Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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21. Un encuentro inesperado
Han pasado dos semanas, los padres de Bea han regresado momentáneamente a su pueblo; la señora Antonia está muy interesada en la relación que pueda entablarse entre Kevin Taylor y su hija, por el momento necesita alejarse un poco, para pensar en la manera no solo de provocar aquello, sino que ella si logre contraer matrimonio, antes de que la familia lo evite.
Cuando su hija regrese a trabajar será el momento exacto para darles un empujón, pensó. El tiempo en que Kevin fue a visitarla al hospital y estuvo preocupado por Bea, le bastó a doña Antonia para percatarse que él estaba enamorado de su hija.
Bea está arreglando su ropa, mañana debe regresar al trabajo, se mira en el espejo y ya no tiene ninguna señal física de lo ocurrido, pero se siente bastante nerviosa; jamás se imaginó pasar por una experiencia como esa. De pronto, su móvil suena, recibe un extraño mensaje.
...📱 Eres un rostro hermoso para contemplar, me pregunto que sin los halagos y cuidados, puedas lucir igual....
De pronto el mensaje desaparece, ella no está muy segura de lo que ha ocurrido. Piensa contarle a William cuando regrese, su hermano ha ido al hospital para ver sus resultados.
Su móvil vuelve a sonar, esta vez es su madre, quien luego de hablarle de cualquier cosa, le preguntó, si Kevin iba a pasar por ella como lo prometió.
- "Eso dijo, pero si no llega, tomaré un taxi seguro, no te preocupes", dijo Bea, había sido molesta la insistencia de su madre por lo que hubiera entre Kevin y ella; más aún si la propia Bea estaba muy confundida respecto a lo que sentía por el guapo abogado.
- "Bea, me agrada ese muchacho, y él parece interesado en ti, deberías prestarle atención", comentó doña Antonia.
- "Kevin Taylor es algo complicado, su preocupación solo era una cuestión laboral, ni siquiera somos amigos", insistió Bea, su madre no parecía escucharla.
- "Bea, nadie por razones laborales se preocupa tanto, solo te pido que estés atenta, y seas amable. ¿No crees que es guapo?", cuestionó doña Antonia. Que sea apuesto, no estaba en discusión para Bea, solo que para ella Kevin no tenía ningún interés sobre su persona.
- "Mamá, tengo que colgar, hablamos luego", dijo Bea.
Aunque Beatriz Salinas notó que su madre quería seguir hablando, ella cortó, se dice a si misma que no se va hacer ilusiones sobre un imposible.
Por otro lado, Mark Sefra ingresó al hospital donde trabajaba su hermano, se suponía que su reunión virtual terminaría más tarde, pero los acuerdos fueron aceptados sin mucha dificultad; caminaba por los pasillos, cuando vio a una joven enfermera que aceleraba sus pasos, un tipo parecía seguirla y ella se alejaba nerviosa. Por alguna razón, pensó que aquella joven mujer estaba en peligro.
Ara no puede creer que su padrastro la haya ido a ver al hospital, a exigirle dinero, le parecía increíble, ya pagaba varios gastos de la casa, así que únicamente volteó y lo dejó hablando solo; pero al poco tiempo la estaba siguiendo.
- "Es mejor que te detengas y hablemos. Hay otra forma en que podrías pagar, todos los beneficios que has tenido por seguir viviendo en nuestra casa", dijo el hombre.
Ara se dio media vuelta, no puede creer lo que le está diciendo ese hombre, no entiende cómo su madre no lo deja de una vez por todas, era un ser horrible, si ella aún sigue en esa casa, es porque piensa que si se va, aquel hombre terminará matando a su madre, y hasta a a sus hermanos.
- "Señor le voy a pedir amablemente que se retire y dejé de decir tonterías, no voy a darle más dinero para sus borracheras", expresó Ara.
- "Niña tonta, no quiero dinero. Ese novio imaginario, no te va a proteger; (la arrincona contra la pared) lo que quiero de ti, es algo muy simple y te aseguro que te va a gustar", manifestó el padrastro con una expresión que le causó un gran asco a Ara.
- "Le voy a decir a mi madre la clase de cochino que es usted", dijo Ara, golpeándolo entre las piernas y apartándose bruscamente.
Ara se alejó mientras su padrastro se retorcía en el suelo, Mark había visto la escena, y quedó fascinado, la empezó a seguir a cierta distancia. Después de un rato, Ara refunfuña y voltea.
- "Imbécil te dije que ...", manifestó Ara y luego se quedó callada, cuando vio a Mark Safra.
- "Imbécil no es mi nombre, soy Mark Safra", dijo Mark, con su sonrisa de fotografía.
Ara no sabía ni que decir, se quedó mirando los ojos azules del joven hombre que tenía al frente. Le resultaron bastante familiares.
- "Lo siento, pensé que era otra persona", se disculpó Ara. "¿Safra?", cuestionó.
- "Buenas tardes, busco a mi hermano, el neurocirujano Edward Safra, creo que me perdí, este hospital es realmente grande", expresó Mark.
- "Es un hospital universitario, hay muchas especialidades, internos y residentes. Hoy el doctor Safra está en el consultorio, en el quinto piso. Sígame por favor, estoy yendo para allá", dijo Ara.
- "No me dijiste tu nombre", expresó Mark, mientras seguía camino al ascensor.
- "(Presiona el botón) Soy la enfermera Ara Park", manifestó Ara y le dio la mano.
Mark sonríe y también le da la mano, ambos suben y Mark le consulta que tanto conoce a su hermano, para que ella se relajara, mientras le comentaba sobre las guardias y que Edward había ayudado a su amiga Ara, y él le comenta que también estuvo ahí, cuando su amiga fue atacada; se sentía muy natural hablar el uno con el otro.