La historia de Zander y Yoriko continúa en esta segunda parte llena de misterios, acción y mucho romance
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Capítulo XV
En un mundo donde la realidad se entremezclaba con los sueños, Yoriko y Zander se encontraron en un amor único y especial. Su conexión era tan fuerte que podía traspasar las barreras del tiempo y la distancia. Aunque solo pudieran verse en sueños, cada instante juntos era un tesoro preciado. Eran como dos almas perdidas que se habían encontrado, sabiendo que su tiempo juntos era limitado, pero aprovechando cada minuto con intensidad.
Eran como esas parejas que, por la distancia o las circunstancias, solo pueden verse unas pocas veces al año. Tal vez discutan por carta o teléfono, pero al reencontrarse, las pequeñas rencillas se esfuman ante la intensidad de su amor. Yoriko y Zander tenían esa magia, ese don de perdonar y olvidar las pequeñas disputas cuando estaban juntos. No sabían si era una forma de evitar los conflictos o simplemente una manera de valorar cada instante que compartían, pero lo cierto es que su amor florecía en esa pequeña burbuja de paz y felicidad.
Quizás algún día tendrían que enfrentar los problemas que se ocultaban debajo de la superficie de su amor, pero por el momento, se deleitaban con la dulzura de un amor sin taches, un amor que se refugiaba en los sueños y florecía en la oscuridad de la noche.
-¿Amor?-
-¿Qué sucede?-
- Hay algo que debo decirte-
- Dime, me estás preocupando-
Zander le contó con detalles lo que le habían encomendado hacer, los beneficios si todo salía correctamente y los riesgos que conllevaba el fracaso. No había otra alternativa de todos modos, le dijo que hacerlo lo aterraba demasiado pero no podía hacer nada al respecto, y por su familia, se jugaría la vida sin dudarlo ni un segundo.
Yoriko claramente al escuchar todo lo que le había contado, se desmoronó, ¡Claro! Si la persona que amas viene y te dice que hará algo que puede costarle la vida, es lógico tener ese tipo de reacción. Por más que Zander intentó consolarla, era muy difícil.
- Todo saldrá bien no te preocupes-
- ¿Cómo no hacerlo? Me dices que puedes morir allí-
-No digas eso, no pasará, pero igual quiero que sepas y nunca olvides, que te voy a amar por toda la eternidad y cuidarte por el resto de tu vida-
-¡Tengo miedo!-
- ¡Tranquila! Yo estaré bien y verás que pronto tus problemas se van a solucionar y podrás ser feliz, ya sea conmigo o con alguien más que sepa lo que vales, pero siempre voy a estar ahí para ti-
Se entrelazaron en un abrazo eterno, como si ambos ya presintieran que se acercaba el final, tenían que disfrutarse a más no poder, no solo conectar sus cuerpos, sino también el alma, sus corazones latían a un millón de palitos por minuto, ambos deseaban estar así para siempre. Ahora la idea de vivir eternamente dormidos no sonaba tan descabellada.
- Entonces ¿Este es el adiós?-
- ¡Claro que no! Aún nos queda mucho por vivir, es solo el principio de nuestra historia, te lo prometo-
-No me abandones por favor-
- Ni pensarlo, sería un tonto si tan solo me atrevería a hacerlo, solo necesito pedirte un favor-
- Lo que quieras amor, solo dime-
-¿Sabes el nombre del doctor que cuida de ti en el hospital?-
- No recuerdo su nombre, pero creo haber escuchado que le decían Han, aunque no estoy segura de eso ¿Por qué?-
-Ya lo sabrás amor-
Ambos se quedaron abrazados, no importaba nada, las cosas que se venían en el futuro, pero por ese momento podía esperar. Solo eran los dos...solo los dos para toda la eternidad.
En medio de la oscuridad de la noche,
Yoriko y Zander se encuentran abrazados,
Sus cuerpos entrelazados, sus almas unidas,
Sintiendo el calor y la pasión que los ha atrapado.
En silencio, se miran a los ojos,
Como si pudieran leer los pensamientos del otro,
Se conocen tan bien, se comprenden sin palabras,
Una conexión profunda que trasciende lo terrenal y lo otro.
En ese momento, el tiempo se detiene,
El mundo exterior desaparece por completo,
Solo existen ellos dos, en su propio universo,
Donde el amor y la felicidad son su único proyecto.
Zander acaricia suavemente el rostro de Yoriko,
Sus dedos trazan líneas invisibles en su piel,
Cada caricia es un mensaje de amor y ternura,
Un lenguaje secreto que solo ellos pueden entender.
Yoriko cierra los ojos y se deja llevar,
Se sumerge en la calma y la paz que le brinda Zander,
Siente su corazón latir en perfecta sincronía,
Como si fueran dos almas destinadas a encontrarse y expandir.
En ese momento de intimidad y conexión,
Los miedos y las preocupaciones se desvanecen,
Solo existe el amor puro y genuino,
Que los envuelve y los protege como un manto de seda.
Se prometen el uno al otro,
Que estarán juntos en cada paso del camino,
Superarán juntos los obstáculos que se presenten,
Y construirán un futuro lleno de amor y destino.
El tiempo avanza y la noche se desvanece,
Pero el amor entre Yoriko y Zander permanece,
Un amor eterno que trasciende las barreras del tiempo,
Un amor que nunca se desvanece, nunca envejece.
Así, en ese abrazo apretado y eterno,
Yoriko y Zander encuentran su refugio,
Un lugar donde el amor es su guía y su fuerza,
Un lugar donde siempre estarán juntos, sin ningún desvío.
Y así, en ese momento de amor y conexión,
El mundo se desvanece y solo existen ellos dos,
Unidos por un lazo indestructible,
Un amor que perdurará más allá de cualquier adiós.
Zander le dedicó una sonrisa llena de seguridad y amor.
- Lucharé por ti, por nosotros. Haré lo que tenga que hacer. - respondió.
- Te amo. - susurró Yoriko, sus palabras se fundieron en el aire, como si fueran un conjuro, una promesa de amor eterno.
- Y yo a ti. - respondió Zander, su voz llena de pasión.
El silencio regresó, pero ahora era un silencio cargado de esperanza. Un silencio que hablaba de un amor que podía vencer cualquier obstáculo, un amor que podía cambiar el destino.
La mañana se acercaba, traía consigo la luz del nuevo día. Yoriko se despertó, la cálida sensación del abrazo de Zander aún se percibía en su cuerpo, pero él ya no estaba ahí.
Pero algo en su interior, una pequeña chispa de esperanza, le susurraba que no era así. Que Zander estaba con ella, de alguna manera, luchando por ellos, por su amor.