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En Las Garras Del Destino

En Las Garras Del Destino

Status: En proceso
Genre:Mafia / Traiciones y engaños / Diferencia de edad / Triángulo amoroso
Popularitas:1.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Daemin

Anastasia Volkova, una joven de 24 años de una distinguida familia de la alta sociedad rusa vive en un mundo de lujos y privilegios. Su vida da un giro inesperado cuando la mala gestión empresarial de su padre lleva a la familia a tener grandes pérdidas. Desesperado y sin escrúpulos, su padre hace un trato con Nikolái Ivanov, el implacable jefe de la mafia de Moscú, entregando a su hija como garantía para saldar sus deudas.
Nikolái Ivanov es un hombre serio, frío y orgulloso, cuya vida gira en torno al poder y el control. Su hermano menor, Dmitri Ivanov, es su contraparte: detallista, relajado y más accesible. Juntos, gobiernan el submundo criminal de la ciudad con mano de hierro. Atrapada en este oscuro mundo, Anastasia se enfrenta a una realidad que nunca había imaginado.
A medida que se adapta a su nueva vida en la mansión de los Ivanov, Anastasia debe navegar entre la crueldad de Nikolái y la inesperada bondad de Dmitri.

NovelToon tiene autorización de Daemin para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

2; El inicio de un sacrificio

Volví a mi habitación a paso rápido, conteniendo el temblor en las piernas. Cerré la puerta con suavidad, como si el simple sonido pudiera delatarme, y me quedé de pie en medio del cuarto, sin saber qué hacer. Sentía un nudo en la garganta, ese que se forma cuando uno intenta ser fuerte… pero ya no puede más.

Me dejé caer en la cama, mirando al techo como si ahí estuvieran las respuestas. Las lágrimas empezaron a caer, silenciosas, inevitables. ¿Cómo podía mi propio padre hacerme esto? ¿Cómo se suponía que siguiera amándolo siquiera un segundo más? Quería creer que había escuchado mal, que todo era una pesadilla absurda, de esas en las que uno despierta empapado en sudor... pero aliviado de que no es real. Pero no. Esta vez, la pesadilla tenía nombres, rostros y consecuencias reales.

No dormí esa noche. El amanecer me encontró con los ojos hinchados y el cuerpo entumecido. Apenas escuché cuando Olga tocó la puerta.

—Tu padre quiere verte en su oficina —dijo, sin mirarme. Su voz era baja. Quizá era lástima. O quizá solo eran mis ganas de que alguien, aunque fuera ella, me entendiera.

Caminé hacia la oficina sintiendo que cargaba el peso del mundo. Al cruzar la puerta, el olor a cigarro y whisky me golpeó. Papá estaba en su sillón, girando un vaso con gesto ausente. No me miró al entrar.

Junto a la puerta, un hombre de negro me observaba. No hizo ni un gesto. Pero su presencia se sentía.

—¿Querías verme? —Mi voz salió más débil de lo que quería.

Él tardó en hablar. Como si necesitara armar las palabras, o tal vez solo buscaba una forma de no parecer el cobarde que era.

—Anastasia… escuchaste lo que no debías —dijo sin levantar la vista.

Asentí, aunque me moría por gritar.

—Entonces ya no hay mucho que explicar. Es hora de que cumplas con tu parte.

—¿Mi parte? —repetí. Apenas podía creerlo.

—He cerrado un trato con los Ivanov. Vas a trabajar para ellos. Eso salda la deuda.

No lo miré. No podía. Solo escuché el hielo chocar en su vaso cuando dio otro trago.

—Papá, por favor… —logré decir—. Podemos encontrar otra forma. Hablemos. Yo…

Toqué su mano. Él se apartó como si le quemara.

—Ya está hecho —dijo seco. Señaló al hombre de negro—. Él te llevará. Olga ya preparó tus cosas.

No le supliqué. Aunque por dentro me estuviera rompiendo en mil pedazos.

Salí sin mirar atrás. En la sala, Elena tomaba té con una sonrisa falsa. Disfrutaba todo esto.

—¿A dónde vas, querida? —preguntó con esa dulzura que solo usan las serpientes.

—Me voy… a trabajar —dije. No pude evitar que la voz se me quebrara.

—Trabajar —repitió con burla—. Pobrecita… espero que estés lista.

Ignoré sus palabras. Vi a Sonya en la escalera, su rostro lleno de preguntas. Pero no podía explicarle nada.

El frío de Moscú me golpeó al salir. Pero no era nada comparado con el que tenía por dentro.

El auto se detuvo frente a una mansión enorme. Las rejas se abrieron. No hubo palabras. Solo la certeza de que acababa de cruzar un umbral sin retorno.

El hombre abrió la puerta.

—Baja —ordenó.

