Sinopsis: En un mundo donde el amor se intercambia por fortuna, Isabella, una mujer atrapada en un matrimonio por conveniencia con un poderoso empresario, se enfrenta a un juego de intrigas y traiciones. Tras un escandaloso divorcio, decide tomar las riendas de su vida, descubriendo no solo su verdadera fortaleza, sino también el amor inesperado en la figura de Alejandro, el carismático rival de su exesposo.
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Capítulo 3: El Primer Rumor
A pesar de los esfuerzos de Isabella por ignorar las inquietudes que surgían en su mente, las sombras del pasado seguían acechando. Aunque Alejandro había prometido que todo estaba bien y que su amor era más fuerte que cualquier rumor o manipulación, las palabras de Mariana seguían rondando en su cabeza. A veces, el corazón se llena de dudas sin razón aparente, y lo que antes parecía inquebrantable comienza a tambalear. Pero Isabella no quería ceder a la inseguridad, especialmente después de todo lo que había superado.
A lo largo de la semana, la vida de Isabella continuó con relativa normalidad. Su causa seguía creciendo, sus palabras seguían inspirando a muchas mujeres, y Alejandro, siempre a su lado, la apoyaba sin reservas. Pero los pequeños detalles, las miradas fugaces de personas a su alrededor, las risas a medias entre sus amigos, le indicaban que algo más estaba sucediendo. Aquella sensación de que alguien estaba observando, esperando un momento para atacar, no la abandonaba.
Fue en una reunión en la que Isabella se encontró con una amiga cercana, Carmen, que las cosas comenzaron a tomar un giro inquietante. Durante la charla, en medio de una conversación sobre el próximo evento que Isabella estaba organizando, Carmen la miró con una expresión algo vacilante, como si intentara encontrar las palabras adecuadas. Después de unos segundos, la miró directamente a los ojos.
— Isabella, necesito preguntarte algo, y te lo voy a decir con todo el cariño que te tengo — comenzó Carmen, ligeramente nerviosa. — ¿Estás segura de que Alejandro es completamente honesto contigo?
Isabella sintió como si el aire se hubiera detenido. No era la primera vez que alguien le hacía una pregunta parecida, pero la mirada de Carmen no era la misma de siempre. Había algo en su tono que la hizo sentir incómoda. Antes de que pudiera responder, Carmen continuó.
— Sé que lo amas, y créeme, te respeto mucho, pero no puedo evitar escuchar ciertos comentarios… — Carmen se detuvo, como si no quisiera ir más allá. — Ya sabes, cosas que han estado rondando sobre él. Comentarios que, en su momento, pensé que eran solo rumores, pero ahora… no sé, me preocupan un poco.
Isabella frunció el ceño, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.
— ¿Qué comentarios? — preguntó con una voz tensa, tratando de mantener la calma.
Carmen miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera prestando atención, y luego susurró:
— Dicen que Alejandro no es tan fiel como parece, que hubo otras mujeres en su vida antes de ti, y que algunas de ellas… aún lo buscan.
El golpe fue inesperado. Isabella se sintió como si le hubieran arrojado un balde de agua fría en la cara. De todas las cosas que había temido, de todas las dudas que había guardado en su interior, esa era la que más le costaba afrontar: la posibilidad de que Alejandro, el hombre con el que había comenzado a construir su futuro, tuviera un pasado tan turbulento que pudiera poner en peligro lo que ellos compartían.
Carmen, al ver la reacción de Isabella, intentó suavizar sus palabras.
— Isabella, no quiero que pienses que estoy sugiriendo nada grave… es solo que a veces, cuando escuchas muchas veces lo mismo, te preguntas si hay algo de cierto en ello. No quiero que lo tomes mal.
Isabella asintió, aunque su corazón latía a un ritmo mucho más acelerado. Sabía que Carmen no le estaba hablando malintencionadamente, pero las palabras ya estaban sembradas en su mente. Aquel rumor la dejó desconcertada, e incluso cuando regresó a casa esa noche, la inquietud la acompañó, como una sombra que no la dejaba en paz.
Al llegar a casa, Alejandro estaba esperándola, como siempre, con una sonrisa cálida en el rostro. Pero Isabella ya no podía mirarlo de la misma manera. No era que dejara de amarlo, sino que ahora una parte de ella no podía dejar de cuestionar la verdad detrás de sus ojos. La sensación de que algo no era completamente transparente la asfixiaba. ¿Y si realmente había algo más en su pasado que Alejandro no le había contado?
Alejandro notó el cambio en su actitud inmediatamente. Mientras cenaban juntos, el silencio era denso, y aunque intentaba romperlo con una sonrisa, Isabella sentía como si estuviera participando en una actuación que no quería interpretar. Cada palabra, cada gesto de Alejandro, parecía cargar con un peso diferente, una carga que no podía identificar, pero que sí sentía.
— ¿Isabella? — preguntó Alejandro, preocupado, mientras la miraba fijamente. — ¿Estás bien? Te noto distante.
Isabella levantó la mirada y, por un momento, los ojos de ambos se encontraron, llenos de amor, pero también de algo más. La duda, esa pequeña chispa que se había encendido en su corazón, comenzaba a expandirse.
— Sí… — respondió, con una voz que no era del todo sincera. — Solo estoy un poco cansada.
Alejandro la miró fijamente, como si pudiera ver más allá de sus palabras, pero no insistió. Sabía que había algo que no encajaba, pero no quería presionarla. En su corazón, sabía que algo más estaba ocurriendo, algo que tenía que ver con la ansiedad que Isabella sentía últimamente. Sin embargo, no tenía idea de que las semillas de la desconfianza ya habían sido plantadas.
Al día siguiente, Isabella intentó olvidarse de lo que Carmen había dicho. Le dijo a sí misma que no podía ser cierto, que los rumores eran solo eso, rumores. Pero, en el fondo de su mente, no podía evitar preguntarse: ¿Qué tal si hay algo que no me está diciendo Alejandro?
Mientras tanto, las mujeres del pasado de Alejandro, Mariana y Clara, se regocijaban al ver cómo la semilla de la duda comenzaba a germinar en la mente de Isabella. Sabían que este era solo el comienzo, y que, cuanto más se enredara Isabella en sus pensamientos, más cerca estarían de conseguir lo que deseaban: separarla de Alejandro para siempre.