Princesa Asesina

Al sentir el cálido toque el cuerpo del tercer príncipe se puso rígido.

Fulminando con su mirada a Alia, su voz ronca resonó – ¡no me toques!

Casi sobresaltado  Alia soltó el brazo del tercer príncipe dando varios pasos deliberados hacia atrás.

¡Cof, cof!

Soltando un leve tosido Alia se excusó.

– ¡Lo siento! ¡No era mi intención!

Sin querer discutir con Alia se concentró en la pelea.

El tercer príncipe cruzó sus brazos detrás de su espalda actuando de manera fría e indiferente era como si se aburriera de la simple batalla que tenía con la princesa Sofía.

En medio del caótico fuego carmesí que parecía devorar un mundo completo, el cabello azabache puro de la princesa revolotea como si fuera una emperatriz que gobierna el cielo a pesar de tener un aura imponente su expresión arrogante se rompió.

Su rostro hermoso se volvió oscuro, no parecía quedar nada de una emperatriz gobernante si no la de un demonio, sus venas casi visibles en su frente se remarcaron aún más.

¡Se volvió loca! No podía creer que el tercer príncipe no la hubiera visto en ningún momento como un combatiente formidable.

Apretando los dientes con fuerza, la princesa Sofía se disgustó más del tercer príncipe pero mientras filtraba su poder se dio de cuenta que algo está mal con la condición del tercer príncipe.

Una sonrisa burlona esbozó la princesa Sofía como si en su mente ya tuviera un plan perfecto que el tercer príncipe esté herido es su oportunidad tan perfecta.

– ¡El tercer príncipe es solo esto! – soltó las siguientes palabras mientras dio un giro hacia la derecha.

Agitando su mano la espada de fuego desapareció y la espada como la tinta se incrustó en la pared.

Con un estruendo ensordecedor la pared se fragmentó.

Mirando la pared que no se había caído por la espada color tinta, la princesa Sofía levantó la barbilla con orgullo.

Convocando un hechizo antiguo agitó sus mangas mirando fríamente al tercer príncipe heredero.

Sus dedos largos blancos se movían de forma elegante casi como si calcularán, volviéndose a sentar en el trono levantó su palma izquierda.

– ¡fuego del caos! – pensó la princesa Sofía convocando su poderoso hechizo.

Escuchando el sonido de una chispa ardiendo varias bolas de fuego de un rojo hermoso aparecieron alrededor del trono dorado en el que la princesa Sofía está sentada.

Su expresión tranquila y sus ojos verdes fríos se posaron nuevamente en el tercer príncipe había una leve luz de indicio de disgusto en esos hermosos ojos encantadores.

Bajando la mano izquierda levemente lo señaló con su dedo índice – ¡No debiste de haberme atacado cuando estás tan débil! – se burló

Las bolas de fuego se precipitaron con una fuerza abrasadora hacia el tercer príncipe heredero.

Alia quien había visto todo no pudo evitar sentir escalofríos, esa mujer realmente es más mimada que ella, había olvidado lo que su gran tío le había dicho tiempo atrás.

– ¡gran demonio! El poder de fuego de la princesa Sofía es muy poderoso ¿realmente puedes vencerla? – se quejó con amargura mientras se colocaba atrás de su espalda usándolo como escudo.

El tercer príncipe miró de reojo a la Alia quien mostraba una expresión un poco complicada, en el fondo de sus pensamientos no podía creer que esa chica que en algún momento fue como un tigre ahora se esconda detrás.

Ignorando nuevamente sus palabras aburridas dio un paso al frente.

A pesar de que las bolas de fuego se acercaban no movió ni un solo dedo o convocó a su espada solo caminó varios pasos al frente  de forma majestuosa.

– ¿me está dejando? – lo pensó Alia al ver que su escudo humano se alejaba.

Desconcertada Alia no podía creer que a pesar de que ese gran demonio estuviera débil fuera tan arrogante como para enfrentarse a tal poder devastador de nivel 15.

Su corazón que latía como un tambor no le dejaba pensar con claridad ni siquiera el pensar en correr solo esperaba que ese gran demonio venciera a esa loca princesa.

Jugando con sus dedos Alia quiso caminar al frente para ayudar al tercer príncipe pero se dio cuenta de algo terrible.

No solo Alia si no que el propio tercer príncipe, ya que el problema viene de su cuerpo.

Sus pasos que antes eran majestuosos se debilitaron al igual que su cuerpo comenzaba a temblar levemente.

Nadie podía notar la expresión del tercer príncipe pues aún sigue llevando la misma máscara oscura color tinta.

El tercer príncipe no entró en pánico por los cambios en su cuerpo solo frunció el ceño recordando que sus heridas no habían sanado.

Antes de que pudiera usar su poder para matar a la princesa Sofía todo su cuerpo cayó de rodillas de manera involuntaria.

Los ojos obsidianos indiferente recorrieron su muñecas observando las venas negras que se movían como un veneno aterrador

– ¡mi poder de nuevo se está saliendo de control! ¿Por qué ahora? – lo pensó el tercer príncipe sin estar molesto por la explosión de poder que atacaba todo su cuerpo.

El tercer príncipe no podía creer que otra vez su poder se saliera de control, ya lo había reprimido antes ¿por qué volvió a sucederle?

Sin poder creer que otra vez no pueda controlar la fuerza de su poder recordó que todo esto le sucedió con frecuencia después de conocer a esa joven hermosa pero traviesa.

Esa era Alia quien conoció por error en la tumba ancestral en estos momentos el propio príncipe deseaba poder matar a esa chica que le trae problemas.

Mientras tanto la princesa Sofía que observó el estado lamentable del tercer príncipe se volvió más arrogante.

Sin moverse del trono forzó más su poder de fuego haciendo que avanzara más rápido para matar de un solo golpe al tercer príncipe.

Las llamas abrasadoras que se acercaban se reflejaron en los ojos otoñales de Alia.

En ese momento realmente esperaba que el tercer príncipe muriera aunque si lo hacía, la princesa Sofía la tortura después de que él muera.

Negando con la cabeza se resignó a tal oportunidad, corriendo Alia se quitó el jade de su cintura.

Llegando hacia el tercer príncipe se agachó en el suelo, lanzando su jade antiguo contra las bolas de fuego poderosas.

Juntando dos de sus dedos habló firmemente.

– ¡destruyelo!