Todos habían fallado, pero, el, sería el. El mejor hacker, el más sensato. ¡El era el mejor! No, tenía que ser el mejor.
Había tomado el caso con orgullo y determinación, pero tenía días sin tener nada de la ladrona... Si, había escuchado que era una chica pero nadie la había visto.
¿Quien diría que todo comenzaría con cinco segundos en camara y un Boomerang en forma de R?
¿Cómo funciona un Boomerang en forma de R?
Solo está ladrona hacia que funcionará ese tipo de cosas, irreales, desafiantes y... Sofisticadas
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CAPITULO 11
^^^Domingo 7:15 pm^^^
Suspiro cundo vio el reloj. No estaba seguro de que hacer ahora. Además ¿como contactaría a Rouse si decidía dejar su trabajo?
La pintura seguía estando visible. Sentia que podía verla a través del armario. Su teléfono sonó. Era Enrique.
—¿Si?
-Siento decirte esto por llamada... Iba a rehabilitarte pero con toda la información creo que tendré que detenerte.
Damián salto de un brinco de su asiento.
—¿A qué se refiere Medina?—Pregunto con los nervios carcomiendole.el cerebro.
—Una persona anónima envio una foto tuya con la chica de rojo, Rouse. —Explico Enrique.—Voy a detenerte hasta que des una explicación y así sabré por qué eres inocente, la patrulla va por ti, no te resistas. Se que eres inocente, confío en ti pero es el protocolo.
Y colgó.
Miro su celular y era una foto de el con Rouse, ella pasando la mano por su cabello y el mirándole los labios. Se quedó paralizado. La foto estaba editada de tal manera que no se podía ver qué estaba atado.
Un pitido comenzó a sonar desde su armario. La pintura, la policía estaba en camino, no podían ver la pintura aquí si no no tendría como defenderse.
Saco la pintura y vio que tenía un dispositivo que antes no tenía. Solo lanzaba pitidos. Hasta que lo vio bien y era un reloj marcaba 4: 45:57... 4:45:56...
Una cuenta regresiva, hasta la media noche del lunes. Tenía ese tiempo para renunciar a su trabajo y así quedar libre de cualquier cargo.
—¿Por que es tan difícil tomar una decisión?
Volteo y ella estaba parada en su balcón recostada despreocupadamente en el marco de la puerta del balcón con los brazos cruzados.
—¡Estoy harto!
Damián lanzo el cuadro a los pies de Rouse y está dejo ver una sombra de una sonrisa.
—¡Déjame en paz!—Dio unos pasos más hacia ella.—¡No te quiero cerca!
—Tu fuiste el que se acercó.—Dijo ella y sonrió mirando hacia arriba.
La otra noche le había parecido más alta, quizás porque estaba atado en una silla y ella tenía tacones. Damián bajo su intensidad cuando ella le dijo eso.
—Solo alejate ¿Si? Remedia todo esto.—Dijo casi en una súplica.—Quiero volver a lo que era antes.
—¿Un hacker de dudosa moral?—Pregunto ella y el dió un paso hacia atrás.—Se muchos de tus secretos Damián, y no quiero tener que usarlos para que me ayudes. Escúchame bien necesito, realmente necesito de tu ayuda.
Damián no sabía que hacer, paso las manos por su pelo, pronto vendría la policía y ese maldito pitido no dejaba de molestarle como si fuera un mosquito en su oído.
—¿Vas a entregarme?—Pregunto Rouse con un tono calmado, hasta podría decir triste.
—¡Por supuesto que voy a entregarte!
La chica bajo la mirada y murmuró algo que lo dejó sin palabras. Se sintió mareado, su garganta parecía seca y su pulso se aceleró.
—¿Que dijiste?—Pregunto el acercándose de nuevo a ella está vez más cerca.
—Ya me escuchaste, tranquilo. Si no aceptas igual no lo diré. Puede ser nuestro secreto.—Dice ella con tanta calma, ella no puede ver qué Damián está a punto de estallar por dentro.
¿Cuánto más sabía ella? ¿Por qué no decia esa información? Tenía que usar esa información para chantajearlo ¡Así estaría a la palma de su mano! Pero no lo haría, al menos había dicho que no.
No confiaba en ella de todas maneras.
—Pero si no aceptas igual serás mi cómplice, la policía está a punto de llegar y vera la pintura y a Mí en tu apartamento.
—Vuelves a las amenazas.
Ella se encogió de hombros. Damián tomo la pintura en sus manos.
—Si acepto... ¿Limpiaras mi nombre?
—ese es el trato.—afirmo ella despreocupada.
—¿Tendré que trabajar para ti?
Ella asintió.
— No soy peor que los azules. Estoy a otro nivel.
Damián cerró los ojos, podían sentir que ella lo seguía mirando con atención. ¿Despedirse de su trabajo para ser un criminal? No le parecía lo más sensato.
No confiaba en ella ¿Tenía que volver a repetir que no confiaba en ella?
¿Que pensaría su madre cuando alguien la llame para decirle que está en prisión? Su madre no lo soportaría, está seguro que ella le creería pero ¿Quien la ayudaría con el dinero que necesita? Es hijo único, su padre se fue...
—Tic, tac...
— ¡Ya se!
Llegaron los policías al edificio, salió un momento al balcón y vio la patrulla, no iba a permitir que vieran la pintura. Rouse ignorando su desesperación paso a su lado y se sentó en su mueble y cruzo las piernas por encima de la mesa.
—Bueno, esperaré que lleguen para saltar por la ventana.—Agrego y paso sus manos detrás de su cabeza y cerro sus ojos.-Ah no ser que aceptes mis chantajes claro.
La pintura seguía lanzando pitidos, la Rouse se mantenía calmada en su mueble y el no tenía más opciones.
—Bien.
Se acercó a Rouse con paso decidido y le tomo de la muñeca levantandola del mueble.
—Tu ganas.—Le dice y ella esboza una sonrisa triunfal.—Por ahora al menos.—Estampo la pintura en su pecho. Dió la Vuelta y le entrego en pendrive.—Llevatelo.
—¿Eso significa que aceptas y que seguirás peleando?—pregunta ella mientras Damián la arrastraba al balcón.
—Lo resumiste muy bien.—Le dice el y la empuja fuera hacia el balcón.
Ella se voltea para mirarlo al rostro.
—interesante.—admite, alza su mano en dirección a dentro. Escucha como el cajón se mueve, se abre y ve como el Boomerang vuela hacia el. Lo esquiva y Rouse lo atrapa con su mano.
Sonríe una vez más, se sube en la baranda del balcón y salta.
