El esposo de un famoso ingeniero de robótica se suicida un día de repente y él al no soportarlo decide revivirlo con partes de robot, pero no todo será de color rosa como él lo pensó.
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Capítulo 22: Hasta que los cables nos separen.
—¿Aún me amas? —preguntó Edwy moviendo su cabeza para mirarme, pero su mejilla no se despegó en ningún momento de mis piernas.
Observé sus ojos y luego miré hacia otra parte pensando en una respuesta. Estoy muy confundido. No sé lo que siento, no sé si siento y si estuviera seguro no le diría que lo amo, pero no puedo decirle que lo odio, porque no sería la verdad.
—Cuando nos casamos dijimos amarnos hasta que la muerte nos separe, —conteste volviendo a mirar su rostro que ahora se había levantado—. Estoy muerto.
—¡No! ¿Qué estás diciendo? Los cables de tu corazón te mantienen con vida, además no eres completamente un robot.
Rodee los ojos y asentí con la cabeza. No iba a tener otra discusión con él por estos temas, al fin y al cabo él siempre termina ganando.
—Bien vamos a merendar. —Me levanté de la silla y caminé hasta la punta de la cama, cuando me di cuenta de que él no me seguía me giré a mirarlo—, ¿No vienes?
Edwy se levantó y se acercó a mí en silencio, miré hacia la mesita y vi el libro que él estaba leyendo poco antes de que llegara.
—¿Qué leías?
—Mh. —Miró a la mesita y viendo lo mismo que yo respondió—: Que seas efímero.
Fruncí el ceño sin entender el título y él sonrió como si le hubiese hecho un chiste. Me di la vuelta y caminamos hasta el salón. Cómo siempre la madre de Edwy puntual, ya estaba sentada esperando a que lleguemos. Nos sentamos uno al lado del otro y al rato llegó Dave con Gale.
—Que bueno ya está toda la familia. —Juntó sus manos en una palma y luego soltó el veneno de su boca—, lo único que me gustaría es que mis nietos se presenten en la mesa y pidan lo que más les gusta, pero veo que no se va a poder. Aún tienes tiempo querido Dave.
Suspiré pesado sabiendo las cosas que iba a tirar con tal de convencer a Dave que era su salvación porque todavía no se casaba.
—No, no abandonaría a este hombre ni aunque me lo pidieras tú o los mismos reyes de Inglaterra. —Edwy agarró la mano de Gale y besó la parte superior con delicadeza mientras le dedicaba una sonrisa, al final le guiñó un ojo y Gale se puso como tomate de la vergüenza.
Mi suegra se cubrió los ojos mientras su expresión mostraba total desaprobación y bebía un poco de vino. Por otro lado, Edwy estaba mirándome fijamente con su codo apoyado sobre la mesa y sosteniendo su cabeza con su mano. Hundí mis cejas al mirarlo así y me acerqué más a él.
—¿Qué sucede? —pregunté susurrándole al oído.
—Nada, solo que si los miras así me harás sentir celoso y querré besarte y hacerte cosas que luego quizás nos distancie. —Él me respondió susurrando también.
Mi rostro se calentó y me acomodé otra vez en mi lugar con mucha timidez.
—¡Oh! Gale y yo tenemos algo que decirles.