Lo hice en silencio. Ya no me quedaban lágrimas. Solo vacío.

Una mujer elegante me esperaba en la entrada. Su mirada era como el mármol que pisábamos.

—Anastasia Volkova —dijo como si escupiera el nombre—. Sígueme.

Caminamos por pasillos llenos de lujo, pero sin alma. Nada en esa casa tenía calor. Solo poder. Frío y absoluto.

Nos detuvimos frente a una puerta doble. Tocó una vez y entró.

—La hija de Volkova está aquí —anunció.

Dentro, un hombre alto, de espaldas a la ventana.

—Vete —dijo él. Su voz era baja, grave, definitiva.

La mujer se fue sin más.

—Acércate —ordenó sin girarse.

Mis piernas se movieron solas. Me detuve a unos pasos. El silencio era espeso.

Él se volvió. Y me quedé sin aire.

Nikolái Ivanov. Era joven. Increíblemente joven. Pero sus ojos… esos ojos azules eran más viejos que él. Duros. Fríos.

—Así que tú eres Anastasia —dijo, mirándome como quien evalúa algo que ha comprado sin saber si lo quiere.

Tragué saliva. Intenté sostenerle la mirada. Fracasé.

—¿Sabes por qué estás aquí?

—Sí…

—Habla fuerte.

—Sí. Lo sé.

Caminó a mi alrededor como si no fuera más que una transacción.

—Aquí hay reglas, Anastasia. No doy segundas oportunidades. Si estás aquí, es porque tu padre lo quiso así. Y yo… no rechazo regalos, sobre todo cuando vienen con tanta desesperación detrás.

Sus palabras eran suaves, pero cargadas de veneno.

—Vaya padre el tuyo —añadió con una sonrisa irónica—. Tan desesperado, tan arrinconado… que estuvo dispuesto a ofrecerte como garantía. Qué detalle, ¿no?

Me ardieron los ojos, pero no dije nada. Él no quería respuestas. Quería dejar claro que yo ya no decidía nada.

—Aquí, mi palabra es ley. Punto. Lo entenderás rápido —concluyó, dándose la vuelta.

—Puedes retirarte.

Giré y caminé hasta la puerta. Cuando toqué el picaporte, su voz volvió a sonar.

—Ah… y recuerda algo —dijo con una calma que daba más miedo que una amenaza—. Aquí, hasta el aire que respiras… me pertenece.

No respondí.

Porque no había nada que decir.

Caminé por los pasillos de la mansión escoltada por la misma mujer de antes, cuyo nombre todavía no sabía. Las paredes eran de un blanco casi inhumano, y todo brillaba con una limpieza que no parecía natural. Los cuadros, las esculturas, los muebles… todo hablaba de poder, de control, de un lujo sin alma. Y el silencio. Ese silencio absoluto que me hacía sentir que, si gritaba, la casa me tragaría sin dejar rastro.

—Esta será tu habitación —dijo al detenerse frente a una puerta de madera oscura.

La abrió. Era amplia, mucho más de lo que esperaba. Tenía una cama grande, muebles de madera tallada, un ventanal con cortinas pesadas y hasta una chimenea. Pero no había fotos, ni flores, ni nada que me dijera que esa habitación podía ser un hogar.

—Tienes ropa en el armario. Solo lo necesario. No salgas sin permiso. No hables con el personal. No hagas preguntas.

Iba a decir algo, pero ella ya se había marchado. Cerró la puerta tras de sí sin un solo ruido.

El silencio volvió a envolverme.

Caminé por la habitación con una mezcla de rabia y resignación. Abrí el armario. Todo era negro, gris, blanco. Elegante, sí, pero impersonal. Como si hasta la ropa me recordara que ya no me pertenecía.

Me senté en la cama. Pasaron minutos, o tal vez horas. No lo sé. El reloj de la pared marcaba las siete cuando alguien golpeó dos veces. La puerta se abrió sin esperar respuesta.

Era él.

Nikolái.

Entró sin prisa, como si ya supiera lo que iba a encontrar. Cerró la puerta tras de sí, y esa acción —tan simple— me hizo contener el aire. Estábamos solos.

Él no dijo nada. Caminó hacia el ventanal, echó un vistazo afuera y luego se giró hacia mí. Su mirada era una tormenta contenida. No estaba enojado. Peor aún: estaba completamente en calma.

—¿Estás cómoda? —preguntó, con esa voz suya que parecía cincelada en mármol.

Asentí con la cabeza, apenas. No era una pregunta real. Lo sabíamos los dos.

—Me alegra. No me gusta la gente que se queja.

Se acercó con pasos lentos. Cada uno sonaba como una sentencia. Se detuvo frente a mí. Estaba demasiado cerca. Pude sentir su perfume: madera, tabaco, algo más… peligro.

