En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Uno de esos guardias que se reunieron alrededor de Dominic dice.

—Tu intruso, deje ir al emperador— dice uno de ellos, siendo ese el capitán de la guardia, Pero Dominic no le hizo caso y continuó pegándole a su hermano hasta que este se desmaya. 

—¿Quién de ustedes quiere pelear en contra del verdadero emperador de este imperio?—dice el enojado. 

—Nosotros solo servimos a una sola persona, y esa es su majestad Óscar, no a un aparecido como usted— dice uno de los guardias. 

—Si así es la cosa, entonces mueran con él— dice Dominic y de manera inmediata invoca a su guardián, quien, sin perder tiempo, comenzó a lanzar fuego en contra de los allí presentes, quienes con dificultad se estaban defendiendo de ese ataque.

Algunos no tardaron en morir, y otros estaban en mal estado.

Pero no desistieron de la idea de atacar a Dominic, y uno a uno de los que estaban aún de pies alzó su espada, y quiso matarle, y él con su magia le estaba siendo frente. 

Al poco tiempo, el lugar estaba ardiendo en llamas, y eso hizo que Óscar despertara y tomará una espada de los soldados caídos y se fue a luchar también, ya que cree que está es la oportunidad perfecta de eliminar a su hermano para siempre, pero este no se dejó cortar un solo cabello, y se defiende con su fuego.

Aunque era uno solo en contra de un pequeño ejército de 3 mil guardias, más un traidor, Dominic estaba peleado con su fuego como si nada, y ya había eliminado con su fuego a la mitad de ellos y la otra mitad estaba en mal estado. Él está dejando demostrado, lo que es ser bendecido por el maná y lo que es tener magia infinita de fuego.

El hombre estaba fuera de sí en esos momentos, y sus ojos rojos estaban ardiendo como su fuego.

El lugar parecía una fogata gigante, y algunos estaban contemplado la idea de retirarse, pero no, Dominic tenía claro algo: si hoy dejó ir a los que se revelaron en su contra, mañana no se sabe qué pueda pasar, y por esa razón estaba decidido a terminar con ellos y también con Óscar. 

Este último estaba también en mal estado, pues el fuego de Dominic le alcanzó y a su magia ser débil, no es lo suficientemente fuerte para pelear en contra de su hermano.

La batalla continuó por unas dos horas más tarde, y el resultado fue, una total masacre y el lugar de la batalla estaba totalmente convertido en carbón y en pies solo estaba Dominic y los demás a excepción de Óscar estaban muertos y de su cuerpo no quedaba nada en lo absoluto. Otros soldados miraban todo desde lejos, y por sus mentes no se le ocurrió meterse en la gran pelea.

En un lado del lugar, estaba Óscar en muy mal estado, y apenas podía hablar palabra.

—Ten piedad de mi hermano, tenemos la misma sangre — dice Óscar con apenas un susurro. 

—Claro, hermano, tendré piedad de ti, tal cual tú la tuviste conmigo— dice Dominic mientras se pone a la altura de Óscar — Las escorias como tú, no merecen mi piedad, y por eso hoy es tu fin— dice él, y enciende sus manos y le lanza a Óscar un ataque de fuego el cual lo hizo gritar de dolor.

El hombre parecía una antorcha humana, y se revolcaba en el suelo del dolor. 

Dominic solo se limita a mirar todo, para luego solo darse la vuelta e irse de allí y dejar que Óscar muera definitivamente.

Él no siente remordimiento por lo que acaba de hacer, ya que si no toma venganza de su hermano, él buscará la manera de hacerle nuevamente daño.

Solo lamenta lo que pasó por su pueblo, ya que conociendo a Óscar, es seguro que ese imperio debe de estar cayéndose a pedazos y no se equivoca. 

Cuando Dominic salió de esa zona catastrófica, se dirigió a su antigua habitación, y al entrar en ella, no había nada suyo, por lo que decide ir a buscar un empleado del palacio, para que le ayude a limpiar todo.

Pero por más que busco no encontró a los empleados, por lo que decide ir a buscarlos en el refugio del palacio, pues supone, que estos debido a lo que pasó hace poco, deben de estar escondidos y no se equivoca. 

