Mami, quiero cenar con papá", dijo el pequeño. Camila no pudo resistir el encanto de su hijo y de mala gana dijo que sí. El día siguiente. "Mami, escuché de mis compañeros de clase que duermen con sus padres. ¿Puedo llamar a papá para que duerma con nosotros?" Camila rechaza la idea, pero cuando su hijo comenzó a llorar y a hacer un berrinche, finalmente cedió. Y al día siguiente, otra vez. "Mami, quiero una hermanita de mamá y papá. ¡Ve y hazme una!" demandó el pequeño y luego le guiñó un ojo a su papá que estaba parado detrás de él. Pero las cosas no terminaron ahí ya que el padre de su hijo comenzó a exigirle cosas como a su hijo. Esposo: "Esposa, obtuve un boleto gratis al país M. Podemos tratar esto como nuestras vacaciones de luna de miel y convertirle a nuestro hijo en una hermanita". Camila: "¡Lárgate! ¡Duerme en el sofá!" Así, comienza la vida de Camila llena de amor tanto por parte de su marido como de su hijo.
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Capítulo 22
Después de dejarlo, Camila se fue a otro lugar.
Hoy se mudó de la mansión de su familia e incluso vendió su apartamento donde vivió durante cinco años. Todo lo que había en su apartamento se vendió a bajo precio.
La razón por la que los vendió a un precio más barato que cuando los pagó no fue porque se estuviera quedando sin dinero. Sino porque no quería traer nada que Javier y Laura tocaran cuando ella no estaba dentro de ese lugar.
Cinco años... Durante cinco años, convirtieron su apartamento en su patio de recreo. ¿Cómo podría querer alguna de las cosas dentro de ese lugar? Aparte de sus propias cosas y las cosas que pensaba que Javier y Laura no tocaron, Camila las trajo con ella.
Caminó hasta un café y encontró a un joven de entre veintitantos y veinte años. Cuando el hombre la vio, le sonrió respetuosamente hasta que estuvo a unos metros de él. Saludó rápidamente: "¡Señorita Castro!"
"Señor Lu." Ella asintió hacia él.
Los dos se sentaron.
Sr. Lu: "Cuando recibí su llamada anoche, pensé que estaba soñando. Al ver su hermoso rostro, creo que estoy dentro de un sueño".
Camila sabía que Lu Leif solo estaba bromeando pero no pudo evitar sonrojarse. Por supuesto, no había ningún significado detrás de ese sonrojo y ambos lo sabían.
Lu Leif es el vicepresidente de una empresa de bienes raíces, Star Fall Corp. También fue quien vendió el departamento anterior donde ella vivía.
Camila le sonrió, "El Sr. Lu todavía es bueno elogiando a los demás".
Lu se rió: "Estoy elogiando a los demás por su dinero. Eres el único al que alabó no sólo por tu dinero sino también por tu cara". Miró a su alrededor antes de decir: "No sé si te gustarán las bebidas de este café, así que pedí una bebida de chocolate amargo. Tu tipo de bebida favorita".
Camila miró hacia abajo y vio la taza de chocolate amargo de la que estaba hablando. Tomó un sorbo y probó el regusto agridulce.
Ella le sonrió. "Realmente sabes cuáles son mis gustos".
"¡Por supuesto!" Lu Leif se dio una palmada en el muslo y dijo alegremente: "Nos conocemos desde nuestra época universitaria. Como tu compañero de asiento, ¿cómo podría no saber cuál es tu bebida favorita?". Hizo una pausa por un segundo. "De todos modos, ¿estás buscando una casa nueva?"
Camila asintió.
Lu: "¿Por qué? La última vez que me compraste un lugar, dijiste que vivirías en ese apartamento hasta que envejecieras con tu prometido".
Camila recordó lo que dijo y se rió amargamente antes de que ella le contara lo sucedido.
Después de un rato, Lu volvió a darse una palmada en el muslo. Esta vez, fue más fuerte y más fuerte porque algunos clientes del café que estaban cerca miraron su mesa.
"¡Ese cabrón!" Él estaba enfadado. "¿Cómo pudieron hacerte eso?"
Camila se encogió de hombros.
Lu Leif continuó su arrebato en nombre de ella: "Cuando vuelva a encontrarme con ese cabrón, me aseguraré de darle un puñetazo en la cara. Luego, cuando vuelva a ver a tu hermana, le escupiré en la cara. En cuanto a tus padres..."
Él la miró con cautela.
Camila dijo: "Puedes maldecirlos".
A Lu le preocupaba que Camila todavía sintiera afecto por ellos ya que son su familia. Pero después de escuchar su respuesta, no rehuyó de maldecirlos.
Lu : "¡Que se joda su papá! ¡Les echaré un taburete encima de la cabeza! Llamaré a todos los amigos que tengo que trabajan en las empresas de bienes raíces para decirles que nunca le vendan nada a su familia y a ese cabrón". ¡Y robarles su dinero! Si van en mi contra... ¡Hmph! Los haré incapaces de trabajar más como agentes de bienes raíces".
Camila quedó conmovida por su largo discurso. Lu ha sido así desde que estaban en la universidad. Él era a quien le encantaba hablar y la persona con la que aprendió a maldecir de diferentes maneras cuando sólo sabía unas pocas malas palabras.
"¿Conseguiste lo que quería?" Camila no le dejó seguir divagando. Lu tardaría varios días en terminar de maldecir a alguien.
Ella logró llamar su atención y él rápidamente sacó algunos papeles de su maletín. Seleccionó algunos de los trabajos que pensó que eran los mejores y los puso sobre la mesa.
Lu señaló los archivos uno por uno: Este está cerca de Central Park. Éste está a sólo unos minutos del centro comercial. Este está cerca de la empresa de la familia Castro."
Y finalmente, señaló el último: "Y este... es el que me dijiste que buscara anoche. Hay una casa vacía en Empire House Estate."
Empire House Estate era uno de los mejores lugares para vivir en la capital.
Las casas en Empire House Estate solo estaban limitadas a 20 casas. Cada casa estaba ocupada por muchos influyentes y gente muy rica. Incluso el primer ministro compró una de las casas en esa finca.
Por supuesto, los precios de las casas allí también eran impresionantes y alucinantes. La más barata costaba alrededor de 30 millones de dólares, mientras que las exclusivas y más caras en Empire House Estate costaba entre 100 y 500 millones de dólares.
Camila pasó los dedos por las fotografías mostradas en la casa que Lu Leif le dijo. Era una casa espaciosa con algunas habitaciones grandes y estaba completamente amueblada.
" ¿Cuánto cuesta?", preguntó Camila.
Lu Leif sonrió ampliamente y sacó ocho de sus dedos. "80 millones de dólares".