—Tu padre me dijo que eras obediente.

Levanté la vista, apretando la mandíbula. Esa palabra me dio náuseas. Tragué saliva y, en lugar de responder con miedo, dejé que saliera lo que realmente pensaba.

—Tal vez ese hombre ya no sea mi padre. Porque ningún padre entrega a su hija como si fuera un maldito recibo de pago.

La frase le dio de lleno. No se inmutó, pero vi cómo se tensó apenas la línea de su mandíbula. Por dentro, lo supe, no le gustaba que hablara así. Pero yo tampoco estaba dispuesta a tragármelo todo.

Una sonrisa leve apareció en sus labios. Fría. De advertencia.

—Cuidado, princesa. Aquí no estás para juzgar. Solo para adaptarte.

Mi respiración se aceleró, pero mantuve la mirada fija en la suya. No iba a darle el gusto de ver a una niña rota. No a él.

—¿Y qué se supone que tengo que adaptarme? —pregunté con voz firme, aunque por dentro todo me temblara.

Se agachó frente a mí, sus ojos a la altura de los míos. No me tocó, ni siquiera me rozó, pero su sola presencia bastaba para que sintiera que estaba completamente atrapada.

—A sobrevivir —dijo con suavidad—. A jugar con las reglas de este mundo… sin romperte en el intento.

—¿Y si ya estoy rota? —dije, sin pensarlo demasiado. No como una confesión. Más bien como una declaración seca.

Sus ojos se endurecieron. Se incorporó lentamente, como si hubiera terminado de evaluarme.

—Te llamarán para cenar. No llegues tarde.

Y se fue. Así, sin más. Como si no acabara de hurgar en una herida que todavía sangraba.

 

Apenas la puerta se cerró, me quedé de pie, sin saber qué hacer con el silencio que ahora me envolvía. Pero no duró mucho.

Volvió a abrirse, y era ella otra vez. La mujer del vestido oscuro, de rostro inexpresivo y pasos medidos. Esta vez traía una carpeta en la mano, pero no parecía tener intención de darme nada.

—Ahora —dijo, sin mirarme del todo—, es momento de explicarte las reglas de esta casa.

Su tono era firme, profesional. No había amenaza directa, pero sí un peso implícito que me hizo erguirme de forma automática.

—Son estrictas —continuó—. Y créeme, por tu bien… deben cumplirse al pie de la letra.

Asentí en silencio. No tenía muchas opciones.

—Primera regla: debes estar disponible en cualquier momento. Día o noche. Si el señor Ivanov solicita tu presencia, no hay excusas. Ni retrasos. Aquí no se espera a nadie.

No pude evitar tragar saliva. Mi corazón latía más fuerte. No pregunté qué pasaba si no llegaba a tiempo. Sabía que no quería averiguarlo.

—Segunda regla —siguió, mientras cruzaba la habitación y acomodaba una silla junto al ventanal, como si estuviera habituada a repetir esto—: no hables a menos que se te hable. No hagas preguntas. No opines. Aquí, la discreción no es solo una virtud, es una norma.

La forma en que lo dijo… como si no fuera algo personal. Como si no importara quién fueras, las reglas eran iguales para todos.

—Tercera: no puedes salir de la propiedad sin autorización directa del señor Ivanov. No importa si es por salud, por compras, o por aire. Mientras estés aquí, perteneces a este lugar. —Se detuvo un segundo, luego añadió—. Y a él.

Me tensé. La palabra “perteneces” me dio náuseas. Pero mantuve la cara neutral.

—Cuarta regla —dijo mientras revisaba su carpeta por inercia—: se espera perfección. No se toleran errores. Si se te asigna una tarea, la cumples con exactitud. Un fallo… —alzando un poco la vista, me miró por primera vez de forma directa— …es visto como una falta de respeto. Y aquí, el respeto es sagrado.

Me dolía el estómago. Sentía cómo se me cerraba la garganta.

—Y por último… —dijo más bajo—: no hagas amigos. No busques consuelo en los demás. No confíes. Este no es un lugar para vínculos personales. Estás aquí para cumplir un rol, no para construir una vida.

Permanecí en silencio. Quería decir algo, cualquier cosa. Pero no pude. Y tal vez era mejor así.

Ella me miró por un segundo más, luego se dirigió hacia la puerta.

—La cena es a las ocho. No llegues tarde.

Salió. Esta vez, sí escuché el clic de la cerradura desde afuera.

Me senté en la cama. La habitación era hermosa, grande… pero de pronto sentí que el aire era más denso, como si las paredes se hubieran acercado un poco más.

Eran barrotes invisibles.

Y acababan de cerrarme la jaula.

