Bajo La Máscara Del Placer

La grabación de Gromov era el golpe que necesitaban, pero Valeria sabía que la victoria aún estaba lejos. Mientras los demás festejaban el pequeño avance, ella sentía el peso de las amenazas pendientes, de los enemigos al acecho. Su único consuelo era la presencia constante de Jihoon, que no la había dejado sola ni un momento.

Esa noche, mientras repasaban la estrategia de publicación de la grabación con Daniel, el periodista levantó una ceja, pensativo. —Debemos ser cuidadosos. Esta grabación es explosiva, pero si no manejamos su difusión de la manera correcta, el Círculo podría silenciarnos antes de que vea la luz del día.

Suárez asintió. —Deberíamos tener varias copias listas para liberar en cuanto identifiquemos la manera de causar el mayor impacto. Esto no puede ser un golpe aislado, necesita derrumbar toda la estructura del Círculo.

Jihoon los observaba en silencio. Cuando Valeria lo miró, notó la determinación en sus ojos. —Voy a contactarme con algunos contactos en el extranjero —dijo Jihoon finalmente—. Si conseguimos que periodistas de otros países se involucren, el Círculo no podrá controlarlo tan fácilmente.

Valeria sonrió con agradecimiento. Aquella noche, entre planes y estrategias, volvieron a sentir una chispa de esperanza. Pero el enemigo también estaba en movimiento.

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A la mañana siguiente, la noticia del allanamiento en la oficina de Daniel cayó como una bomba. La redacción del periódico estaba destrozada, con documentos y equipo confiscado por "razones de seguridad nacional". Daniel apenas había podido escapar sin ser visto.

—Están intentando silenciarnos —murmuró Suárez mientras examinaba las fotos del destrozo—. Esto es solo una advertencia. Nos están diciendo que saben lo que estamos haciendo.

Valeria se estremeció al recordar los últimos mensajes de texto que había recibido de un número desconocido: "Sabemos dónde estás. No creas que puedes esconderte para siempre." La amenaza era clara, y la sensación de peligro constante se volvía insoportable.

—No podemos detenernos ahora —dijo Jihoon, tratando de calmar el nerviosismo que se había apoderado del grupo—. Si retrocedemos, ellos ganan. Tenemos que difundir la grabación, pero antes de hacerlo, necesitamos un plan de contingencia.

Daniel asintió. —Podríamos lanzar la grabación en varios medios simultáneamente. Si logramos una difusión amplia e inmediata, el Círculo se verá obligado a reaccionar en múltiples frentes. Pero para eso necesito acceso a una red segura.

—Yo puedo encargarme de eso —dijo Suárez—. Tengo algunos contactos en el sistema judicial que podrían ayudarnos a instalar una conexión segura.

La determinación de sus aliados hizo que Valeria se sintiera menos sola en su lucha. Pero incluso con toda esa seguridad, sabía que algo oscuro acechaba en las sombras.

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Esa noche, mientras Valeria se preparaba para descansar, Jihoon la tomó de la mano. —¿Estás bien? —le preguntó en voz baja, sus ojos llenos de preocupación.

Ella asintió, pero en su interior sabía que la incertidumbre y el miedo estaban ganando terreno. —Es solo... todo esto. No sé cómo acabará, Jihoon. No quiero que ninguno de ustedes salga lastimado por mi culpa.

Jihoon acarició su rostro, mirándola con ternura. —No tienes que cargar con esto sola, Valeria. Estamos juntos en esto, y no voy a dejarte. Lo prometo.

Valeria se aferró a sus palabras, permitiendo que el calor de su cercanía calmara sus pensamientos. Pero justo en ese momento, un fuerte golpe en la puerta los hizo sobresaltarse.

Jihoon se levantó rápidamente y caminó hacia la entrada con cautela. Al abrir, se encontró con un hombre desconocido, vestido con traje oscuro y una expresión severa.

—¿Puedo ayudarlo? —preguntó Jihoon, su voz tensa.

El hombre mostró una identificación rápidamente y dijo: —Soy el inspector Martínez. Estoy aquí por una cuestión de seguridad urgente. Necesito hablar con Valeria.

Valeria se asomó, sus ojos entrecerrados al ver al extraño. —¿Qué es lo que quiere?

—Sé quiénes son ustedes y lo que están intentando hacer. He estado investigando al Círculo durante años, y creo que puedo ayudarles, pero necesitamos actuar rápido. Ellos ya saben que tienen la grabación.

El anuncio del inspector los dejó helados. Si era verdad lo que decía, el Círculo ya estaba preparando su contrataque, y el tiempo se volvía en su contra.

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El inspector Martínez se unió a su equipo en el pequeño refugio y expuso su plan. —Si el Círculo ya sabe lo que ustedes tienen, lo más seguro es que busquen desestabilizar su operación. Intentarán aislarlos, destruir sus pruebas, y quizás incluso amenazarlos personalmente.

—¿Y qué propone hacer? —preguntó Valeria, tratando de mantener la calma ante la gravedad de la situación.

—Difundir la grabación es esencial, pero también necesitamos un respaldo legal. Presentaremos la evidencia como parte de una denuncia oficial. Si involucramos a una fiscalía internacional, podremos asegurarnos de que al menos una parte de la investigación quede fuera de su control —explicó Martínez.

Suárez y Daniel intercambiaron miradas, asintiendo con aprobación. La propuesta era arriesgada, pero también parecía ser la única salida viable.

—Entonces debemos hacerlo rápido —dijo Jihoon—. Cada minuto que esperamos, el Círculo se hace más fuerte y nuestra ventana de oportunidad se cierra.

Martínez asintió. —Yo me encargaré de contactar a los organismos internacionales y de asegurar que la denuncia tenga el respaldo necesario. Pero necesito que ustedes consigan más pruebas para blindar el caso.

Valeria asintió, reconociendo la oportunidad de ganar terreno. La grabación de Gromov era solo el inicio; ahora necesitaban buscar conexiones directas entre él y otros miembros del Círculo, documentos financieros, o cualquier cosa que los incriminara.

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Los días siguientes se convirtieron en una frenética carrera contra el reloj. Valeria y Jihoon pasaron largas horas revisando documentos, transacciones y toda la información que habían acumulado. Suárez trabajaba con el inspector Martínez, recopilando información legal y afinando el plan para presentar el caso.

Finalmente, lograron compilar un archivo completo, con cada transacción, documento y conexión que había descubierto. Daniel y Suárez contactaron a varias agencias de noticias y medios internacionales, asegurándose de que la historia estuviera lista para ser publicada en el momento preciso.

El plan estaba en marcha, y ahora solo quedaba esperar el momento adecuado para ejecutar el golpe final. Pero el Círculo, consciente de que la amenaza estaba a punto de materializarse, movió sus fichas.

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En medio de la noche, un mensaje anónimo llegó al teléfono de Valeria: "Si quieres salvar a Jihoon, detén todo ahora."

El mensaje heló a Valeria hasta los huesos. Consciente de lo que implicaba, corrió hacia el cuarto donde Jihoon estaba, pero al abrir la puerta, lo encontró vacío.