Roxanne Salvatore cayó en una trampa y termino perdiendolo todo, lo único que le quedaba eran sus amados hijos a quien intenta proteger de su padre, Valentino Russo, el causante de toda su desgracia.
¿Será capaz Roxanne proteger a sus hijos de la maldad del mundo? ¿Podrá evitar los encuentros con su ex esposo Valentino? ¿Será capaz el amor revivir después de tantas mentiras?
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Lágrimas de impotencia
– Es una niña bastante indisciplinada que escapa de clases con frecuencia, hemos hablado con ella muchas veces pero simplemente no hay caso con ella– dice indignada la directora – Sus valores ante la gran oportunidad de poder estudiar son mediocres y le hace falta un corrección.
– ¿Cuándo planeaba decirme esto? ¿Mi hija está teniendo un comportamiento extraño y yo no soy notificada? ¿Qué valores son los que ustedes tienen? – preguntó enojada Roxanne mientras negaba con la cabeza.
– Nuestro accionar siempre va primero con el niño, buscamos la raíz del problema y tratamos de solucionarlo desde la escuela pero su hija no es un caso fácil, no tiene la educación primordial de hogar ni los valores que nuestro instituto imparte– decía con desdén la directora mientras la miraba con desprecio.
– ¡Claro que no los tiene! ¿Una niña desaparecida desde temprano y la maestra no se da cuenta hasta el final de la clase? ¿Qué valores son eso? No trate de culpar a mi hija del mediocre desempeño de su instituto – decía mientras señalaba con dedo acusador y enojada hasta la médula.
La directora no dijo nada ante eso pero mantuvo una mirada seria y arrogante de siempre, mientras su cuello largo como el de tortuga se mantiene estirado con orgullo, sus labios pintados de un rojo claro alargados hacia abajo y la nariz arrugada en señal de desagrado, observó con ojos serios como Roxanne caminaba hasta la puerta furiosa con la cara enrojecida, la abrió con enojo pero se detuvo antes de salir, se giró rápido, miro a la directora con su ojos rojos y le dijo.
-¡Por cierto! ¡Mi hija tiene nombre y más vale que lo use cuando vuelva a referirse a ella! ¡Felicia Russo! - Grito para luego cerrar de un portazo la enorme puerta de roble.
A pasos fuertes caminó hasta al baño de niñas más cercanos, con los puños apretados y los hombros tensos entró furiosa a lavarse la cara en el lavabo, se miro al espejo, entonces el enojo se desvaneció por completo al recordar que su hija aun no aparecía. Respiro con dificultad y se apoyó en la pared del baño, se sentía tan desolada al pensar que esta escuela tan privilegiada pensara así de su hija, tal vez ni siquiera la estaban buscando. Sacó su teléfono para marcar el número de emergencia, estaba pensando en llamar a la policía pero antes de marcar escucho un leve sollozo proveniente del última baño, Roxanne se detuvo y persiguió el sonido con lentitud, se escuchaba el llanto leve de una criatura que con el bullicio no podría detectarse. Roxanne llegó hasta el último cubículo del baño, golpeó levemente la puerta pero no obtuvo respuesta y sollozo se detuvo, empujó con suavidad la puerta del cubículo y está cedió ya que no estaba asegurada, se abrió lentamente para mostrar a una Felicia desconsolada sentada en el inodoro. Roxanne en un grito soltó toda la tensión y preocupación que había estado cargando.
–¡Felicia! – sentía como el alivio llenaba su corazón y la felicidad la desbordaba.
– ¡Mamá! – dijo sorprendida mientras era rodeada por los brazos de su madre.
– ¡Felicia, hija! ¿Estuviste aquí todo el tiempo? – decía con lágrimas en los ojos y abrazando fuertemente a su hija.
– Si…– decía triste la niña.
Cuando Roxanne se separó un poco de ella, pudo ver la cara de Felicia mejor, se dio cuenta que había estado llorando, sus ojos estaban rojos lo que resaltaba sus ojos azules, sus mejillas estaban enrojecidas y empapadas de lágrimas, su labios inferior estaba lastimado y de un tono rojo, se había estado mordiendo con fuerza para contener el llanto y la frustración que sentía. Roxanne no podía evitar llorar de tristeza al verla tan mal.
– ¿Felicia, que paso? – pregunto preocupada.
– Mamá…. ya…¡Ya no quiero ir a la escuela! –. Gritó para luego ocultar el rostro en el pecho de su madre y comenzar a llorar.
