SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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LILY (CAP. 22)
Con mi pregunta todos asiente, mientras comen.
^ Si. La comida es buena y los profesores también. Las noches no son malas, pero...
La mayor de 14 años, a quien he visto desde que tenía 5, me responde y se detiene. Quiero tomar su mano, pero sé que no lo apreciaría, ya que a mi no me agradaría.
- ¿Qué pasó?
Vuelven a mirar por todos lados y, al ver que no estamos siendo vigilados, me contesta.
^ Uno de los cuidadores nocturnos es del otro grupo. Tratamos de no separarnos, porque cada vez que alguien se aleja un poco él siempre se acerca...
No necesito que me explique más. Uno de ellos es de la reina y como integrante de ese grupo, es una basura. Está buscando algún niño indefenso.
- Ok, me encargaré.
No me gusta hacerlo, pero hay momentos en que las cosas se deben poner en una balanza: desaparecer a alguien o dejar que lastime a los más indefensos. Para distraerlos, cambio de tema.
- Niños, ¿de casualidad han visto a mi prima?
Algunos arrugan sus pequeñas narices y la mayor llama su atención.
^ No se refiere a la mala, sino a la buena, ¿cierto?
No tengo tiempo para preguntar por la mala, pero me interesa la buena.
- Exacto, pero ¿por qué le dicen la buena?
Los demás suspiran aliviados. Oculto mi confusión. Imagino que se refieren a Jazmin como la mala, no sé por qué y prefiero no saberlo. En cambio, si quiero saber de Layla, ya que ellos no la conocen.
^ Cuando tenía 5, vi a tu prima de ojos dorados como un tigre. Ella se dio cuenta de tus mochilas y varias veces te siguió. Siempre tenía una gran sonrisa. En una ocasión, me atrapó viéndola y levantó un sobre. Lo dejó en una banca oculta del parque y se fue. No sabía leer, pero si sabía contar hasta 50. Cuando vi que el sobre tenía un papelito, con varios ceros, se lo di a uno de los confiables. Nos compró ropa, artículos de higiene, comida, incluso fuimos a un centro recreacional con piscina. Fue un mes muy entretenido. Después no la volvimos a ver, hasta hace dos días. No hay manera que confunda esos ojos y ese gran parecido a ti. Entró al Ritz. Por lo que escuchamos, es la amante de algún político que la tiene mimada en la mejor suite del hotel. Obviamente es mentira. Nadie ingresa a ese piso. Cada vez que alguien lo intentó, el ascensor dejó de funcionar o bajaba. Será difícil que subas, más aún siendo una Ogayar, está prohibido. La mala intentó entrar y solo pudo acceder al restaurante, pero sobornó a una de limpieza. Entonces sabe que nadie sube, salvo servicio a la habitación.
Layla siempre fue genial. No sabía que me había visto y siempre me apoyó. Mi prima no ha estado jugando, no importa que quiso aparentar, ella es muy fuerte. No me quedará de otra que esperar. Suelto un suspiro.
- Gracias, niños. Les dejo las bolsas, ya debo regresar.