Amontonados en el refugio, estaban los empleados del palacio y todos estaban llorando, pues creen, que Dominic le haría como le hizo a los que intentaron herirle.

Él al entrar al lugar dice.

—Escuchen todos, necesito que alguien me sirva, ¿quién de ustedes desea hacerlo? El que no, pues tiene las puertas abiertas para irse, no se lo voy a impedir — dice el hombre entrando al lugar. Los empleados al verles, olvidaron cómo respirar, y estaban atemorizados hasta más no poder.

Uno de ellos, quien es el cocinero, al tener una familia a la que mantener, sabe que no puede perder ese trabajo, por lo que toma valor y decide quedarse.

—Señor, yo me quedo, necesito el dinero que me brinda este empleo, mis hijos y esposa me necesitan — dice el cocinero, y se inclina. 

—Bien, mientras me seas fiel, no perderás tu empleo, ya los que debieron morir lo hicieron— dice él con fastidio, ver a la gente asustada con su presencia, no es algo que disfrute.

Los demás al ver al cocinero hacer eso, tomaron un poco más de valor, y también deciden servir a Dominic.

Todos hicieron una reverencia en señal de respeto y a una voz dijeron 

—Prometemos ser fieles hasta la muerte— dicen todos.

Dominic al ver eso, dio algunas órdenes y luego se fue de allí, seguido de un sirviente y el cocinero. 

Una hora después, ya la habitación de Dominic estaba lista, y el palacio volvió a funcionar.

Pero allí faltaba alguien, uno que no estaba entre los muertos, ni entre los empleados, ese alguien es la mano derecha de Óscar, quien al momento de llevarse a cabo la pequeña batalla, él se encontraba haciendo algo fuera del palacio desde hace unos días, y cuando la batalla estaba en su apogeo, él casualmente estaba llegando y desde lejos vio lo que pasaba. 

Al conocer el poder monstruoso que tiene Dominic, supo enseguida que esa gran antorcha, era su culpa. Asustado, él no regresó al palacio y se fue de allí corriendo a una casa de campo que tiene en ese imperio, y nunca más planea regresar allí.

Mientras Dominic se instala en el palacio de Legaxi, en el imperio de Bayona, estaba la pequeña Cristal hablando con su doncella, ya era de noche. 

—Ana, me muero del aburrimiento, no soy de esperar a que pasen las cosas, tú quédate en mi habitación fingiendo ser yo, y yo iré al templo a eliminar la plaga— dice la pequeña mientras resopla del fastidio.

La doncella en esos momentos estaba pálida, y no sabía cómo hacer que esa loca amada que tiene, cambié de idea. 

—Señorita Cristal, no sea terca, deje que sus padres hagan el resto del trabajo — dice la doncella y la niña se niega a estar un segundo más tranquila.

—No, no quiero, debemos hacer algo— dice ella negada. 

—Hagamos entonces que el pueblo ya no crea en ellos, y así luego buscamos la manera de eliminarlos, por ahora no podemos ser espías nosotras mismas — dice la doncella y eso hace que a Cristal se le encienda el bombillo, he decir, tuvo una idea. 

—Ana, me acabas de dar una idea, eres la mejor, está noche me voy de investigación, pero tú te quedas en esta habitación, tomarás mi lugar y así si me tardo un poco, nadie lo sabrá, eso sí, por nada del mundo, nadie pueden darse cuenta de que no estoy, o estoy perdida, nos vemos en unos días — dice Cristal mientras abraza a la doncella. 

Luego de eso, rápidamente y sin que la doncella diga algo, cambió de apariencia con ella y salió de la habitación prácticamente corriendo, dejando a la doncella con los ojos como platos y muda.

Ahora esta doncella será quien ocupe el lugar de su ama, y tendrá que justificar su “ausencia”

“Vaya, esta ama hará que me mante” dice Ana, mientras se revuelve el cabello frustrada, solo espera que no la descubran, y ella termine en la guillotina por hacer semejante cosa, aunque no tuvo siquiera tiempo de negarse, cuando ya aquella traviesa niña, cambió de apariencia con ella y se fue corriendo.

___ Nota 

La traviesa niña no se queda tranquila 

Veremos cómo hace su investigación, siento que esta niña va a hacer arder Troya.

Nos vemos mañana con otro capítulo, no olviden dejar su lindo apoyo.