Aprendiendo A Amar

Narra Tessa

Después de lograr conciliar la situación entre Dominic y su abuelo, vuelvo a tocar un tema difícil, no sé porque se me dio por preguntar por su padre, pero la respuesta y la actitud de Dom dejan ver el odio que le tiene, intento volver a cambiar el hilo de la conversación, pero Dom da por terminada la velada y me indica que debemos irnos, me levanto para despedirme de Bruno, pero es ahí donde siento que estoy muy tomada, quizás por el hecho de estar sentada no lo sentía de esa manera, trato de caminar desapercibida y en el momento que tomo asiento en auto el sueño me invade, creo que el frio de la noche termino de patear mi ebrio trasero.

Abro mis ojos y estoy en la cómoda cama de Dom, lo veo salir sigiloso y no sé porque mi desinhibida ebriedad y mis caprichos me hacen tentarlo para que me bese, en un torpe movimiento siento caer, pero él logra sostenerme, así que hago uso de mi poca fuerza y logro que caiga conmigo a la cama, se queda quieto por unos eternos segundo, acaricia mi cabello y luego me besa, su beso es algo candente que me hace querer más.

Me levanto con un dolor de cabeza terrible y con mis pechos desnudos, maldita sea que hice, no puede ser, aprisiono mi rostro en mis mano y luego palmeo mi frente intentando recordar, pequeños detalles vienen a mí, recuerdo que nos besamos, recuerdo que eso se volvió más subido de tono, recuerdo sus besos en mis pechos y como acariciaba mi intimidad sobre mi prenda, ¡no, maldita sea!, como puede permitirme eso, luego recuerdo que quería más y de un momento a otro él se fue y me dejo avergonzada y humillada, como pude mostrar mi vulnerabilidad de esa manera ante este idiota, ya no soy capaz de mirarlo a los ojos, no sé ni cómo salir a buscar algo de tomar y unas píldoras para esta resaca.

Decido armarme de valor y me doy una ducha, me lavo los dientes y me pongo ropa cómoda, luego abro la puerta con sigilo, y busco que no este por el pasillo, salgo con pasos de mantequilla y freno en seco al verlo en la cocina con una taza de café y revisando su celular, trago grueso, tarde o temprano tendría que toparme con él.

− No quiero que vuelvas a beber – habla sin mirarme

− ¿disculpa…? – pregunto incrédula de sus palabras

− Lo que escuchaste, no quiero que vuelvas a beber en el tiempo que estamos casados – ordena aun sin mírame

− Tú no eres mi padre, ni mi dueño, ni mi jefe, eres mi esposo, pero de nombre, tú a mí no me das ordenes Dominic, estas muy equivocado conmigo – respondo molesta

− Así es, estoy muy equivocado contigo, pero no quiero que se te dé por beber y que busques calmar tus ganas con cualquiera que se te aparezca – responde dejando su taza de café y su celular de lado, siento la ira recorrer por mi cuerpo, me acerco a él y le doy una bofetada

− Respétame, no sé qué clase de mujer crees que soy, pero no soy las que andan abriendo las piernas cada que están ebrias – respondo muy furiosa

− ¿entonces por qué lo hiciste anoche? – me pregunta con una mirada asesina y no pienso darle el gusto de decirle que es porque el me gusta

− Porque estaba pensando en otra persona y tú te le pareces un poco – miento descaradamente y sin darme cuenta de que me estoy clavando el puñal encima

− Eso creí – responde y se va sin decir una sola palabra

Siento las lágrimas acumularse en mis ojos, pero no quiero llorar, aprieto mis parpados e intento respirar lento para evitar derrumbarme, pero este maldito nudo en mi garganta no me deja, por más que quiero no puedo evitar que algunas lagrima caigan por mi rostro, maldito bastardo infeliz, como puede decir esas cosas, acaso cree que soy una cualquiera, ¡maldita sea, maldita sea!, como fui a dejarme llevar por el deseo y el licor, peor aún como puede gustarme tanto ese imbécil, me recompongo y dejo de llorar.

Luego de estudiar un rato en mi laptop decido ir a casa de mis padres, me organizo y bajo hasta ele estacionamiento y ya Duck está a mi disposición, conduce a casa de mis padres mientras yo me quedo sumergida entre pensamientos y recuerdos.

