Adam es un gángster y una madrugada, cae en una trampa, al descubrir que estaba siendo traicionado por su novia, con su mayor rival, durante esta trampa, termina gravemente herido y es salvado por Samantha, una mujer sencilla, que más tarde descubre que trabaja en uno de sus hoteles, ella es una hermosa mujer que está pasando, como él, por una desilusión amorosa. Después de que Samantha le salve la vida, Adam empieza a protegerla de su rival, que se entera de que le ha salvado la vida y se obsesiona con ella.
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Sintiéndose especial
Adam caminaba de un lado a otro, le preocupaba saber que Samantha se había lastimado, lo peor era que se sentía culpable de todo aquello, si no la hubiera abordado en la calle y hubiera hecho que lo llevara a su casa, nada de esto estaría pasando, pero, por otro lado, se sorprendió pensando que si no hubiera sido por esa circunstancia, tampoco la hubiera conocido.
- Cálmate Adam, te va a dar un infarto -le dijo Sophia-.
- No tardarán en llegar y el doctor Carlos también, ya lo he llamado como me pediste -añadió Caio.
Adán se acercó a la ventana para mirar afuera una vez más, Caio y Sofía se miraban, pero él no mantenía su mirada en la de ella, se sentía avergonzado cuando sus miradas se cruzaban, ella le parecía hermosa y por estar enamorado temía revelar algo en su mirada, y que ella se quejara con Adán.
Caio se apartó un poco y fue a sentarse, de nada serviría estar allí parados como estaban, eso no haría que los dos llegaran más rápido.
Lo peor, que el ansioso camarero de la casa no podía imaginar, era que Marcos iba sin ninguna prisa, como quería darle a Samantha la oportunidad de aclarar sus dudas, él iba un poco más despacio y ella seguía aprovechando para sacar toda la información posible de Marcos.
Después de aclarar que Adam no le haría daño, Marcos se empeñó en añadir algunas cosas más.
- ¿Sabes una cosa? Incluso puedo atreverme a decir que después de lo que has hecho por Adam, te has convertido en una persona importante para él y te garantizo que hará todo lo posible para que nadie te toque ni te haga daño.
Aunque no fuera en esas circunstancias, que ella quería tener los sentimientos que esa declaración le causaba, de alguna manera seguía sintiéndose especial para una persona, no importaba la razón, era agradable sentir que podía ser amada y protegida por alguien.
Samantha se quedó callada y recostó la cabeza en el banco, volvió a llevarse la mano al moretón, sujetándolo. Marcos notó que parecía incómoda y la interrogó.
- ¿Te duele mucho?
- Me molesta un poco, pero no es nada que un analgésico no pueda aliviar -lo tranquilizó ella.
Marcos imaginó que Adán ya habría llamado a un médico para ella, de lo preocupado que estaba, y al oír que estaba herida, tal vez cuando llegaran el doctor Carlos ya estaría allí, aceleró de nuevo, apresurándose para que ella pudiera recibir los cuidados necesarios.
Pocos minutos después, Samantha pudo notar que estaban en un barrio noble de la ciudad, las propiedades por las que pasaban eran todas grandiosas y exquisitas, para alguien rico como Adam, era normal vivir en un lugar así.
Pudo notar que Marcos aminoró la marcha y giró para detenerse frente a un gran portón y pronto un hombre todo de negro se acercó al coche para comprobar de quien se trataba, en cuanto vieron que era Marcos, liberaron el paso.
Samantha comenzó a observar todo a su alrededor, había árboles a un lado y al otro del camino, que seguía hasta la enorme casa de enfrente, a pesar de que era de noche, era posible notar la belleza de aquel lugar.
A medida que se acercaban, Samantha podía ver realmente el tamaño de aquella casa, en realidad era una mansión, con una fuente frente a la casa, que le pareció hermosa. Marcos paró el coche en la entrada y bajó rápidamente, abriendo la puerta del coche para que Samantha bajase, ella que no estaba acostumbrada a eso, acabó sintiéndose un poco avergonzada.
En cuanto bajó, miró una vez más a su alrededor, observando no solo la belleza del lugar, sino la cantidad de guardias de seguridad que había. Marcos le indicó el camino y se adelantó, ella seguía presionándose la herida, que le dolía un poco.
Marcos abrió la enorme puerta de madera, pidiéndole que entrase y nada más entrar, vio a Adam que se acercaba a ellas dos. A diferencia de las otras veces que lo había visto, esta vez iba más informal, vestía unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca que dibujaba a la perfección sus bien definidos músculos, que ella ya había tenido el placer de apreciar un poco.
Samantha también se fijó en que junto a él estaban Caio y una hermosa joven, pero su atención volvió a centrarse inmediatamente en Adam, que se acercó rápidamente, con semblante serio y observándola atentamente.
Adam se miró el brazo que tenía sujeto, desviando la mirada hacia Marcos, que ya había descifrado lo que significaba aquella mirada, cuando se acercó mucho miró la boca de Samantha, que estaba marcada y con una pequeña hinchazón debido al corte y su expresión pareció enfadarse aún más.
Por la expresión que ponía, Samantha no sabía si estaba enfadado con ella o por ella, cuando fue a decir algo, se sorprendió al ser abrazada de la nada, los tres que estaban viendo aquella escena se quedaron algo tontos con lo que estaban viendo, se miraron unos a otros quizás pensando lo mismo.
Adam la soltó del abrazo, pero no la miró a los ojos, se giró y le habló a su hermana.
- Lleva a Samantha a la habitación que he mandado preparar, pide prestado lo que necesite hasta mañana.
Volvió a dirigirse a Samantha, hablándole, pero sin mirarla directamente a los ojos.
- Por favor, sube con mi hermana, he pedido que te preparen una habitación, date una ducha, pronto vendrá el médico a examinarte, Sophia te prestará lo que necesites, si quieres algo más puedes hablar con ella, o con cualquier empleado de esta casa, que todo lo que pidas se hará, necesito resolver un asunto, pronto estaré de vuelta, y subiré a verte.
Samantha realmente lo encontró extraño, el hecho de que no la mirara a los ojos como antes la dejó intrigada.
- Gracias por todo, no pude conseguir nada antes de irme, ni ropa ni mi móvil - dijo agradecida.
- No te preocupes por la ropa, mañana haré que te compren algo, pásale tu talla a mi hermana y todo estará solucionado.
- En cuanto a la ropa, no... - Sophia la interrumpió.
- Ven Samantha, ven a mi habitación, tengo algunas cosas que creo que te quedarán bien -habló extendiendo la mano.
Samantha comprendió que no debía decir nada sobre la ropa, miró una vez más a Adam y se dirigió hacia las escaleras, junto con su hermana.
Los dos subieron y Adam la observó mientras subía las escaleras, en cuanto llegaron al último escalón se volvió hacia Mark.
- Quiero saber quién de los dos cabrones le ha hecho eso -habló enfadado.
Marcos miró a Caio que suspiró, por la forma de ser de Adam, ambos sabían lo que les esperaba a aquellos hombres, principalmente al que se apoyó en Samantha.
la que lo está esperando en la puerta🙄🙄🙄