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Entre Luces Y Sombras

Entre Luces Y Sombras

Status: Terminada
Genre:Romance / Amor-odio / Pareja destinada / Fantasía LGBT / Completas
Popularitas:950
Nilai: 5
nombre de autor: MOONligth22

Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.

NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 9: El primer beso

El aire del estudio estaba cargado de luces, cámaras y el ruido habitual del rodaje, pero para Tina, todo eso desapareció cuando vio a Mico hablar con el productor sobre la próxima escena. Su postura, la manera en que movía las manos y la seguridad con la que hablaba, la deslumbraban, y al mismo tiempo la irritaban. ¿Por qué le afectaba tanto?

Tina respiró hondo, intentando concentrarse en sus tareas. Cada vez que se acercaba a Mico para entregar algo, sentir su cercanía le hacía palpitar el corazón de manera incontrolable. No quería admitirlo. No todavía.

—Tina, ¿podés traerme el guion? —ordenó Mico sin mirarla, mientras ajustaba su maquillaje frente al espejo.

—Claro —respondió Tina, con un tono más frío del habitual, intentando mantener la distancia que necesitaba para no perder la cabeza.

El día anterior toda había estado bien, pero luego de ver a Mico en el camerino y llegar a casa, esa noche algo cambió en su corazón y no quería admitirlo.

y uno de los motivos era que sus padres jamás iban aceptar esa locura.

Mientras caminaba entre cables y luces, Mico la observaba. Por un instante, su mirada se suavizó. Tina sintió un extraño nudo en el estómago y aunque fingió indiferencia, sus pasos se volvieron más lentos.

—¿Siempre tenés que ser tan desafiante? —preguntó Mico, finalmente mirándola a los ojos.

Tina arqueó una ceja.

—¿Yo? Solo intento ser honesta, cosa que parece que tu no hacés mucho fuera de las cámaras.

El comentario hizo que Mico frunciera el ceño.

—¿Honesta? ¿Criticar mi vida mientras me observás todo el tiempo te parece honestidad?

—No es una crítica —replicó Tina— Solo digo lo que veo. No todo el mundo necesita vivir en una burbuja de fama y aplausos.

—¿Y tu quién eres para juzgarme?—preguntó Mico, acercándose un paso, la voz cargada de intensidad.

Tina dio un paso atrás, pero no apartó la mirada.

—Alguien que intenta vivir con la verdad, aunque eso signifique enfrentar cosas que otros prefieren ignorar.

El silencio que siguió fue pesado. El zumbido de las cámaras y el murmullo del equipo se volvió un eco distante. Por primera vez, estaban realmente frente a frente, desafiándose, pero también conectando de una manera que ninguna de las dos había anticipado.

—No entiendes lo que es vivir así —dijo Mico, bajando la voz— No todo es glamour o aplausos. Si mostrara lo que siento realmente, me destruirían.

Tina sintió un escalofrío. Reconocía esa vulnerabilidad: la sensación de que tu mundo se derrumba si te atreves a ser tú misma.

—No estás sola —murmuró, acercándose sin darse cuenta— Yo también sé lo que es esconderse. Mis padres, no aceptarían nada de esto.

Mico parpadeó, sorprendida por su confesión. Por un instante, la estrella parecía una persona normal, frágil, que necesitaba ser vista sin máscaras.

—Entonces, entiendes —dijo Mico con voz baja—No estoy sola en esto.

Tina la miró, el corazón acelerado. La distancia entre ellas parecía haberse reducido hasta desaparecer. Cada respiración, cada pequeño gesto, las conectaba más y más.

—Esto —dijo Tina, intentando poner palabras al sentimiento que la embargaba— Esto se está volviendo demasiado complicado.

—Lo sé —replicó Mico— Pero tampoco puedo evitarlo.

Hubo un momento de silencio cargado de tensión. Ninguna de las dos se atrevía a apartar la mirada, sus corazones latían con fuerza. Mico se inclinó un poco más, con cuidado, como si temiera que un movimiento brusco arruinara todo. Tina sintió que su cuerpo reaccionaba sin que su mente pudiera controlarlo: el pecho le ardía, las manos le temblaban.

—No deberíamos—susurró Tina, tratando de imponer un límite.

—¿Qué cosa? —preguntó Mico, con la voz casi temblorosa, más vulnerable de lo habitual.

—Confundir las cosas. —Tina tragó saliva, incapaz de mirar hacia otro lado.

—No sos “solo” nada —dijo Mico, acercándose más y tomando suavemente su rostro entre las manos— Y no quiero que esto sea solo algo pasajero.

El corazón de Tina se aceleró aún más. Por un segundo, todo pareció detenerse: el mundo, el rodaje, las luces. Solo existían ellas, respirando el mismo aire, sintiendo el calor del otro cuerpo.

Y entonces, en un movimiento que ninguna de las dos esperaba, Mico se inclinó y rozó sus labios con los de Tina. Fue un contacto suave al principio, lleno de dudas, pero que rápidamente se transformó en un beso intenso, desesperado. Cada emoción contenida, cada palabra no dicha, se mezcló en ese instante.

Tina respondió con igual intensidad, aferrándose a Mico, sintiendo cómo la vulnerabilidad de ambas se mezclaba con el deseo reprimido. Sus manos se entrelazaron, sus respiraciones se aceleraron y por unos segundos, todo el ruido del mundo desapareció.

Cuando finalmente se separaron, ambas quedaron jadeando, con las mejillas encendidas. Ninguna de las dos hablaba. El silencio estaba lleno de palabras no dichas, de emociones que no podían expresarse aún.

—No puedo prometerte nada —dijo finalmente Mico, con la voz quebrada— No puedo arriesgar todo lo que tengo.

—No te estoy pidiendo nada —respondió Tina, suavemente— Solo, que me veas. Que me veas de verdad.

Mico asintió lentamente, tocándose los labios como si aún pudiera sentir el calor del beso.

—Nunca nadie me vio así antes —murmuró, casi para sí misma— Y eso da miedo.

Tina sonrió apenas, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.

—A mí también me da miedo. Pero a veces, el miedo no debería impedirnos sentir lo que necesitamos.

Durante unos minutos, solo se quedaron ahí, cerca, mirándose en silencio, conscientes de que algo había cambiado para siempre entre ellas.

—Mañana —dijo Tina, rompiendo el momento— Mañana será un día normal, ¿verdad?

—Sí —respondió Mico, con una pequeña sonrisa—Normal, pero distinto.

Tina asintió, dando un paso atrás y recuperando su compostura. Pero mientras caminaba hacia la salida, no pudo evitar volverse y mirar a Mico una vez más. La estrella estaba sentada frente al espejo, con una expresión que mezclaba miedo, deseo y alivio.

Ese beso había abierto algo que ninguna de las dos podía ignorar. Era el comienzo de algo peligroso, hermoso y real.

Y aunque el mundo no supiera nada, por primera vez, ambas se sintieron vistas, deseadas y vivas de verdad.

1
Leo
Excelente
Agostina Sotelo
está bastante bien
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