Impura

• El inicio del fin •

"Todo lo que empieza tiene que terminar"

Hazel

Este clan es sumamente extraño, a algunos no les interesa nuestra presencia, pero a otros parece no agradarle que estemos allí.

Ahora mismo estoy con Elizabeth sobre la cama, ambas estábamos acostadas mirando en techo blanco.

- ¿No crees que está calma es extraña? - Elizabeth pronunció sin mirarme.

- Si - Gire mi cuerpo quedando mirándola con mi cabeza apoyada en mi mano. - Algo pasará pronto, no sé que, pero sospecho que será algo malo - Me miró sin entender.

Sonreí acercándome a ella, nos dimos un suave beso, nunca me cansaría de hacerlo.

- Si pasa algo malo, ¿Aún así crees poder pertenecer a mi lado? - Se separó un poco de mí, para vernos a los ojos.

- Si, siempre -

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Solene

Caminaba a una habitación, los líderes me ordenaron quedarme aquí para vigilar los movimientos de los impuros que llegaron.

Apenas entre pude ver a esa molesta impura sobre mi cama.

- ¿Qué haces aquí? - Mi voz sonó más grave que normalmente.

- Cariño, te extrañe mucho - no hizo el esfuerzo de levantarse únicamente se quedó acostada viéndome.

Suspiré cerrando los ojos, esa impura es tan molesta cuando se lo propone.

- Sal de aquí - me crucé de brazos sin intenciones de acercarme a ella. - ¿Y por qué estás vestida así? - Romy tenía una vestimenta algo reveladora.

- Oh, lo siento - se cubrió la boca tapando su sonrisa burlona - ¿Querías verme sin ella? -

Traté de respirar para evitar perder la paciencia.

- Lárgate - No caería en sus sucias trampas.

Ella tenía una mirada traviesa, no sé que planea.

- Bien - levantó su brazo hacia mi dirección - Ayúdame -

- Puedes hacerlo sola - el aroma en la habitación era extraño.

- Por favor, mi espalda duele por esperarte tanto tiempo - esa impura no dejaría de insistir hasta que lo haga.

Me acerqué esperando que apenas se levantara saliera de ahí.

Tomé su mano y sin esperarlo, esa impura tiró de mi cuerpo no lo espere y me tomó con la guardia baja.

Caí sobre su cuerpo, ella inmediatamente me abrazo, intente que me soltara, pero su fuerza era más que la mía.

- Oye, déjame - puse mis antebrazos a los lados de su cabeza para evitar aunque sea que nuestros cuerpos no tengan tanto contacto.

- No sabes cuánto me encanta abrazarte y se supone que no siento nada - hundió su cabeza en mi cuello.

Sabía que todo lo que tuviera que ver con ella era mala idea.

El aroma cada vez parecía hacerse más fuerte, mi nariz parecía no acostumbrarse a el.

Vi como se alejó de mi cuello y miraba fijamente mis ojos, había algo extraño en los suyos.

- Quiero hacer algo más que abrazarte - con una de sus manos acarició mi mejilla - Sé que apenas y nos conocemos, pero en serio siento que quiero ser de tu propiedad - Sonrió, está vez su sonrisa era diferente a las demás.

Esta vez sujeto mi cara con ambas manos, ya no ejercía ningún esfuerzo para que me quedara encima de ella.

¿Por qué no me alejaba?

- Puedes matarme si quieres - Sus ojos se posaron en mis labios - Hazlo si es lo que quieres, pero necesito hacer esto - Sin decir más acercó su rostro al mío.

Nuestros labios que parecían encajar perfectamente se hundieron en un momento inaceptable.

Eso estaba mal, aun así se sentía bien no me aleje, no lo hice ni al sentir que ella dejaba de acariciar mis mejillas para llevarlas a otras partes de mi cuerpo.

Pero tuve que hacerlo cuando sentí que quiso llevar esto más lejos que un beso por capricho.

Hizo una mueca quitando sus manos de mi cuerpo, está debajo de mí.

No sigo las reglas como lo hace Alyssa y nunca se me ha castigado por eso, además esto no es algo que esté prohibido, si está mal visto y seré juzgada, pero a quien le importa.

Esta ocasión fui yo la que inicio con nuestra segunda lucha, tomándola sin aviso.

Ella pareció entusiasmada por eso, ella continuó con sus caricias y yo simplemente inicie una lucha que muy posiblemente dure toda la noche.

Algo curioso y muy conveniente en estos momentos, es que ninguna de las dos necesita una pausa para respirar y no solo eso, a ninguna le hace falta dormir.