SÓLO ERES MI AMIGA.

...Sonia....

Mi hermano ya volvio de su luna de miel. Menos mal. Tenemos que seguir investigando a Sandra. No me gusta nada eso de que fuera de viajé. No creó que sea por depresión.

Seguro que ya superó a Dante.

Seguro que se anda revolcando con uno y otro.

¿Qué importa.? Yo sólo me haré cargo de la empresa hasta que mi hermano consiga las pruebas para refundirla en la cárcel.

Ahora está buscando a esa tipa que lo drogo. Tal vez ella sepa más de lo que nosotros imaginamos.

Oscar.

No imaginé que la hija de los amigos sería Linda. De haber sabido no me negaría en ningún momento.

Aunque ella no se ve muy cómoda con mi presencia. Me mira luego mira hacía otro lado, vuelve a mirarme y a mirar para otro lugar.

— ¿Tengo algo en la cara.? — Preguntó molesta.

— ¿Qué.?

— Hija. No seas mal educada. — Su madre habló.

— No la regañé. Es mi culpa.

Linda.

Mínimo reconoce que lo es. ¿Acaso no se da cuenta de lo incómoda que me siento al comer y que el no me quité los ojos ni un minuto.?

— La cena estuvo muy rica. Creó que ya es momento de...

— Tú no vas a ningún lado. — Mi madre tomó mi brazo y habló en voz baja.

— Es momento de tomar vino. Madre. Iré por una botella a la bodega.

— Yo voy contigo. — Lo que quiero es estar dos segundos sin verte. Y tú de ofrecidote. — No gracias.

— Deja que vaya contigo. — Madre ya no metas tú cuchara.

Me enojé pero no me quedó de otra. Caminamos y creó que por los nervios me caí.

— ¿Estás bien.? — Intentó ayudarme a levantar.

— No me toques. Házme un favor y aléjate de mi. No te quiero cerca. Me molesta tú presencia. — Me levanté y fuí a la bodega yo sola. O eso pensé. Al salir el se cruzó en la puerta.

— ¿Qué te molesta de mi.?

— ¿Te hago una lista.?

— Si.

— No tengo tiempo. — Lo hice a un lado y salí.

Idiota. ¿Porqué no buscas a otra tipa para sacar tus babosadas.? Pervertido. Asalta cunas.

Entré tanto ir maldiciendo no me di cuenta de que casi llegaba al comedor. Me calmé y fuí a sentarme con tranquilidad.

— ¿Dónde está Oscar.? — Preguntó su madre.

— Se quedó viendo algo.

El regresó y se sentó.

— Nuestros hijos hacen tan bonita pareja. ¿No cres.? — Su papá estaba fascinado conmigo. No entiendo porqué. Debería decirle todos mis defectos. Así no me querrá de nuera.

— Estoy totalmente de acuerdo. — Mi papá que le sigue el juego..

— Su hijo parece mayor que yo. — Todos me miraron cuándo dije eso.

— Tengo 28 años.

Carajo sólo tengo 22 no soy muy pequeña para el.

— Yo 16. Es ilegal que salgas conmigo. — Mentí pero mi madre no tardó en delatarme.

— Mi hija y sus bromas. ¿Cuántas veces te he dicho que no te quites años.? Apenas tiene 22 pero le molesta su edad.

— Ya vez no soy tan grande para ti. Tampoco es ilegal que salgas conmigo. — Me sonrió y yo hice una cara de disgusto.

Ojalá pudiera decirle que tengo novio. Me parece un chiste que me haya sido infiel y justo después conozco a esté tipo raro.

Qué mala suerte tengo.

Para colmo la cena terminó un buen rato después.

— Nos vemos Linda.

— Ojalá que no. — Lo dije en voz baja pero con toda la intención de que el escuchará.

— Se dónde trabajas y dónde vives. Te veré muy seguido. — Sonrió y de la nada me plantó un beso en los labios.

— ¿Qué hiciste.? — Lo empuje y el sonrío.

— Lo que quise hacer desde la primera vez que te ví.

— Idiota.

— Así me pones.

— No aparezcas frente a mi de nuevo. — Subí las escaleras muy molesta.

...Dos días después....

...Sonia....

Hoy es la exposición de Cristián. Invité a Linda. Quiero hacer que se distraiga un rato.

— No gracias. — Me rechazó.

— ¿Porqué.?

— A ese tipo de lugares vas con un chico. Y te recuerdo que estoy soltera.

— Qué importa. Yo soy tú amiga. Puedes venir conmigo.

— No quiero. No es sólo por el chico. Me dan flojera las exposiciones de arte.

— Qué mala eres.

— Buenas tardes. — Oscar llegó y Linda puso su cara de disgusto habitual. Me contó lo que pasó hace unos días y yo no pude parar de reír.

— Buenas tardes. — Saludé. Linda por el contrarió siguió con su carota.

— ¿A qué viniste.?

