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Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Status: Terminada
Genre:Mujer poderosa / Amor a primera vista / Maltrato Emocional / Amor-odio / Venganza de la protagonista / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:477.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Roxana Fernández

Issabelle Mancini, heredera de una poderosa familia italiana, muere sola y traicionada por el hombre que amó. Pero el destino le da una segunda oportunidad: despierta en el pasado, justo después de su boda. Esta vez, no será la esposa sumisa y olvidada. Convertida en una estratega implacable, Issabelle se propone cambiar su historia, construir su propio imperio y vengar cada lágrima derramada. Sin embargo, mientras conquista el mundo que antes la aplastó, descubrirá que su mayor batalla no será contra su esposo… sino contra la mujer que una vez fue.

NovelToon tiene autorización de Roxana Fernández para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 21. La sentencia de los días.

Capítulo 21

La sentencia de los días.

El sol apenas alcanzaba a filtrarse entre las nubes cuando Issabelle subió al taxi, rumbo a la clínica del doctor Moretti. Apretaba la cartera contra el pecho como si el contacto pudiese contener el dolor punzante que sentía en el lado izquierdo de la cabeza. Lo había sentido antes, pero esa mañana era distinto. Más profundo, más insistente.

El conductor no dijo palabra cuando la vio palidecer. En una esquina del centro, Issabelle perdió por un instante la noción del tiempo. La vista se le nubló. El corazón le latía con fuerza y tuvo que sujetarse del asiento para no caer sobre el respaldo delantero.

Respiró con dificultad, jadeante. El mundo giró levemente antes de estabilizarse otra vez.

—¿Señora? —preguntó el chofer, preocupado.

—Siga... estoy bien —susurró ella, aunque sabía que mentía.

Cuando llegó a la clínica, sus piernas temblaban. Subió los escalones con esfuerzo, saludó con una mueca a la recepcionista y esperó en la sala hasta que el doctor Moretti la hizo pasar.

Él la observó en silencio, notando las sombras bajo sus ojos, el temblor sutil en sus manos.

—Issabelle, me alegra que hayas venido. Tengo los resultados de la resonancia.

Ella asintió, mirando los papeles que él sostenía, como si ya supiera lo que iba a decir.

—Hay una masa... un tumor, ubicado en el lóbulo temporal izquierdo. Su crecimiento es lento, pero constante.

Issabelle tragó saliva. Ya no le temblaban las manos. Ahora era todo su cuerpo.

—¿Es maligno?

Moretti no tardó en responder.

—Sí. Pero su progresión, por ahora, es manejable. Si comenzamos tratamiento lo antes posible, podemos reducir el dolor, mejorar tu calidad de vida. Pero... si decides no tratarlo, te quedarían unos tres años, quizás un poco más. Dependerá de tu resistencia física.

Ella respiró hondo. Cerró los ojos un momento.

Tres años. Tal vez más. Eso era todo.

—¿Y si lo trato? —preguntó casi en un hilo de voz.

—No podemos garantizar la cura, pero sí que tus días no estén marcados por el dolor constante. Puedes seguir viviendo, con dignidad... sin tanto sufrimiento.

Issabelle no respondió. Se levantó lentamente, como si cada palabra escuchada le hubiese robado un poco más de fuerza.

Salió del consultorio sin mirar atrás, la mente en blanco y el corazón apretado por una angustia que no sabía cómo manejar.

Caminó sin rumbo, hasta detenerse en un parque. Se sentó en una banca, compró un helado de vainilla en un carrito cercano.

Comió en silencio, mientras la tarde se tornaba fría. Parecía una niña perdida en un mundo que ya no comprendía.

No lo sabía, pero alguien la observaba desde la distancia.

Giordanno había recibido un mensaje hacía una hora:

》“La signorina Mancini salió de una clínica del centro. Está sola.”

Él no preguntó más. Bastó con saber eso para seguirla.

Desde la acera opuesta, la vio comer el helado como si aquello fuera lo único capaz de detener el derrumbe interior. No la interrumpió. No aún. Sabía que había algo roto en ella.

Issabelle, después de un rato, se levantó y caminó hasta un pequeño bar a media cuadra. Entró y pidió una copa. Luego otra. Y otra más.

Las horas pasaron. El reloj marcaba las diez de la noche cuando Giordanno, desde la sala VIP en la planta alta, decidió bajar. Ella ya no era la misma mujer altiva y elegante. Tenía el rímel corrido, la voz entrecortada y el alma al desnudo.

—¿Issabelle...? —dijo él, acercándose con cautela.

Ella levantó la vista y lo reconoció. Su primer impulso fue apartarse, pero en su embriaguez, solo atinó a arrojarse contra su pecho.

—No quiero morir, Giordanno... no todavía...

Él la sostuvo sin decir nada. La envolvió con sus brazos como si con eso pudiera protegerla de lo inevitable.

—Vamos. Te llevaré a casa.

—No... Llévame a casa de Sofía... —balbuceó, apoyada contra él.

Giordanno la llevó con cuidado hasta su coche. Condujo en silencio, mientras ella, ebria y agotada, lloraba en voz baja. Gabrielle, iba en el asiento del copiloto, molestando a Giordanno por su creciente preocupación.

Cuando llegaron a la casa de Sofía y Giordanno tocó el timbre, Sofía abrió la puerta envuelta en una bata de algodón y con el rostro confundido.