Roxanne con el corazón roto, le dio un abrazo fuerte para contenerla y apretó los labios para contenerse ella misma, evitando que las lágrimas cayeran con más intensidad.
– ¿Porque hija? ¿Qué ocurrió? – decía con la voz rota– Nada malo pasará si me lo dices.
Felicia lloraba desconsoladamente entre los brazos de su madre, pero se animó a sacar la cara y contarle lo que había ocurrido, entonces fue cuando Roxanne se dio cuenta de la repercusión que tuvo esa noticia en la vida de sus hijos.
Hoy en la escuela los compañeros de clases de Felicia comenzaron a molestarla con la noticia del nuevo novio de su madre, que al parecer era una "zorra", le pusieron apodos horribles y denigrantes, le lanzaban cosas y la empujaban, Felicia cómo le enseñó su madre le avisó a la maestra acerca de este comportamiento por parte de sus compañeros, pero no esperaba que la maestra se encogiera de hombros al respecto.
Las cosas escalaron durante el recreo cuando un par de sus compañeros quisieron tocarle en su zona privada al creer que ella era igual que su madre, sintiéndose con derecho a hacerlo, apesar de las peticiones de parar de la niña, no hicieron caso. Felicia salió corriendo de inmediato cuando logro soltarse mientras lloraba y se quedó en el baño por el resto del dia.
Después de contar todo Felicia lloro de nuevo en los brazos de su madre quien estaba desconsolada luego de escuchar a su hija. Roxanne la abrazaba fuerte y le daba besos para que se sintiera protegida, porque no pudo protegerla de la crueldad de los demás.
Roxanne pudo dejar de llorar, cuando su tristeza se convirtió en una ira asesina alimentada por la frustración de la situación. Felicia no estaba bien por lo que la dejó con Emma en la entrada, le pidió tan amablemente como pudo fuera por León y volvieran al departamento mientras ella regresó a paso tronador a la dirección, entró sin tocar como una cabra enloquecida y cerró la puerta de golpe detrás suyo.
– ¿¡ De verdad estaba buscando a mí hija o solo esperaba que aparezca sola!? – la interrupción repentina y el grito de Roxanne asustaron a la directora Ludovica.
Roxanne no era tonta, si de verdad la hubieran buscado por las cámaras desde el primer intento la hubieran encontrado, no estaba escondida en un lugar difícil de acceder, la escuela tiene cámara por todas partes y localizarla era sencillo, por lo que solo había dos opciones la primera era que no la buscaron realmente y la segunda es que sabían perfectamente dónde estaba pero no les importaba ayudarla o averiguar lo que había ocurrido para que ella no fuera a clases, no hicieron absolutamente nada por ella, las dos opciones le parecen asquerosas.
La directora molesta por el comportamiento inapropiado de Roxanne frunció el ceño y se levantó rápidamente de su asiento.
–¿¡ Cómo se atreve usted a entrar a mí oficina …– Pero fue interrumpida de inmediato.
–¿¡ Cómo se atreve usted a ocultarme el intento abuso sexual que sufrió mí hija!? ¿¡ Cómo se atreve usted a intentar culparla y a culparme a mi!? – grito con impotencia Roxanne mientras la directora quedaba pálida ante la acusación.
– ¡Señora Salvatore sus acusaciones son realmente graves! – exclamó ocultando su nerviosismo.
– ¡Estoy segura de que viste lo que le pasó y decidiste ocultar deliberadamente! – reclamó Roxanne mientras se ponía roja de furia– ¿Esos son los valores que tanto defiende tus instinto? ¿Permitir el acoso escolar? ¿Defender a los acosadores? – preguntó exaltada Roxanne.
– No se que le abra dicho su hija, señora Salvatore, pero en nuestro instituto no permitimos nada de esto –
–¿Qué insinúa? – Pregunta molesta Roxanne.
– Lo que digo es que a veces lo niños mienten para llamar la atención de los demás, Felicia no es una niña tan buena, señora Salvatore–
Roxanne quedó estupefacta ante la acusación de la directora, su boca se abrió tanto que casi se lastima la mandíbula. ¿Quién era esta mujer para hablarle de su hija?.
– Tengo varios reportes de su maestra sobre su comportamiento en clase y sus notas no son las mejores – a cada palabra que decía Roxanne negaba con la cabeza, ya harta se seguirá escuchando pego un grito que se escuchó hasta al pasillo.
–¡Muestrame las cámaras ya mismo! – Grito Roxanne.
nadie es tu culpa por no confiar en ella todos ustedes la orllaron a hacer eso