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CONTIGO SÍ...

CONTIGO SÍ...

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe / Polos opuestos enfrentados / Mujeriego enamorado
Popularitas:40.5k
Nilai: 4.8
nombre de autor: JHOHANNA PEREZ

La historia de los Moretti es una de pasión, drama y romance. Alessandro Moretti, el patriarca de la familia, siempre ha sido conocido por su carisma y su capacidad para atraer a las mujeres. Sin embargo, su verdadero karma no fue encontrar a una fiera indomable, sino tener dos hijos que heredaron sus genes promiscuos y su belleza innata.

Emilio Moretti, el hijo mayor de Alessandro, es el actual CEO de la compañía automotriz Moretti. A pesar de su éxito y su atractivo, Emilio ha estado huyendo de las relaciones estables y los compromisos serios con mujeres. Al igual que su padre, disfruta de aprovechar cada oportunidad que se le presenta de disfrutar de una guapa mujer.

Pero todo cambia cuando conoce a una colombiana llamada Susana. Susana es una mujer indiferente, rebelde e ingobernable que atrapa a Emilio con su personalidad única. A pesar de sus intentos de resistir, Emilio se encuentra cada vez más atraído por Susana y su forma de ser.

¿Podrá Emilio atrapar a la bella caleña?.

NovelToon tiene autorización de JHOHANNA PEREZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CEO celoso...

Finalmente, la tortura de Emilio terminó. Llegaron a Milán, y el auto se estacionó frente al modesto apartamento de la colombiana. Emilio apenas esperó a que ella bajara cuando, sin decir una sola palabra, arrancó el auto dejándola allí parada, sin siquiera una despedida.

—Este hombre no tiene remedio. Es un puto engreído. ¿Qué le costaba despedirse como la gente normal? —se dijo a sí misma Susana mientras caminaba para abrir la puerta de su apartamento.

Mientras tanto, Emilio conducía con rabia contenida, murmurando entre dientes, como si eso lo ayudara a liberarse del caos que Susana le provocaba.

—¡Parlanchina! ¿Por qué rayos sacas lo peor de mí? ¿Qué mierda es lo que tienes, mujer, que me tienes fuera de control? —preguntaba enfadado, hablando solo mientras conducía rumbo a la compañía. Había programado una junta administrativa precisamente un domingo por la tarde: un “súper plan” para sacarse, al menos por unas horas, a Susana de la cabeza.

Lunes en la compañía.

El día empezó como cada lunes: los empleados llegaban con poca energía, deseando que el fin de semana no hubiese terminado. Menos Susana, quien lucía radiante con un vestido de cuadros blanco y negro, tacones blancos bastante altos y su cabello recogido en una tradicional coleta alta que dejaba a la vista su esbelto cuello, apetecible a los ojos de dos grandes y atractivos CEOS: Salvatore Donatelli y Emilio Moretti. Su maquillaje resaltaba sus facciones, y el labial color vino le otorgaba una imagen bella, sofisticada y segura.

Susana trabajaba muy concentrada en la sala de proyectos, trazando a lápiz sobre grandes hojas de papel de diseño los autos que inicialmente había estructurado para el proyecto. Diseños que, aunque ya había hecho antes, no había podido llevar a Milán por exceso de equipaje y su limitado presupuesto.

Emilio la observaba desde el otro lado del cristal, donde permanecía absorto.

Se perdió en ella. Imaginó caminar hasta donde estaba, detenerse frente a ella, mirarla fijamente… y que ella le devolviera la mirada.

—Buenos días, viejo. ¿Qué pasó, ya no somos amigos? ¿Hoy no me esperaste en la entrada? —le reclamó de pronto Abdiel, su mejor amigo y vicepresidente de la compañía, interrumpiendo sus pensamientos.

—Te pareces a Clarissa cuando me hacía reclamos por no acompañarla a las tiendas. Deja tu drama, ya madura —respondió Emilio, algo fastidiado.

—Ay, pero qué sensible amaneciste hoy. No me digas que te llegó Andrés y necesitas pañitos de agua tibia para los cólicos y medicamento para el dolor —se burló Abdiel con una sonrisa socarrona.

—Idiota. Abdiel, necesito que nos enfoquemos en el proyecto de Susana. La competencia con las compañías más destacadas del mercado automotriz se acerca, y esta vez quiero ganarle al ruso Ivanov. Aunque tengamos una mínima alianza, quiero volver a posicionar a la compañía en los primeros lugares.

—Estás loco, viejo. La competencia es en solo tres meses. ¿Quieres exprimirnos a todos? En especial a la licenciada Montero.