—¿Issa...? —dijo Sofía al verla tambalearse, con los ojos rojos por el llanto.

—Lo siento —dijo Issabelle, apenas consciente—. Yo... no quiero estar sola esta noche.

Sofía la abrazó sin pedir explicaciones.

Giordanno la observó en silencio. No era el momento de quedarse. Se giró y, sin decir palabra, se alejó hacía su coche. Pero ya no podía fingir que no le importaba. Porque lo hacía. Más de lo que estaba dispuesto a aceptar.

—Giordanno, no te vayas —pidió Sofía desde el umbral, aún con Issabelle recostada en su hombro—. Quédate… ella te necesita.

Él dudó un segundo, con la mano en la puerta de su vehículo. Pero algo en la forma rota en que lo vio Issabelle, lo obligó a girarse y asentir.

—Está bien —respondió en voz baja.

Al entrar, encontró a Gabrielle abriendo una botella de whisky.

El chico caucásico, con el cabello revuelto y rubio como el sol, sonrió al verlo y le extendió un vaso.

—¡A brindar por la vida, aunque nos golpee como demonios! —exclamó, ya visiblemente ebrio.

Giordanno tomó asiento en el sofá, cuidando que Issabelle estuviera cómoda junto a él. La casa tenía un aire cálido, con luces bajas y aroma a incienso.

Sofía pidió comida rápida: hamburguesas, papas fritas y sodas.

Era la primera vez que Giordanno comía algo así. Con el primer mordisco, frunció el ceño, sorprendido. Miró a Issabelle comiendo como si fuera la mejor exquisitez que habría probado en toda su vida y sonrió con cierta ironía.

—Esto es... interesante.

—Bienvenido al mundo real —murmuró ella con una débil sonrisa.

Gabrielle seguía lanzando frases en voz alta, intentando impresionar a Sofía con pláticas improvisadas y anécdotas falsas de viajes que nunca había hecho. Mientras que Sofía lo miraba entre divertida y condescendiente, aguantando la risa mientras lo escuchaba.

La noche avanzó entre brindis, bailes confesiones y risas ligeras. Pero la fatiga pronto pesó en los hombros de Issabelle, que se acurrucó en el sofá, cerrando los ojos.

Giordanno se levantó con suavidad, la tomó entre sus brazos y la llevó por el pasillo hacia una habitación iluminada por la lámpara de noche.

La depositó sobre la cama y se disponía a marcharse, pero la mano de ella lo detuvo sosteniendo su antebrazo. Lo miró con ojos grandes, inciertos.

—No te vayas... todavía.

Y sin más palabras, se incorporó levemente, rodeó su cuello con los brazos y buscó sus labios. Fue un beso lento, suave, apenas un roce entre el vértigo del alcohol y la necesidad de sentirse viva.

Giordanno no la apartó. Se quedó allí, con los ojos cerrados y el alma en vilo, atrapado en ese instante que ardía, aunque no supieran a dónde los llevaría luego.

1
Andreyytha Ruiz
chismoso
Lidia Nohemi
de verdad que para mí eso se me hace increíble, que una persona llegue a tal grado de posesión y no mide las consecuencias de sus actos solo por desear tener lo que otras tienen sin esforzarse tanto me da cosa y es muy difícil comprender a esas personas intrigantes
Reyes Sánchez
excelente novela, me mantuviste atenta durante toda la novela, me emocioné y hasta llore en algún momento ñ. Gracias
Edith Zenteno
si renació debería estar sana o no ? ella estaba embarazada de quien era su hijo ? y quien la dejó morir ? su esposito?
Lidia Rios
EXCELENTE 👌 NOVELA 👍FELICIDADES 👏 AUTORA ESTUVO GENIAL GRACIAS 👏
Liliana Olivieri
No comprendo porque tiene que volver a la villa, solo por la abuela no que esta superada y quiere venganza, así da la impresión de que hace lo que le dicen la flia de Enzo
Sandra Robles
tanto amor que dice sentir el muy idiota ya se le pasó ahora piensa solo en quedarse con la herencia de ella que nefasto
Andreyytha Ruiz
esoooo
Sandra Robles
/Sob//Sob//Sob/que no muera merecen ser felices
Sandra Robles
que capítulo tan desgarrador,no pude contener las lágrimas,que se haga un milagro para Isabella
sirena
es espectacular la forma de escribir ,hay palabras que no entendía y las busque en google y era lo que decía en la novela y es como se realmente pasará de verdad estoy muy feliz y te felicito espero más historias como estas
Isadora Razo Gutiérrez
muchísimas felicidades, me encanto 👏👏👏👏👏
Maria Briceño De Barreto
capitulo más triste isabela merece ser feliz con giordano
Lilia Esmeralda Soto Marquez
q bella historia de amor me encanta sigue escribiendo así tan bonito Dios te bendiga
Maria Briceño De Barreto
no pensaste como se va a sentir cuando no te encuentren
Maria Briceño De Barreto
tenía que decirle la verdad de tu enfermedad el tiene que estar a tu lado y apoyarte también por el bebé
Aracelis León García
la puti perri que irá a hacer para mantener la mentira que está embarazada
Amalia Renfijes
lo amo❤️❤️
Angelica Sevilla
exelente trabajo felicidades
Lidia Nohemi
sabes yo necesité una madre que me diera calor de madre y no frialdad y desprecio pero en fin así es la vida
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