El corazón de Alessia es destrozado en pleno debut, el príncipe heredero le había prometido amor, pero ha anunciado a otra como su prometida, Magenta, la hermana de Alessia, quien siempre la ha despreciado por ser hija de una concubina. Alessia ahora debe casarse con el gran Archiduque, un hombre con la fama de asesinar a sus prometidas, pero no todo es como dicen, esos son solo cuentos y Alessia, pronto descubrirá que secretos se ocultan en el Archiducado, incluso sabrá quién es ella en realidad…
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Cap. 10 Padre, esto no puede ser así
Mientras tanto, en el palacio imperial, el príncipe está furioso, el Duque había enviado una carta a su padre, el emperador indicando que el joven príncipe estaba acosando nuevamente a su hija, quien ya está comprometida y podría generar un serio problema con el Archiduque del Norte.
Esto fue inmediatamente advertido por el emperador y comunicado a la Emperatriz, ambos fueron y reprendieron severamente al joven príncipe por lo que estaba intentando hacer, era obvio su intención no quería dejar a Alessa, no quería olvidar la relación que habían tenido, sin embargo, él tenía que asumir que Alessa ya no iba a ser su esposa y mucho menos su concubina, por lo tanto, debía resignarse, así que fue severamente reprendido y se ordenó que los guardias que había enviado para espiarla y mandar traer a la niña, fueron puestos de vuelta en cuanto recibieron la nota del Duque Duncan.
—Padre, esto no puede ser así, no puedes haberle dado a Alessa como prometida a ese desgraciado, sabes que es un asesino, es un hombre cruel y despiadado, la va a asesinar, tú más que nadie sabe lo que ha hecho con sus prometidas, exijo que la traigas de vuelta y rompas con ese compromiso, si es que no la ha asesinado, no quiero que ella sufra algún daño, yo la amo, cuántas veces tengo que decirlo, ¿por qué no lo entiendes tú y mi madre?, ¿no entienden acaso que estoy enamorado de ella? — dijo furioso mirando a su padre con rencor.
—El que no entiende eres tu pequeño idiota, no puedes estar cerca de Alessa, tuviste tu oportunidad, hiciste tu elección, elegiste tu título, elegiste ser el gobernante de este imperio, por lo tanto, no tienes por qué reclamar que se le haya dado al Archiduque del Norte, ahora ese compromiso no tiene nada que ver contigo, deja en paz a esa niña y si él va a hacer lo que siempre hace, ese también es su problema, así que basta, basta de esto, realmente ya no soporto más tus niñerías, ASUME como un hombre lo que hiciste y lo que dijiste, preferiste tu título antes que a Alessa, así que déjala en paz —dijo el emperador ya cansado de la situación, no podía creer que su hijo sea tan obstinado, él también lo había sido y lo único que había ganado fue que su amada fuera asesinada por la Emperatriz, no quería ese destino para la joven Alessa, su estúpido hijo sabiendo lo que le iba a pasar, más aún sabiendo que Alessa tenía el corazón de su hijo y sería atacada por todo lado, él debió haberse parado firme y fuerte, debía haber luchado por su amor, pero no lo hizo, se dejó vencer rápidamente y este es el resultado
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Mientras tanto Magenta y su madre van de compras, están tan contentas y están felices de que todo les haya salido bien, haberse deshecho de ese estorbo de Alessa, quien había sido una piedra en sus zapatos todo el tiempo, su llamativa apariencia, su forma tan dulce y agradable de ser la hacía siempre destacable en todo momento, además de su virtuosismo para las artes, pintura, literatura, además las matemáticas y las ciencias puras, también la hacían ver mucho más apta para ser una Emperatriz, si esto lo hubiesen sabido los emperadores, obviamente la hubiesen elegido a ojos cerrados, pero ellas habían podido ocultar todo eso de la sociedad, nadie sabía realmente todos los talentos que tenía Alessa como una joven dama.
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En el archiducado del Norte la situación era diferente, Alessa se despertaba poco a poco, después de haber dormido durante varias horas, cuando abrió sus ojos se dio cuenta de que estaba en una habitación, pero los recuerdos inundaron su mente, inmediatamente sobresaltándola y se sentó en la cama de forma abrupta.
—Los lobos, lobos enormes, enormes lobos — gritó mientras sus ojos empañan de lágrimas, su hermana Celia, que estaba ahí, acudió a ella inmediatamente para calmarla, se encontraba sentada a un lado de su cama leyendo un libro, todo eso se lo había enseñado Alessa desde que eran niñas, Alessa le había enseñado a leer y escribir, a pintar y hacer muchas cosas, era su hermanita desamparada, no podía dejarla sola e indefensa en la vida.
Celia se acercó apresurada acariciando sus hombros y tratando de que la mire para que sepa dónde estaba y con quién, podía ver el pánico en los ojos de su amada hermana, Alessa para Celia era lo más importante, no había nada más importante que su querida hermana que la había cuidado y protegido como nadie en el mundo la había protegido en su vida.
—Ale, Ale, hermana cálmate, escúchame, soy yo, soy yo, no estás en el bosque, estás en casa, tranquila, mírame, por favor, solo tranquila — le dijo la dulce Celia mientras acaricia sus hombros para apaciguar el ímpetu de su pobre hermana que está muy asustada.
Alessa la miró e inmediatamente se calmó, era como si su corazón hubiese vuelto a su pecho porque se estaba escapando en algún lado, en ese momento dio un gran suspiro y miró a su hermana con gran asombro y preocupación.
—Hermana, hermana, lo que vi ayer fue terrible, eran lobos enormes, muy, muy grandes, nunca había visto bestias tan grandes, eran feroces, querían comerme, este lugar es muy extraño, no entiendo lo que está pasando — dijo Alessa totalmente confundida y preocupada por la situación, ¿de dónde podían haber salido esos animales tan grandes?, ¿Cómo era posible que existan esas fieras y que nadie las haya visto antes?
Celia parpadeó varias veces, aunque no está segura de que su hermana haya estado muy clara esa noche, ya que era una noche oscura y no se veía bien, aun así, le parecía inconcebible que haya lobos tan feroces en el bosque, cuando parece un lugar tan tranquilo y apacible.
—Alessa, hermana, calma, yo sé que debiste estar muy asustada, pronto hablaremos con la señora Mary para que nos aclare esta situación, no sabíamos que había animales tan feroces, es bueno enterarnos bien de lo que pasa para no meternos en problemas y no seamos atrapadas por animales tan feroces como los que me cuentas — dijo Celia sin dudar de las palabras de su hermana, aunque no está convencida del tamaño, está segura que eran bestias feroces que quisieron asesinarla.
Cuando ellas hablaban más a gusto y ya se entendían mejor, de repente se escuchó un gran barullo por toda la mansión, eso les pareció extraño, Alessa inmediatamente pidió a su hermana que la ayude a alistarse, que le pase un vestido para salir a ver qué es lo que pasaba, no se iba a quedar con la incógnita, todo eso era realmente muy extraño, había pasado días en ese hermoso lugar y todo era tan tranquilo, pero de repente todo se vuelve un revuelo.