—A ella más que a nadie —respondió Emilio con rapidez, aunque en su mente la palabra "exprimir" tenía un matiz mucho más sugerente.

—Definitivamente eres un bruto —negó con la cabeza Abdiel—. Te gusta, pero insistes en llevarla al límite. Estás mal, viejo. Date cuenta —añadió mientras le señalaba con disimulo a Susana, quien en ese momento reía animadamente con Salvatore Donatelli, que acababa de entrar a la sala de proyectos.

—Mientras tú juegas a ocultar lo que realmente ella despierta en ti, Donatelli se la está ganando poco a poco. Y déjame decirte que él no le es indiferente a ella. Piénsalo, viejo: al parecer, el seductor Moretti está perdiendo los poderes —dijo finalmente Abdiel, dándole una palmadita en la espalda y alejándose, mientras dejaba a Emilio masticando esas palabras, con los puños apretados y la mandíbula tensa al ver a Susana reír tan libremente con su atractivo rival.

Siguió mirándolos a través del cristal, con esas ganas inmensas de interrumpir su animada charla. Ella reía muy divertida y, diablos… cómo lucía de bien. Su sonrisa era hipnótica, como un anzuelo imposible de esquivar.

Sin poder aguantar más, Emilio irrumpió en la sala con ese tono de voz frío y calculado que lo caracterizaba cuando se sentía fuera de control.

—Qué bueno que los encuentro juntos —dijo secamente—. Esperen unos minutos, les haré un anuncio importante.

—Estoy pensando seriamente en preguntarle a la señora María José si a usted no le enseñaron a decir "gracias", "permiso", "por favor" y "saludar"… cosas básicas que cualquier ciudadano, de cualquier país, cultura y estrato social, debe saber —respondió Susana con su mordacidad habitual, sin siquiera levantarse de su silla.

Emilio la miró frunciendo el ceño, acercándose a ella con paso firme, con esa forma suya de invadir el espacio personal como quien impone territorio.

—Y yo estoy buscando seriamente la excusa perfecta para mandarla de vuelta a su colorida ciudad —murmuró con un tono venenoso, apenas audible solo para ella.

—Ese placer no se lo daré, señor Moretti. Aunque a usted le deteste mi presencia, aquí estaré hasta el final —le sostuvo la mirada con fuerza, con esa elegancia natural que lo desarmaba y lo ponía al borde.

Verla tan decidida lo desequilibraba más de lo que estaba dispuesto a reconocer.

—Veremos si sigues pensando igual cuando les diga lo que vine a decir —espetó él.

Tomó el teléfono fijo de la sala de proyectos y marcó una extensión con fuerza.

—Brigitte, dile a Abdiel y a Isadora que los necesito en la sala de proyectos ahora mismo. Tú también ven, y trae la agenda.

Susana lo miró con una ceja en alto. Ya podía imaginar lo que venía: otro de sus desafíos camuflados, uno más de sus juegos para probarla. Pero ella ya no era la misma, estaba lista para todo. Nada podría sorprenderla.

A los pocos minutos, Isadora y Abdiel entraron a la sala, con sus carpetas en mano y rostros atentos.

Entonces, Emilio comenzó su discurso, con esa energía que lo hacía temido y admirado.

—En tres meses exactos, a partir de este viernes, se celebrará el Concurso Mundial de las Mejores Compañías del Mercado Automotriz —anunció caminando lentamente frente al equipo—. Y, por supuesto, como CEO de esta compañía, quiero posicionar a Automotriz Moretti en el primer lugar. Para ello, utilizaremos los tres mejores diseños del proyecto Full Sport Cars.

Volvió su mirada hacia Susana, con intención.

—Así que, licenciada Montero, ha llegado el momento de que nos demuestre si realmente puede con esto. Y antes de que se queje por la sobrecarga laboral, le recuerdo que en Colombia le dejé muy claro que aquí no tendría privilegios por ser mujer. Trabajará a la par de todos los demás.

Todos en la sala guardaron silencio por un segundo, tensos. Pero Susana no se inmutó. Al contrario, lo miró con desafío y una sonrisa de victoria que lo desconcentró por completo, como si le acabara de asestar un golpe maestro sin siquiera tocarlo.

—Me parece una idea maravillosa —dijo con entusiasmo—. Para mí es un honor poder llevar mis diseños a ese concurso mundial. Asumo el reto… y le aseguro que Automotriz Moretti será el galardonado.

Hizo una pausa breve antes de concluir con tono irónico:

—Ah, por supuesto… no me iba a quejar.

La frase fue un dardo directo, un eco desafiante a sus propias palabras. Emilio tragó saliva con disimulo. Su corazón palpitaba con fuerza.