Llegamos y bajo del auto, entro a casa de mis padres, mi madre me recibe con alegría mientras que mi padre ni me mira

− Papá, no puedes seguir molesto por siempre conmigo – me acerco suplicante y dándole un abrazo

− ¿te obligó? – me pregunta molesto

− ¿Quién? – pregunto

− ¿Ese hombre te obligo a casarte con él para ayudarme? – indaga indignado

− No papá, ya no estamos en esa época – respondo con reproche

− ¿entonces estas embarazada? – me pregunta ante la mirada expectante de mi madre

− No papá, un hijo no sirve para amarrar a nadie, me case porque lo amo, amo a Dominic – respondo

− ¿En unas semanas te enamoraste de esa manera? Con Joel duraste mucho más y no por eso te casaste con el – me reprocha algo que no sé cómo refutar

− Papa con Dom es diferente, con Joel todo era muy pasivo, el siempre hacia lo que yo quería, él no se movía si yo no se lo decía. Lo quería sí, pero creo que de verdad lo nuestro no funcionaria, tú sabes que mi carácter es muy fuerte y necesito a alguien que me pueda frenar cuando voy loca contra el mundo, necesitaba un hombre de verdad que me ataje cuando estoy descarriada, pero que me empuje cuando estoy estancada, necesitaba a hombre que no se dejara dominar de mí y que pueda ser mi amigo, pero que también me obligue a cuestionar futuro. Quizás tu no lo conoces, incluso yo lo conozco poco, pero la vida de Dominic es muy solitaria y vacía, quiero caminar a su lado y tomar su brazo cuando el necesite dejar de ser fuerte; quiero que mi fuerza sea la suya en su debilidad, no quiero que viva más solo, no sé qué clase de infancia le tocó vivir, pero estoy segura que él no es lo que es porque quiere, Dom es así, porque la vida le enseño a golpes a ser duro con todos, pero estoy segura que a mi lado el conocerá el lo hermoso de la vida, no quiero que viva su vida solo – le digo con lágrimas en los ojos, porque me doy cuenta que es más que gusto lo que estoy sintiendo por Dominic

− Veo que de verdad estas enamorada – responde mamá con lágrimas en los ojos – nunca te vi así por alguien mas

− No sé si es amor, creo que sí, solo sé que el me hace sentir cosas muy diferentes y que quiero ser su mundo – digo lo que mi corazón siente, ¡estoy jodida!

− Está bien mi pequeña niña, creeré en ti, creeré en ustedes, solo espero que no te haga daño, porque tú eres la luz de mis ojos, tú y tu madre son mi vida y nunca permitiré que nadie las lastime – dice mi padre mientras me abraza y lloro sin contención.

Paso el resto de la tarde en casa de mis padres, disfruto lo que fue mi vida, pero como lo bueno no dura, es hora de volver a mi realidad.

De camino a casa pienso en todo lo que le dije a mi padre y reflexiono en lo que siento, es algo muy extraño, porque no pienso en Dominic durante el día, si no está a mi lado estoy bien, pero cuando está cerca de mi, todo cambia, puedo afirmar que me gusta más de lo que creía, físicamente me encanta y me excita solo verlo, ver lo profesional y lo imponente de su presencia me hace admirarlo, su voz grave y ronca la tengo gravada en mis oídos y mis recuerdos; pero no creo que sea amor, si no mi corazón quisiera tenerlo constantemente a mi lado y no es así, tal vez me siento atraída por él, pero no es amor, lo peor es que sé que el jamás se enamoraría, no lo veo como ese tipo de hombre, si se dejó llevar anoche tal vez solo fue porque lo tente y reacciono como hombre, que hombre no responde ante un par de pechos desnudos y una mujer pidiendo a gritos que la tomen, maldita sea, vuelve la vergüenza apoderarse de mí y remuevo mi cabeza con fuerza ante la mirada interrogativa de Duck, le hago saber que no es nada importante.

Subo al apartamento, veo a Baker en la sala hablando por celular y siento ruido en la habitación, entro para ver a Dom, pero me sorprender ver a otro hombre

− ¿Quién es usted? – pregunto temerosa al desconocido

− ¡Oh! Usted debe de ser la nueva señora Devil, mucho gusto soy Eliot Whit, el asistente de su esposo, podría decir que soy su “amigo” – dice el desconocido con una sonrisa irónica

− No sabía de usted ¿Qué hace en mi casa? – indago incrédula señalando la maleta que veo sobre la cama

− ¡Ha, eso!, Dominic debe salir urgente de viaje y me encomendó venir por su equipaje, no se preocupe me ira conociendo en el camino – dice con una sonrisa de complicidad

− ¿Cuántos días se quedará por fuera? – le pregunto

− Varias semanas – responde mientras sigue empacando

− ¿semanas? – pregunto incrédula de que me deje sola al siguiente día de casarnos

− Así es, pero no se preocupe, no estará solo, yo lo cuidare por usted – dice con una sonrisa que no logro describir

− Gracias por informarme, tal vez si usted no me lo dice, el muy imbécil me dejaría sola y esperando por el – el respondo con molestia

− No se sienta mal, yo estoy de su lado – responde mientras palmea mi hombro

− ¿de mi lado? – pregunto sin entender

− Si, con el tiempo lo veras, ahora la dejo señora Devil, cuídese mucho – se despide y sale de la habitación