La Reencarnación Del Príncipe Sanguinario.

Al llegar a casa, Laura, ya esperaba en la entrada a su hijo, y esta se veía muy estuciasmada. Tan pronto Lawrence cruzo la puerta, Laura le muestra un sobre, anunciando que han sido invitados a la fiesta de bienvenida de la hija de los Hidaka.

—vendrás con nosotros, y quiero que le lleves un regalo extraordinario a la joven Hidaka, que impresione más que la de otros.— le exige Laura.

—madre, por favor, si es lo que pienso que quieres, la forma de impresionarla sería derrotandola en un duelo.— responde Lawrence.

—que horror, ¿como vas a pelearte con un dama?, si que yo hubiese educado a un gorila sin cerebro.— dramatiza la mujer.

—¿es que acaso madre no sabe sobre la señorita Hidaka?, quienes han querido casarse con ella, han tenido que enfrentarla en una pelea y nadie ha ganado.— explica.

—eso es porque ellos no saben llegar al corazón de una dama, pero tú, podrás, impresionala con una joya y tu encantadora sonrisa.— le anima.

—por favor madre, hasta pareciera que eres tú quien la quiere conquistar.— se burla una voz femenina.

Esta era Lara Aslanov, la hermana mejor de Lawrence, una bella joven de cabello oscuro y ojos púrpura, la cual estaba sentado en la sala por donde Lawrence y su madre iban pasando.

—calla Lara, que esto es por el bien de tu hermano.— Laura sostiene la mano de Lawrence entre las suyas.— hijo mío, la señorita Hidaka, es mejor opción para ti, no esa jovencita con quien te han visto últimamente.

Cierto, Lawrence había olvidado que en ese tiempo, estaba en la etapa de conocerse mejor con Tina, la chica que tanto quería el verdadero Lawrence. Pero lo siente por él, ahora es el dueño de ese cuerpo y de su vida, así que, esa chiquilla no tiene cabida en sus planes. Lo importante para él, es escalar y volverse el Hunter más importante de todos clanes, y si es posible, volverse el líder principal de todos, aunque no hay uno, puede haberlo, y ese será él.

—sobre eso madre, no debe preocuparse, esa chica solo es una compañera de clases que se la pasa tras de mi como perrito sin dueño, pero arreglaré el problema.— asegura Lawrence.

Lara y Laura se sorprende ante la respuesta del chico, pues la última vez que Laura dijo algo sobre Tina y de que debe de alejarse de ella, Lawrence se enojó causando una discusión con su madre.

—¿estas enfermo?— pregunta Lara.— lo que dices no tiene sentido, todos en la escuela saben que tú y la trepadora están juntos.

—¿que?, ¿es eso verdad, Lawrence?, si es así, ahora mismo vas a...

—no es verdad, todo es un chisme, solo porque la ven cerca de mí, o quizás ella dijo algo, pero, le haré saber su lugar.— insiste en defenderse, mientras en su interior maldice al verdadero Lawrence.

—si claro, su romance empalagoso es el tema de moda, no cambies los hechos.— le reclama Lara.

—Lawrence, odio que me mientan, así qué, espero que entre esa jovencita y tú, no haya nada, o de lo contrario, conocerás de lo que soy capaz.— le advierte, pues si quiere, lleva a la ruina a la familia de esa joven, y se encargará de hacerles saber que todo es culpa de ella.

—tranquila madre, ya dije que me encargaré de todo.—

—de acuerdo, ahora, no olvides tener un atuendo adecuado para la fiesta, porque debes asistir.— le pide Laura.

Lawrence asiente ante la petición de su madre. Solo espera que el verdadero Lawrence tenga algo decente que usar, no esas ropas que trae ahora, son raras, y de vago, no son aptas para quien fue un príncipe con un porte de elegancia.

En su habitación, saco todo lo que tenía, pura ropa de mal gusto, y los trajes que deben de ser elegantes, parecen trajes para un funeral. Parece que tendrá que hacer unas compras para renovar su guardarropas, pues ya no piensa salir a la calle luciendo como vago.

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Más tarde, Lara pasa a sentarse en la mesa del comedor con sus padres, mientras les cuenta que Lawrence había salido al centro comercial, o al menos eso le dijo el chófer, incluso salió del lugar con varias bolsas de compras, y cuando regreso a casa, le ordeno a una de las mucamas que tirará o regalará la ropa que saco del armario, que según la mucama, era toda, incluyendo los trajes.

—¿que?— se sobresalta Laura.— ¿pero que esta haciendo este jovencito?— deja escapar un suspiro de frustración.

El hombre rubio que estaba en la mesa, solo come tranquilamente, pues la conversación no es algo le importe mucho.

—déjenlo ser, mientras no se vista como vago o payaso, todo bien.— responde Anton, el jefe del clan.

—padre tiene razón mamá, ya veremos con que sale ahora.— se encoge de hombros la chica.

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Al día siguiente, Lara no vio a su hermano, pero Laura, esperaba que su hijo bajara, quería ver que clase de ropas había escogido para la renovación de su armario. Al verlo bajar, quedo sorprendida al ver la clase de ropa que llevaba puesta, nada que ver con las playeras, sacos y jeans que suele usar. Ahora parecía un modelo de pasarela.

Lawrence se despide de su madre, para salir rumbo a la escuela.

Al llegar, y cuando este baja, enseguida llama la atención, las miradas de las chicas estaban puestas en él, y es que si antes, Lawrence era bastante atractivo, su nuevo estilo le daba un toque mas maduro y elegante. Incluso Austin quien iba llegando, se sorprende de ver a Lawrence bien vestido.

—¿donde es la fiesta?— pregunta de ha broma.

—¿que fiesta?, estamos en la escuela, las clases están por empezar y tú, pesando en fiesta.— responde secamente.

—¡ha!, ahora resulta que tampoco bromeas. Desde ayer, estas muy raro.— lo mira con sospecha.

—¿que?, ¿acaso crees que alguien me reemplazó?, tanto parásito te esta poniendo paranoico.— le suelta a modo de burla.

Austin ríe ante la respuesta de Lawrence.—nunca se sabe, esas cosas podrían incluso evolucionar, ¿no crees?, antes ni pensarían que podría existir esa clase de cosas y mucho menos la magia.— responde Austin.

Lawrence asiente, aunque en realidad, en su mundo la magia siempre ha existido, así no es algo extraño, o que le sorprenda.

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