—Entonces, manos a la obra —ordenó, volviendo a su papel de jefe—. Ustedes trabajarán en equipo con la licenciada Montero.

Se volvió hacia Salvatore, sin ocultar el matiz estratégico en su voz:

—Menos tú, Donatelli. A ti te necesito enfocado exclusivamente en la proyección tecnológica. Es prioritaria y requiere tu total concentración.

Todos asintieron sin sospechar que esa "prioridad" no era más que una excusa para mantenerlo alejado de la caleña que le quitaba el sueño.

La salida de Emilio y Salvatore de la sala de proyectos fue abruptamente interrumpida por la aparición de la deslumbrante Bella. Alta, con ese andar elegante que parecía coreografiado, lucía un conjunto entallado de diseñador que resaltaba sus curvas y una expresión dulce pero segura que la hacía irresistible.

Bella había sido durante mucho tiempo la amante de Emilio, aunque llevaban ya varios meses sin encuentros íntimos. Aun así, él no había cortado por completo el vínculo y, para ella, cada gesto ambiguo del CEO alimentaba la esperanza de que entre ellos aún quedaba algo.

—Buenos días —saludó amablemente la italiana, regalando su mejor sonrisa.

Se acercó con determinación a Emilio y le dio un beso suave en la mejilla, luego repitió el gesto con Salvatore.

—Hola, Salvatore, qué gusto verte. —Le guiñó el ojo con coquetería antes de girarse nuevamente hacia Emilio—. Emi, no te quitaré mucho tiempo. Solo he venido a traer las invitaciones para la fiesta de máscaras: la tuya y la de Abdiel. Las de tu hermana y tus padres las entregaré esta tarde.

—La tuya, Salvatore, ya está en tu oficina. Si hubiera sabido que estarías aquí, la habría traído conmigo —añadió con tono meloso.

—Gracias, Bella —respondió Salvatore con una sonrisa cordial.

Mientras la conversación se desarrollaba en la puerta, Susana ya estaba concentrada en sus bocetos dentro de la sala de proyectos. Mantenía la mirada clavada en sus dibujos, con una actitud indiferente que rayaba en el desafío. Fingía no escuchar, pero cada palabra no pasaba desapercibida.

—Emi, ¿irás? —preguntó Bella con ese tono dulce que en otro tiempo solía desarmarlo.

Bella era la definición de perfección para la alta sociedad milanesa: elegante, culta, poderosa e hija de una de las familias más influyentes del empresariado italiano. Fue ese mismo linaje el que la conectó con Emilio. Además, era íntima de Analía, la hermana de Emilio, y de varias de sus amigas más cercanas: Laura, Andrea, Serena… Todos esperaban que su relación libre se formalizara algún día. Todos, menos Emilio.

—Tal vez vaya —respondió él, en tono desinteresado, guardando los dos sobres negros en el bolsillo interior de su saco.

—Espero que puedas asistir. Estaré ansiosa por verte… aunque no sé si podré reconocerte entre tantos hombres enmascarados —bromeó, dibujando una sonrisa encantadora.

Emilio no respondió.

La italiana se inclinó una vez más hacia él y le depositó un beso en la mejilla, más cercano a la comisura de los labios de lo que el protocolo permitiría. Luego susurró suavemente en su oído:

—Te extraño… ya sabes dónde encontrarme.

Con una última mirada llena de intención, se despidió de Salvatore y se alejó con su andar delicado y seductor.

Emilio permaneció en silencio, con el rostro imperturbable...

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Ana Navarro
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Nairobis Cardozo Portillo
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Ya tiene bien afilado el colmillo Abuelo
Ana Navarro
Para comenzar enciende un par de.corazones
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
lo que es perfecto para unos no lo es para otros
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
otro taquique más Dios, no estas pegando una retoño
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
hay mi niño lindo Danatelli ya te saco. encaja y vos no ayudas, por Dios así no se puede
Betza07🇻🇪✌🏼
Emilio xq es tan estúpido??? Lo mujeriego se le olvidó al conocer a la caleña, la tuvo solo para él y no hizo pero es nada y ahora anda ardido x no avanzar 🤨 se le van a comer el mandado 😒
Ana Elena Jiménez
ay , Emilio te veo grave,si no cambias creo que esa joya la lucirá otro
Ana Elena Jiménez
jajajaja jajajajajaja
Anonymous
Hay escritora yo quiero es q se encienda el fuego
Rocio Veronica Azca Albornoz
emilio es un idiota hace las cosas al revés en vez de ser atento cordial con Susana se porta de una manera tosca huraño prepotente
norielis hurtado
Hola escritora me gusta mucho la novela, pero me gustaría que actualizaras más seguido 👍
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