— A verte.

— Dame tú celular.

— ¿Para qué.?

— Dámelo. — Extendió su mano y Oscar le pasó su teléfono. — Desbloquealo. — Oscar le obedeció sin decir nada. Linda entró a la cámara y se tomó una foto. — Listo. Cuándo quieras verme sólo debes entrar a tu galería. Ahórrate la gasolina de tú auto y ahorrame la molestia de lidiar contigo.

Linda de verdad se pasa con esté chico. Pero lo sorprendente es que el no se enojo, por el contrarió. Le gustó su actitud. Lo demostró con una sonrisa sincera.

— Gracias. Siempre que te extrañe veré tú foto.

— Haz lo que quieras.

— ¿De verdad.? — Le dió una mirada pícara.

— Permiso. — Yo estaba de mal tercio y no lo había notado.

— No te vayas. — Linda tomó mi mano. — Tenemos que revisar los papeles.

— ¿Cuáles papeles.? — Quería molestarla un poco.

— Ya sabes. Esos papeles.

— A claro. Los papeles. Qué tonta soy.

— Cómo puedes ver estoy muy ocupada.

— Claro. Ya lo veo. Sólo pasé para invitarte a cenar.

— Lo siento. Ya tengo planes.

— ¿Cuáles.?

— Sonia me invitó a la exposición de su novio. ¿Verdad Sonia.?

— Pensé que no querías ir.

— Cómo me voy a perder un evento tan importante. A mí me encantan las exposiciones de arte. — Qué mentirosa. Pero ya verás lo que haré.

— Cierto. Linda no quería perderselo pero cómo no tenía pareja se negaba a ir sola. ¿Podrías acompañarla.?

Linda me hizo ojos asesinos.

— Sería un honor. ¿A qué hora paso por tí.?

Linda no decía nada así que Respondí por ella.

— A las 6:30 por favor. La exposición es a las 7.

— Seré puntual. — Le dió un beso en la mejilla. — Nos vemos Linda. — Se fue y yo saqué lo que tenía atorado en la garganta.

— Jajajaja.

— Deja de reírte. — Se molestó conmigo.

— Te juro que no puedo.

— ¿Cómo te atreviste a conseguirme una cita.? Y lo peor de todo fue la cita que me conseguiste. ¿Qué clase de amiga eres.?

— Linda creó que debes dejar de ver tu novelas de las 8, te estás volviendo más dramática que la protagonista.

— Creeme que no me parezco a esas chicas. Yo soy fuerte, decidida y nunca perdonó.

— Exacto. Y cómo te conozco y se que no perdonas pensé que sería bueno que le dieras una oportunidad a ese chico que muere por tí.

— No quiero. Es un tipo molestó.

— Yo creó que el es tu destino.

— ¿Tú crees en el destino.? — Preguntó sarcásticamente.

— Claro que si. Tengo motivos para creer en el.

— ¿Cuáles.?

— Mi propia historia. Sólo mírala. Dante me rompió el corazón y me fuí a Inglaterra, el primer chico que conocí fue Cristián, y mírame, soy inmensas feliz con el. Ahora mira tú situación. Descubres a tu novio siendo infiel y a los días conoces a Óscar.

— Es una mala coincidencia.

— Yo creó que no.

La dejé pensando y regresé al trabajo. Una hora después me fuí a casa de mi padre para cambiarme.

Hoy era un día especial para Cristián y yo debía estar hermosa y en primera fila. Terminé de arreglarme y bajé.

— ¿A dónde vas.? — Preguntó mi padre al verme.

— A una exposición de arte.

— ¿De quién.?

— De Cristián.

— ¿Sigues siendo amiga de ese tipo.?

— No. Ya no soy su amiga. Ahora soy su novia.

— Yo nunca estuve de acuerdo con esa relación.

— Lo siento papá. Aunque no lo estés yo quiero estar con el. Esperó me entiendas, porqué de lo contrario tendré que alejarme de ti y no quiero. — Salí de la casa.

Minutos después ya estaba en el evento.

Linda y Oscar llegaron más tarde. Ella lo dejó viendo pinturas y se acercó a mí.

— Te vez menos enojada.

— Pues no lo estoy.

— Linda vamos. Sólo míralo.

— Es guapo, alto, fornido, huele bien y tal vez sea mi tipo pero no lo amó. Ni siquiera lo quiero. Hasta mal me cae.

— Sólo conócelo un poco. Si sigue sin gustarte ayudaré a qué te dejé en paz.

— ¿Tienes un plan para lograr eso.?

— No pero algo se me va ocurrir.

— Aceptó. Pero debes cumplir.

— Lo haré. ¿Cuándo he faltado a mi palabra.?

— Nunca y espero que no sea la primera vez.

— No lo será. — Esperó que en verdad le guste porqué por lo poco que lo conozco me he dado cuenta de que no es alguien que se rinde fácilmente.