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😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
gracias autora por otra vez mostrar a los de está historia.. me gustó mucho que esta vez le colocarás rostro al papá de Nikolai.. al viejo sin vergüenza jajajaja.. al pica flor.. y es que está como los hijos. buenote 🤣🤣😂😂🤗🤗
MinDae: Me alegro de que te haya gustado ☺️🫶🏻
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😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
el que está libre de pecado que tire la primera piedra... más claro de lo que les hablo Nikolai imposible.. 😵‍💫😵‍💫😏😏
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
te quieren destronar Niko.. y quién será ese traidor tan cerca de ti.!!!! 😐😐
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
😱😱😱 que Nikolai herido.. nooooo.!!!
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
sinceramente me encanta tu historia. te lo he dicho desde que la empecé a leer.. Pero sería mucho pedir que nos regales un maratón jajajajaja.. 🤭🤭🤗🤗☺️☺️
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪: jajajaja sería buenísimo.. me encanta el suspenso que llega tu historia. 🫶🏻
MinDae: en esa estoy no te preocupes 😉
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😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
que bueno que ya estás aquí nuevamente autora.. ahora sí, plis deleitanos con más capitulos. mira que los extrañé jajajaja ☺️☺️😎😎
Bianca Diaz Quiroz
yo si te estrañe y me alegro que vuelvas a escribir , pero igual disfruta tus vacaciones 🫰🏻
MinDae: yo también las extrañé un montón! 🥹💛 Para mí, disfrutar de estas mini vacaciones es justamente eso: poder volver a escribir y subir capítulos para ustedes.😌
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Irazu Díaz
tranquila no te estreses , concéntrate en lo mas importante (tus estudios ) y obvio como cada capitulo que nos regalas es muy intrigante me encanta toda via ay muchos secretos x descubrir para entender la historia, animo 👍🏻👍🏻👍🏻👍🏻👍🏻🫰🏻🫶🏼
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
😱😱 tía al rescate.!!!
Mauge Albornoz Diaz: hay está historia está buenísima felicidades autora!!
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😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
tranquila autora, te entiendo. pero no te creas si había falta que actualizaras... extrañaba leer lo que seguía a continuación.!!!! y ese Dmitri también quiere probar lo del hermano.. ya veo por dónde va la cosa y como que será un amor de 3 🫣🫣🤦🏻‍♀️🤦🏻‍♀️
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪: es que se nota que los 2 de cierto modo gustan de ella y la quieren proteger. y Anastasia bueno quedó perpleja jajaja.. me encanta tu historia te lo dije desde un principio. ☺️☺️
MinDae: 🤭 ay, esa mente tuya... me encanta que estés tan metida en la historia.
Pero tranquila, que aquí nada es casualidad. Dmitri no da un paso sin motivo… y Nikolai tampoco.

¿Amor de 3? No sé...

No te adelanto nada. Pero te prometo que no vas a poder soltarlo.😏😈
total 2 replies
CHANCHI
POBRE ANASTASIA NO SABE PARA DONDE DISPARAR CN TANTOS HOMBRES 🤣🤣
Irazu Díaz
aparecieron los gemelos fuego , igual a nuestros protagonistas uno serio el otro Travieso 🥰
Irazu Díaz
no que no se comparte , respeta travieso ? Anastasia que vas aser con semejantes bombones , son hermanos acuerdate tienes para escoger 🤤
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
🥳🥳🥳🥳🥳 ya por lo menos le dió el primer beso. Dios que más nos esperará en esta trama 😎😎🫣🫣
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
me encanta el descaro de Dmitri. y el temple de macho alfa de Nikolai. y que bueno que dentro de todo Anastasia medio se adapté a la vida que le tocó. amó tu novela. actualiza por favor jajajaja 😅😅🫶🏻🫶🏻🤭🤭😊😊
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
nooo seas así.. me dejaste castigada por varios días jajaja. pero bueno entiendo las responsabilidades también. están súper los capítulos 🫶🏻😎
Irazu Díaz
ay x dios tu si sabes dejar con suspenso con mil emociones juntas , de verdad eres muy buena escritora me encanta el trabajo que ases
MinDae: Aww, gracias ☺️ esto me anima cada día ❤️
total 1 replies
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
🫣🫣 Dmitri por Dios.!! 😱😱
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
no importa cuántos años tengo Nikolai me quedo con ese hombre frío jajaja.. pero se que Anastasia le va a derretir ese corazón de hielo.. gracias escritora... por favor regálame más capitulos plis 🫣🫣🤭🤭🙏🏻🙏🏻😎😎 ha faltó una foto del viejo picaflor el papá de Nikolai y Dmitri. jajajaja hubiese sido bueno verlo. 😂😂
MinDae: hay síii 😂😂 se me paso por hay lo presentaré 😄
total 1 replies
😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
y el papá viejo pero todo un picaflor 🤭🤭🤣🤣
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