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Tuve Un Hijo Con Un Villano

Tuve Un Hijo Con Un Villano

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Arrogante / Época / Embarazo no planeado / Villana
Popularitas:37.9k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Tras una noche en la que Elisabeth se dejó llevar por la pasión de un momento, rindiendose ante la calidez que ahogaba su soledad, nunca imaginó las consecuencia de ello. Tiempo después de que aquel despiadado hombre la hubiera abrazado con tanta pasión para luego irse, Elisabeth se enteró que estaba embarazada.
Pero Elisabeth no se puso mal por ello, al contrario sintió que al fin no estaría completamente sola, y aunque fuera difícil haría lo mejor para criar a su hijo de la mejor manera.
¡No intentes negar que no es mi hijo porque ese niño luce exactamente igual a mi! Ustedes vendrán conmigo, quieras o no Elisabeth.
Elisabeth estaba perpleja, no tenía idea que él hombre con el que se había involucrado era aquel que llamaban "el loco villano de Prusia y Babaria".

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Capitulo 22

Elisabeth se inclinó con cuidado, acariciando con la yema de los dedos la mejilla sonrosada de Derrick, que la miraba con los ojos muy abiertos, emitiendo suaves sonidos y moviendo las manitos al aire como si intentara atrapar los rayos de luz que entraban por la ventana. Tenía apenas tres meses, pero cada día descubría el mundo con una expresión distinta, y eso a ella le bastaba para sentir que el suyo ya no necesitaba nada más.

Cuando él soltó una pequeña risa por el roce de una pluma que ella le pasó por la barriguita, Elisabeth también rió, un sonido liviano que hacía mucho no dejaba escapar. Era increíble cómo un ser tan pequeño podía ocupar todo su universo. Él era su centro, su ancla, su alegría… su todo.

Había pasado noches enteras sin dormir, cuidando cada respiración de su hijo, aprendiendo sus llantos, memorizando los patrones de su sueño y las pequeñas cosas que lo calmaban. Y aunque Heinrich le había ofrecido tomarse un tiempo, incluso asumir algunos de sus encargos para que descansara, Elisabeth se había negado con una sonrisa amable pero firme.

—No quiero deberte nada más—le dijo entonces, sin dureza, pero con la claridad de quien ya había aprendido a sostenerse sola.

Así, a pesar del cansancio, se incorporó a su rutina de trabajo tan pronto pudo. Ese día, con Derrick envuelto en un chal tejido a mano, lo llevó consigo al mercado. El pequeño dormitaba contra su pecho, su calor fundiéndose con el de ella mientras avanzaban entre los puestos de hierbas, frutas y raíces.

Mientras seleccionaba ramitas de tomillo y unas hojas de salvia, su atención fue capturada por las voces de dos mercaderes cercanos que hablaban con tono bajo pero agitado.

—Dicen que el Markgraf de Adlerstein ha perdido la cabeza —murmuró uno—. Pasó por Falkenrath como un vendaval, lo redujo todo a cenizas. Y luego... luego siguió. En uno de los pueblos colgó a un hombre en la entrada, después de haberlo torturado con sus propias manos y nadie sabe por qué...

—Está loco—, comentó otro.

Elisabeth se tensó al instante. Apretó a Derrick contra su pecho, como si pudiera protegerlo de unas palabras que ni siquiera se dirigían a él. El corazón le retumbaba en los oídos mientras fingía que seguía observando unas raíces secas.

Sí, había hecho bien en marcharse. Si se hubiera quedado, quizás ella también habría sido arrastrada por esa ira devastadora, arrasada como los pueblos en su camino, imagino.

Ajustó la manta de Derrick y siguió su camino, intentando sacudirse las palabras, pero llevándolas consigo como un murmullo que no podía dejar de oír.

Al doblar por la calle de regreso, mientras ajustaba la bolsa de hierbas y hojas entre sus brazos, sintió de pronto que alguien la tomaba desde el costado. Se giró con el corazón en la garganta, lista para defenderse, pero se encontró con la sonrisa cálida de Heinrich.

—Permíteme ayudarte —dijo él, ya tomando parte del peso con naturalidad.

—Gracias —susurró Elisabeth, aún un poco alterada por lo que había oído.

Simplemente caminó a su lado, con la misma tranquilidad silenciosa que siempre lo caracterizaba, adaptando su paso al de ella.

La puerta de la casa se cerró con un leve clic tras ellos. Elisabeth dejó escapar un suspiro mientras dejaba la bolsa de hierbas sobre la mesa. Derrick se removió ligeramente contra su pecho y ella, con movimientos suaves, lo acomodó en la cuna que estaba justo al lado de la chimenea, donde la luz del fuego acariciaba sus mejillas redondeadas.

