice el piloto cuando nos ve. —Bienvenidos—
Asiente y se para ahí y con la mano me hace la seña para que siga adelante, tomo su caballerosidad y subo al jet.
Ahí se encuentra una azafata que nos recibe. Tomo asiento y Zeus se sienta enfrente de mí.
—¿Desean tomar algo?— pregunta la azafata.
—Tráeme un coñac, por favor— dijo, y se quitó las gafas de sol. Ella asiente y se dirige a mí.
—Estoy bien, gracias— ella se va y nos deja solos.
El Jet despega y cuando estamos en el aire la azafata vuelve con el vaso de coñac, le dio el vaso y le tomó la mano descaradamente.
Y es que desde que subimos no ha dejado de coquetearle, es tan evidente, no deja de mirarlo.
—Ni necesita algo más, estaré ahí atrás para lo que necesite— él toma él vaso y me mira.
Ruedo los ojos y miro hacia la ventanilla tratando de ignorar todo a mí alrededor.
[•••]
El vuelo tardó alrededor de cuatro horas, me quedé dormida después de una hora.
—Sámara— escuché una voz gruesa y un leve toque en el hombro. —Despierta—
Abro los ojos y veo a Zeus cerca de mí, demasiado cerca. Retrocedo en mi asiento, y lo veo alejarse.
—Ya desperté, gracias—
Me levanto y tomando mi pequeña maleta salgo del jet, entramos a un auto que nos estaba esperando y nos fuimos al hotel.
Zeus se encargó de pedir en el hotel las llaves de nuestras habitaciones.
—Aquí está la llave de tu habitación—
—Gracias— tomó la llave y ambos subimos al ascensor.
—Pedí servicio a la habitación, almorcemos en nuestras habitaciones y descansemos para ir en la noche a la gala—
—Está bien— las puertas del ascensor se abrieron y salí casi corriendo a entrar a mi habitación sin ni siquiera mirarlo.
Después que cerré la puerta sentí paz, no puedo estar al lado de este hombre sin descontrolarme, solo espero que todo salga bien.
[•••]
Me miró en el espejo detallando el vestido, este es de un color verde esmeralda es muy sencillo no quise nada extravagante, así que estoy contenta con la elección de mi madre, este es de tirantes en los hombros y en el pecho tiene un escote de tela arrugada que cae debajo de mis senos, el vestido es liso y ajustado hasta la cintura de ahí hasta mis pies es liberado y flotante.
Sujeté mi cabello en una cola alta y me apliqué un maquillaje ligero y sencillo, me apliqué loción y ya estaba lista.
Dos golpes sonaron en mi puerta y supuse quien era. Tomé mi bolso con mi teléfono y fui en dirección a la puerta.
Al abrir la puerta, mi mirada se encontró con la de un hombre impresionante. Su estatura era imponente, con hombros anchos y una postura segura que irradiaba confianza.
Su rostro es una obra de arte, con líneas fuertes y definidas que resaltaban sus pómulos altos y su mandíbula cuadrada. Sus ojos, de un gris profundo y penetrante, parecían ver más allá de la superficie, como si pudieran leer mi alma. Su cabello, oscuro y perfectamente peinado, enmarcaba su rostro de manera elegante. El traje que llevaba era impecable, un esmoquin negro que se ajustaba a su cuerpo de manera perfecta, resaltando su físico atlético. La corbata estaba perfectamente anudada y los gemelos brillaban en sus puños. Todo en él gritaba elegancia y sofisticación.
—¿Ya estás lista?—
POV ZEUS.
Al verla, mi mirada se quedó fija en su belleza. Sámara estaba de pie en la puerta, con un vestido de gala verde esmeralda que se ajustaba a su cuerpo de manera perfecta. El color del vestido resaltaba el tono dorado de su piel y hacía que sus ojos brillaran como estrellas. Su cabello está recogido en un moño alto, lo que resalta la belleza de su rostro y hacía que sus ojos parecieran aún más grandes y expresivos.
Asiente cuando le pregunté si estaba lista y le ofrezco mi brazo para que se sostenga, lo hace y cierra la puerta.
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Llegamos a la gala y me muevo con facilidad entre los invitados, estrechando manos y sonriendo mientras hablo sobre los detalles del proyecto. Sámara está a mi lado, sonriendo también, pero puedo notar que está un poco tensa. Sus ojos sé mueven constantemente por la habitación, como si estuviera buscando algo o alguien. De vez en cuando, me mira y sonríe, pero puedo ver la inquietud en sus ojos.
—¿Estás bien?— le pregunto por qué no sé que estará pensando, no se si se siente abrumada por la multitud o si hay algo más que la preocupa.
—No me siento bien— susurra.
De inmediato pido permiso y me voy con ella a un lado.
—¿Qué te sucede?— preguntó con algo de preocupación al ver que se había puesto pálida. —Sámara, háblame—
No dice nada, solo veo que se levanta un poco el vestido y lo que veo me aterra.
Sus piernas blancas están manchadas por gotas de sangre que las recorren.
—Me duele mucho— veo como se coloca la mano en su vientre, pero sigo sin entender que le pasa.
—Vamos, te llevaré a urgencias de inmediato—
—¡No! No puedes irte de aquí, tienes...—
—Eso me importa un carajo, samara—
La tomo fuerte y ella se sostiene de mi brazo, salimos cuidadosamente para no llamar la atención, subimos a un taxi y este nos lleva a urgencias.
Hago lo mismo al llegar, la ayudó a bajar y entramos. Una enfermera se acerca a nosotros con una silla de ruedas.
—¿Qué le sucede?— yo no supe qué decir, solo miré a Sámara esperando a que ella respondiera, en su rostro se veía preocupación.
—Estoy embarazada y estoy teniendo un sangrado con dolor—
»¿Qué?«
¿Estaba embarazada y no me lo dijo?...
y si no pierde el bebé que el bebé sea de Jorge para que Samanta por un lado esté más tranquila y siga su relación y así Zeus a enterarse la deja tranquila de una vez por todas
y claro si el bebé resulta de Zeus espero que ni el ni Samara sean felices y que hanbos paguen muy caro la traición qué le hicieron a la madre su hermano y a Jorge
Una novela para un criterio amplio, cómo puede gustar o ser repugnante por el tema que maneja.
La vida misma es así, hay personas que se encuentran con una pasión desbordante y no les importa el parentesco, edad o a quien puedan lastimar.
Es interesante porque te atrapa y te permite adentrarte en su mundo.
Sólo me gustaría que ambos fueran honestos y aunque pinta que seguirán en su pasión y deseo y tal vez se enamoren.
Cuándo la madre descubra la traición, aparte del dolor y desilusión que se llevará. Espero que la escritora les dé una gran lección de vida y haya justicia por tremenda traición.
Éxito en ésta novela y por favor sólo pido que no se tarde en actualizar y no sea muy larga.
Gracias!