Mi Querido Esposo

Habían pasado dos días, y ambos estaban en cama pues se resfriaron después de estar tanto tiempo bajo la lluvia.

Alexander había vuelto a ser el mismo de siempre y no había querido hablar del tema, tampoco había preguntado por Dante.

Isabela salió del baño y corrió a meterse en la cama, había aprovechado La ocasión para ver una serie que tenía ganas de ver desde hace tiempo pero no había tenido la oportunidad, su marido como siempre estaba trabajando, sentado a su lado, siendo el adicto al trabajo que era, ella creía que le costaría más trabajo convencerlo de que se quedara en cama, pero la verdad era que él no quería ver a su familia, así que cuando el doctor les dijo que se quedaran en cama él no se negó.

-¿se te bajo la fiebre?- pregunto Alexander tocándole su frente 

-creo que sí, ya me siento mejor-

-¿realmente vas a seguir con eso?- dijo Alexander señalando la enorme pantalla que estaba en la pared 

-por supuesto, solo me quedan dos capítulos, pero tu eso jamás lo entenderías eres un aburrido- dijo ella mostrándole su lengua 

Alexander dejo su laptop a un lado- ¿a quién estas llamando aburrido? – y la derribo en la cama y comenzó a besarla en la cara 

-basta, no puedo creer que tengas ganas de eso, después de que me viste estornudar todo el día de ayer, estaba horrenda -

Alexander siguió no respondió solo siguió besándola en la cara y después paso al cuello, cuando quiso bajar ella lo aparto

-realmente no quiero hacerlo ahora estoy sucia, al menos espera que tome un baño, los medicamentos y el té que me dio Cora me hizo sudar mucho -

-entonces vamos a la ducha -

-Sí, voy a tomar una ducha pero lo haré sola – dijo Isabela levantándose y corriendo al baño, al llegar a puerta se detuvo, y se quito la parte de arriba de si pijama, le hizo una mueca burlona y se metió al baño. Alexander lo tomo como una invitación y fue tras ella.

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Cora aprovecho que ambos estaban encerrados en el baño para cambiar las sabanas y limpiar la habitación, la joven se hacia una idea de lo que la pareja estaba haciendo ahí adentro, pero prefería no pensar en eso. La puerta del baño se abrió y salió Alexander, parecía de muy buen humor.

-Cora qué bueno que estas aquí, dile a Clara que llame a la persona que se encarga del mantenimiento de la casa en la playa, y que le diga que prepare todo para hoy -

Isabela salió del baño sonriendo- Cora querida, prepara todo que nos vamos de vacaciones a la playa -

-¿yo, también voy? -

-por supuesto, tu eres mi mano derecha a quien más llevaría -

-muchas gracias señora- dijo Cora sonriendo, tenía ganas de abrazarla pero se resistió, si hubieran estado solas lo habría hecho, pero en cambio se retiro a buscar a el ama de llaves. Nada más salir saco su celular e hizo una llamada 

-mama voy a conocer el mar- dijo en cuánto la otra persona respondió el teléfono 

- estas en horario de trabajo, no deberías estar haciendo llamadas personales- dijo la señora Clara 

-perdón- se despidió de su madre y colgó – justó a usted quería verla, después de escucharla la otra mujer comenzó a mover a todo mundo y a hacer llamadas.

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Amalia fue directamente a ver a su esposo, ni bien su hijastro y su esposa se repusieron del resfriado, empezaron a hacer planes para irse de vacaciones, como se atrevía a estar tan tranquilo después de lo que le hizo a su hijo.

-¿vas a dejar que se vayan tan tranquilos de vacaciones? -

- el ya es un adulto, no puedo detenerlo si quiere llevar a su esposa de vacaciones -

- ¿y qué hay de mi hijo? -

- a ese mocoso mal educado ni me lo menciones, crees que me tiene tan feliz con las cosas que hace -

- Dante, también es tu hijo Maximiliano, también merece disfrutar de todo esto -

-sabes que creo Amalia, creo que Dante es mi Karma, con el estoy pagando todas las cosas malas que hecho en esta vida, así que ya deja esta conversación por la paz, y por favor déjame solo que estoy muy cansado -

Amalia salió furiosa de la oficina de su marido, había  renunciando a su carrera como modelo cuando estaba en lo más alto, por estar con él.

Recordaba perfectamente cuando lo conoció fue en evento al que ella fue invitada, había quedado fascinada de este hombre después de unas copas terminaron en un hotel, mas tarde él le confesó que era casado, al principio ella se negó a seguir viéndolo, pero después se entero de dos cosas, la primera que era uno de los hombres más ricos y que heredaría una gran fortuna, la segunda que pronto quedaría viudo, así fue como se convirtió en su amante, pero cuando su esposa empeoro el quiso dejarla, así que ella se embarazo apropósito, pues sabía que él quería más hijos así fue como logro mantenerlo a su lado, un año después de que el quedara viudo lo amenazo con llevarse a su hijo si no se casaba con ella, para ese entonces Alexander ya tenía 15 años y era un arrogante y completo dolor de cabeza para ella pues aprovechaba cualquier oportunidad para maltratar a su hijo, le había aguantado demasiado pero el que hubiera corrido a su hijo no se lo iba a perdonar, ni a él y ni a su marido.

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Isabela hubiera preferido llegar a la playa antes del anochecer, pero su marido había insistido en salir ese mismo día,  así que llegaron a la casa cuando ya había oscurecido, pero como ella tenía tantas ganas de ir ver el mar, que salió de la casa de todas formas y se encontró con Cora, la joven era la más feliz pues nunca había visto el mar.

-¿Qué te parece? -Dijo Isabela sentándose al lado de la joven 

-creo que es hermoso -

- lo mejor son los atardeceres y el amanecer -

-mañana me levantaré temprano para verlo –respondió Cora sonriendo 

Mas allá estaba Frank observándolas, Cora se mojaba los pies y corría por la orilla

-es una buena chica- dijo una voz detrás de él 

-¿no se a que se refiere? -

-habló de Cora -

-no entiendo -

-sigue ignorándolo todo lo que quieras pero he visto como la miras -

-no sé de que hablas -         

-bueno yo nada mas decía, no te haría mal tener una novia, eres como un anciano gruñón -

-imbécil, tu eres igual -

-por eso me case – respondió Alexander – después se fue a buscar a Isabela para decirle que la cena estaba lista, ambos entraron a la casa momentos después, Cora venía detrás de ellos, estaba sonrojada de tanto correr 

-¿Qué haces ahí parado, no vas a cenar?- le pregunto con una sonrisa, después paso por su lado pero como sus sandalias estaban mojadas se resbaló, el tenia muy buenos reflejos así que estiro la mano jalándola de la ropa para evitar que se cayera, solo después se dio cuenta que lo que le estaba jalando no solo era la blusa si no también el sostén, así que la soltó, pero al hacerlo este se desabrocho, la joven se puso las manos sobre el pecho, murmuro un gracias y entro a la casa lo más rápido que sus sandalias mojadas se lo permitieron.

-eres un imbécil – se dijo en voz alta cuando se quedo solo.