—No tardará en dormirse otra vez —comentó ella con ternura, cubriéndolo con una manta ligera. Sus ojos se quedaron unos segundos en su hijo, con esa mirada profunda y luminosa que sólo una madre puede tener.

Heinrich la observaba desde cerca, en silencio, apoyado contra el marco de la puerta. Había algo sagrado en esa imagen, Elisabeth inclinada, con el cabello suelto cayéndole por los hombros, envuelta en un resplandor cálido y sereno.

Era hermosa. No solo de la forma que hacía girar cabezas en la calle, sino de ese modo honesto, genuino, que dejaba una marca imborrable. Heinrich sintió que su pecho se apretaba con fuerza, y por un instante dudó. Pero había tomado una decisión, y no pensaba retroceder.

—Elisabeth —dijo, con voz más baja de lo habitual.

Ella se volvió hacia él con una pequeña sonrisa, limpiándose las manos en el delantal.

—¿Sí?

Él se acercó unos pasos más. Su sombra se proyectó sobre el suelo de madera y sus ojos, de un celeste opaco, la estudiaron con intensidad.

—Hay algo que quiero decirte desde hace tiempo.

Elisabeth ladeó un poco la cabeza, curiosa.

—¿Qué sucede?

Heinrich tragó saliva y luego se armó de valor. Tomó con suavidad una de sus manos y la sostuvo entre las suyas.

—Sé que en estos últimos meses… mi actitud ha cambiado un poco. Tal vez lo notaste, o tal vez no. Pero no puedo seguir fingiendo que no siento nada.

La sonrisa de Elisabeth titubeó, y sus labios temblaron apenas.

—Heinrich… —comenzó, pero él no la dejó continuar.

—No me malinterpretes. No busco ponerte en una posición incómoda, ni exijo nada de ti. Sólo quiero que lo sepas. Lo que siento por ti no es reciente, Elisabeth. No es algo pasajero. Lo que me pasa contigo… no lo he sentido por nadie más —dijo, con una honestidad que dejaba al descubierto cada herida, cada esperanza.

Elisabeth retiró lentamente su mano, bajando la mirada.

—Eres importante para mí, Heinrich… Pero… No tengo ese tipo de sentimientos por ti ni los tendré... Además yo no soy buena para ti... Y sobre todo en este momento lo único que me importa es mi hijo, el está sobre todo, es mi prioridad y requiere toda mi atención... Tú mereces a alguien que pueda darte toda su atención y de quién seas prioridad...

—No me importa nada de eso Elisabeth— Dijo él apretando la mandíbula con tensión.—Por favor dame la oportunidad de demostrarte mi amor... Dame la oportunidad de convencerte...

Ella lo miró, confundida, se veía tan desperado. Pero Elisabeth no titubeó.

—No... Hinriche yo he dicho que no... por favor para antes de que esto no tenga vuelta atrás...

Heinrich retrocedió un paso, dándole espacio.

—Yo... Creo que debería irme.— Dijo finalmente retirándose con tristeza evidente, pero Elisabeth no lo detuvo.

Elisabeth lo vio alejarse hacia la puerta con el corazón encogido. Quiso decir algo, pero las palabras no salieron. Y aunque no lo admitiría, una parte de ella sentía una punzada de culpa. Porque Heinrich siempre había estado allí. Porque sabía que él era un buen hombre, pero nunca quiso que su relación se tornará así, complicada.

Su vista volvió hacia Derrick y se inclinó para rozar su frente con un beso.

—Eres todo lo que necesito —susurró.

— Heinrich...— , pensó en el y lo que acababa de suceder.

Lo apreciaba. Lo respetaba. Confiaba en él más que en nadie, y sabía que sin su ayuda, muchos de esos días de desesperación habrían sido más oscuros de lo que ya fueron. Pero no... no podía devolverle lo que él le ofrecía.

No porque no fuera digno. Al contrario. Heinrich era un hombre brillante, de buen corazón, con un futuro sólido. Era querido, admirado. Un hombre que podía tener a quien quisiera.

Y ella...

Ella era una mujer con cicatrices, muchas de ellas aún sangrando por dentro. Con un hijo de otro hombre en los brazos, un pasado lleno de secretos, y una vida que a duras penas lograba sostener en equilibrio.

No era justo. Él merecía a alguien sin cargas. Alguien que no arrastrara el escándalo tras de sí como una sombra. Una esposa con quien compartir su primer todo: el primer hijo, el primer hogar, el primer amor sin cicatrices.

No una mujer que lo pondría en boca de todos. Que sería un obstáculo en su ascenso.

No una como ella.

