Emma Sallow es una joven que no se doblega a ningún hombre, dedicada a cuidar y velar por la seguridad de sus hermanos, es valiente, no le asusta el sonido de las armas.
Evander Brownes es un guerrero, acostumbrado a liderar ejércitos y a que la gente que encuentra a su paso agache atemorizada la cabeza, al llegar a la manada de Dasteger, para asistir a la boda de su amigo Alan Blacach, se encuentra con un enemigo diferente y una joven atrayente, ¿Conseguirán Emma y Evander convivir sin matarse? o ¿podra más la atracción?.
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CAPITULO 22
Con dolor de cabeza Emma salió por la puerta del despacho con ayuda de su hermana y Marie, al llegar a la entrada, se encontró con un asustado Nick, quien al verlas corrió a abrazarlas mientras Miler sonreía, el muchacho había llorado angustiado por sus hermanas.
“Gracias por tu ayuda, has sido muy amables toda la noche,” - agradeció Emma a aquellos dos guerreros.
Mirto viendo el chichón en la cabeza le dice. “No hemos podido evitar que cayeran al suelo, señorita, ¿se encuentra bien?”
Emma asintió para decir. “perfectamente, ¡tenemos la cabeza dura!”.
Al mirar hacia atrás, se encontró con el malhumorado gesto de Evander, que la seguía con la mirada, eso la puso más nerviosa.
Ashley dice. “Estamos acostumbradas a las fechorías de este pequeño diablillo, muchas gracias y buenas noches.”
En ese momento apareció Evander, que con cara de pocos amigos se resignó a no acompañarlas, después hacer un gesto a aquellos gigantes, éstos entendieron y dejando que las muchachas abrieran el camino y se alejaran unos metros, luego comenzaron a seguirlas.
En el camino de vuelta, Emma cojeaba mientras Nick corría delante de ellas como si no hubiera ocurrido nada.
Ashley preocupada. “Te duele mucho, ¿verdad?”
Emma haciendo una mueca de dolor. “Un poco, aunque más le tiene que doler la cara a Leno por el puñetazo que le has dado en la nariz, ¿cómo se te ha ocurrido hacer semejante cosa?”
Ashley sonrió con picardía al recordarlo. “se lo merecía por idiota, así nunca podrá negar que una sureña le puso la nariz como un tomate.” Al decir aquello ambas rieron.
“¿Sabes los problemas que nos puede acarrear ese puñetazo?, no olvides que es el Señor Canon,” dice Emma.
Ashley sonriente. “Tranquila, no pienso volver a verlo en mi vida.”
“Miren, creo que nos siguen,” informó Nick mirando hacia atrás.
Mirto y Miler las seguían a distancia, ellas se detuvieron y esperaron que llegaran cerca.
Ashley con las manos en las caderas preguntó. “¿Por qué nos siguen?”
Mirto dice. “Cumplimos órdenes, señoritas.”
Miler continúa. “Nuestros señores quieren saber que llegarán sanas y salvas hasta su casa.”
Emma comenta. “Márchense y continúen con la fiesta, no se lo diremos a nadie, será un secreto entre nosotros.”
Miler sin darse por vencido. “Pero nosotros sabremos que no hemos cumplido nuestras órdenes.”
“No digan tonterías, vuelvan a la fiesta.” dice Emma, el golpe en la cabeza la estaba empezando a molestar.
Responde Miler. “No molestaremos, continúen su camino.”
Ashley dice. “pensamos descansar en el lago antes de llegar a casa”.
Miler contesta. “No los molestaremos, lo prometemos, apenas notarán que estamos ahí” - volvió a repetir sin darse por vencido.”
Emma no tenía fuerzas ni para discutir con aquellos dos gigantes, resignada. “De acuerdo”.
Cuando llegaron al lago, se refrescaron la cabeza y se tumbaron sobre el verde manto de hierba que crecía en una de las orillas, los dos guerreros se mantuvieron a distancia, las jóvenes pudieron cerrar los ojos durante unos instantes y relajarse.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero de pronto Emma abrió los ojos sobresaltada, a su lado Ashley y Nick dormían, con disimulo miró hacia donde había visto por última vez a los hombres y allí continuaban, apoyados en un árbol hablando de sus cosas.
Decidida a regresar a su cabaña, despertó a su hermana, que miró desorientada a su alrededor, con cuidado agarró a Nick en brazos y no se sorprendieron cuando Miler se acercó a ellas y tomó al muchacho entre sus fornidos brazos y así lo llevó hasta la cabaña, después los hombres se marcharon.
Días después de la boda, los invitados comenzaron a regresar a sus tierras, las primeras en hacerlo fueron las primas Gerta y Landra, que con los ojos enturbiados por las lágrimas se despidieron de sus dos fornidos guerreros Browne.
Por su parte, Emma y Ashley se quedaron en los alrededores de su casa, doloridas física y moralmente, se desesperon cuando apareció Sam con un nuevo ramo de flores y una disculpa por sus actos en la boda.
Emma le escuchó con paciencia pero después de negarse más de veinte veces a dar un paseo con él, lo echó de su casa, haciendo reír a su abuelo y a Luan.
Ya los ancianos le habían dicho a Sam en varias ocasiones que Emma no estaba interesada en él porque la muchacha necesitaba un purasangre como ella, que la pudiera controlar.
En el castillo, Evander se sentía como un perro encerrado, ofuscado, se marchó a visitar a su amigo Dester sin poder quitarse de la cabeza a la muchacha del pelo azulado, a su regreso al castillo se desvió de su camino para pasar por la casa de las muchachas y no se sorprendió al ver el caballo de Leno allí.
“¿Qué haces tú por aquí?” dice Evender desmontando su caballo con una media sonrisa.
“Necesitaba que Arthur mirara mi caballo, parecía que cojeaba y tú,” disimuló Leno revisado la pata a su caballo.
Arthur y Luan se miraron con una sonrisa espectacular, la diosa luna había escuchado sus plegarias.
“quizá necesite lo mismo, ¿verdad, Señor Brownes?” sonrió Luan masticando un palo. “¡Muy gratas sus visitas!”
Arthur al saber porque estaban esos dos guerreros allí dice. “Las muchachas no están aquí.”
Evender sorprendido porque no estaban dice. “¿Dónde están?.”
Luan sonriente dice. “Paseando, ¡vamos! tomemos algo mientras hablamos”.
Pasado un rato, Evander y Leno seguían sentados con aquellos dos viejos bebiendo cerveza.
Leno inquieto. “¿Creen que regresarán pronto de su paseo?.”
Los ancianos se miraron con expresión de lobos viejos.
“¿Para qué quieres que regresen pronto?” responde Luan.