Suspiró y tomó asiento junto al fuego, acariciando con delicadeza la manta de Derrick. No, en su vida no había lugar para el amor. No entonces. Tal vez nunca.

Mientras tanto, Heinrich caminaba bajo la lluvia suave que comenzaba a caer sobre las calles empedradas. El peso de lo no dicho le quemaba en la garganta. Elisabeth no lo había rechazado de forma brutal, pero para él así lo fué.

Y él...

Él comenzaba a sentir cómo algo dentro de él se torcía con lentitud.

Había sido paciente. Había estado a su lado, sin pedir nada. Había visto cómo se desvivía por ese niño, cómo se aferraba a su mundo pequeño y silencioso, sin mirar hacia otro lado. Sin verlo a él.

Y ese pensamiento, esa sombra que le rondaba desde hacía semanas, volvió a colarse en su mente.

Lo detestaba. Lo sabía oscuro, sucio. Pero era real. A veces, cuando se acostaba en la oscuridad de su cuarto, se permitía imaginar: ¿qué pasaría si la arrastrara lejos de todo? ¿Si la obligara a mirarlo, a verlo como era, a necesitarlo como él a ella?

Sacudió la cabeza con violencia. No. Él no era ese hombre.

Pero si no hacía algo pronto… si no lograba que Elisabeth lo viera antes de que alguien más apareciera…

La perdería.

Y Heinrich ya no estaba dispuesto a perderla.

Con paso firme, se internó en la noche, como si en la oscuridad encontrara el impulso que le faltaba.

1
birrahelada
AAAAAAHHHH no sé si sentir, emoción, alivio, alegría o qué
Flor Rui3
a mí se me hace que ese doctorcito le hizo algo al bb que se enfermo de repente no creen
Laura Aguado
WoW,m ha gustado mucho este capitulo ❤️❤️❤️
Nena
Va a arder Troya, si al que ella le cortó la oreja, lo colgó, va a ser capaz de mucho, contra el Kaiser y su princesita no será fácil si le llegan a tocar un cabello a sus amores....porque si ese hombre en su brutalidad y locura la quiere🥰🥰🥰🥰
Aracelis Durango
Menos mal Dietrich llego a tiempo ahora que revisen al bebé y se den cuenta que Heinri lo enfermo a propósito ja pobre se llamaba
FairyTessa
yo digo que le dara el lugar de la señora de la casa y su heredero .... aunque no es bueno con las palabras si con las acciones....
Mitsuki G
En verdad espero que esté Dietrich le demuestre con acciones no es quien todos dicen que lo juzgan y sobre todo que vea que es un buen compañero para ella y su hijo y cuando llegue a su hogar este Dietrich defienda a su hijo como a Elizabeth que será su esposa no una simple concubina si esa que se apropió de su hogar la saqué de ahí el cumplió hará que le cumpla si no quiere tenerlo de enemigo que esa loca ni sueñe de ser la concubina que no la acepte que se ponga ahora sí al brinco le ayudo merece ser libre con su mujer en verdad que la corra con todas y sus cosas
Alma Delia Morales
Y cuando llegué a casa y vea a Amlis adueñandose de todo que hará???
Yecenia Aguirre González
Y a cada momento se pone más fuerte la situación Diooooooosss
Alma Delia Morales
Ese médico es una verdadera porquería un lobo con piel de oveja
Marcy Mireille Avendaño Bendezu
👍🏻
Ginebra
Y la fiebre del bb
Traía médicos con él Dietrich
Q pasara si ese doctor q hecho le hizo algo y a ella la intimido con el bb y lo dejo ir así como así
Autora denos más capítulos /Chuckle/ jejejeje q intrigada me quede /Shy/. Gracias por su Novela.
FairyTessa
solo espero que la loca no les haga nada al enterrarse de su existencia
eva quispe
silencio! empezó mi novela favorita
rutyy A H
es genial
Aracelis Durango
Ese doctorsito enfermo al bebé a propósito JA deja que Dietrichk se entere no la cuenta, mejor dicho ya es difunto jejejejejejeje
Jadella🦋
Espero que ellos puedan hablar y entenderse y proteger a su bebé
Yecenia Aguirre González
Diiiiosssss esto se puso color de hormiga!!!!! maratón maratón maratón maratón
Nena
El sabe que no actuó correctamente, pero ya aceptó que la quiere en su vida, por eso la buscó, según él necesitaba arreglar las cosas primero, pero la princesa loca no se la quiere poner fácil....tienes trabajo para ganarte a tu amada Dietrich🥰🥰🥰
JOGXANDY BELLO
oh doctorcito eres inteligente y me caes bien pero como veras este loco no juega carrito, no deberia desafiarlo.! jejeje vete antes que sepan q enfermaste a el niño
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