Luz O Oscuridad

03/02/2019

Cuando las sombras se dispersaron, finalmente pude verlos con claridad, y ese momento quedó grabado en mi memoria para siempre.

Su padre, Asmodeus, tenía una postura imponente y elegante, sin caer en exageraciones. Medía alrededor de 1.80 metros, con un porte fornido que transmitía fuerza sin perder sofisticación. Sus ojos, de un rojo apagado, parecían reflejar un misterio insondable. Su cabello negro intenso estaba finamente cuidado, y su vestimenta era de un estilo antiguo, que realzaba su presencia.

Por otro lado, María, su madre, era igualmente impresionante. Con 1.75 metros de altura, su figura delgada y elegante evocaba una gracia natural. Sus ojos, de un violeta profundo, contrastaban con su cabello corto y de un rojo intenso, un tono vibrante que parecía reflejar su carácter fuerte. Aunque su vestimenta era sencilla, mantenía una elegancia discreta que destacaba en su porte, mucho más reservada que su hija, Elizabeth, pero igualmente fascinante.

Cuando se sentaron, procedí a servir la comida, pues todo estaba listo.

Losert: (Más relajado, pero manteniéndose serio.)

—Espero que les guste la comida. Opté por algo balanceado y saludable.

Asmodeus: (Relajado y con una actitud amigable.)

—Buena decisión, chico. Este aroma ya ha abierto mi apetito.

María: (Sonríe ligeramente, pero con una mirada desafiante hacia Losert.)

—Es cierto... (Hace una pausa, luego lo mira fijamente.) Eli dijo que cocinabas mejor que yo. (Con una sonrisa juguetona.) Es hora de descubrirlo.

Elizabeth: (Tranquila, pero claramente ansiosa por probar la comida.)

—Jejeje, creo que sí lo mencioné en algún momento.

Losert: (Confundido, pensó para sí mismo.)

—¿Por qué la actitud de su madre me resulta tan familiar? (Reacciona rápidamente.)

—Jejeje, no creo que sea mejor. Por favor, coman y disfruten.

Asmodeus: (Toma su tenedor con calma y dignidad.)

—Con tu permiso.

María: (De la misma manera que su esposo, toma el tenedor y se prepara para probar la comida.)

—Veamos qué tal.

Elizabeth: (Sin esperar más, toma su tenedor y empieza a comer.)

—¡A comer!

Losert: (Mientras los observa, siente un leve nerviosismo.)

—Qué nervios…

Con su primer bocado, el padre de Eli mostró una sonrisa discreta, como si disfrutara del sabor, pero sin hacer demasiado alarde.

Por otro lado, tanto Elizabeth como su madre reaccionaron de manera similar. Ambas mostraron una gran satisfacción, y continuaron comiendo sin prisa, disfrutando cada bocado.

Al verlas, no pude evitar compararlas, y rápidamente comprendí que Elizabeth era igual a su madre, aunque había tenido la esperanza de que su madre fuera un poco más seria.

Mientras comíamos, intercambiamos algunas palabras acerca de la comida, pero Elizabeth y su madre hablaban entre ellas como si nada, tan naturales que me sentí un tanto fuera de lugar.

Cuando terminamos la cena, Elizabeth se encargó de guiarlos hacia la sala, donde se quedaron conversando mientras yo me ocupaba de lavar los platos.

Poco después de que terminé, Elizabeth me llamó. Cuando llegué, me senté en una silla que había traído del comedor, observando la escena con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

Losert: (sentado, viendo a Elizabeth) Ya estoy aquí, perdón por la tardanza.

Elizabeth: (sentada en la alfombra) No te preocupes, Lost, estaba platicando con mis padres sobre lo que pasó con Elena.

María: (emocionada por lo que le contó Elizabeth) Me sorprende que te hayas enfrentado a un lobo, jejeje, aunque te haya ganado.

Asmodeus: (emocionado pero más discreto) Sí, si la vuelves a ver, usa las garras y tus alas con más precisión.

Losert: (interrumpiendo) Acerca de eso... (me pongo más serio) No puedo permitir que Elizabeth se ponga en peligro otra vez.

María: (sonríe, sorprendida) Vaya, no me esperaba que estuvieras tan decidido a protegerla.

Asmodeus: (manteniéndose sereno) ¿Qué piensas hacer para evitarlo? Los familiares no son tan fuertes como un vampiro, ya que solo estás transformado a medias.

Losert: (seguía serio) Lo sé, por eso Elizabeth tiene que subir de rango.

Elizabeth: (me mira) Ya lo saben, Lost, relájate un poco. Aunque no viva con ellos, siempre hablo por mensaje con mamá.

María: (me mira y sonríe con el celular en mano) Así es, Eli, siempre habla conmigo. Incluso cuando te conoció, me mandó unos mensajes tan emocionantes... (se sonroja).

Elizabeth: (nerviosa) ¡Mamá, no digas más! Jejeje.

Asmodeus: (se pone serio) Escucha, chico, Elizabeth sí tiene el potencial para subir de rango, pero su fuerza no será suficiente, aunque lo logre.

Losert: (dudoso) ¿A qué se refiere? ¿Por qué no lo lograría?

Asmodeus: Verás, el género en los vampiros influye mucho en la fuerza. No digo que las vampiresas sean débiles solo por ser mujeres. Es solo que su fuerza se basa más en la seducción y el control. Incluso pueden seducir al lobo más fuerte si lo desean. Los hombres vampiros son distintos; casi todo lo resuelven con la fuerza. Aunque hay ocasiones en las que los roles se invierten. Pero en el caso de Eli, no es del tipo que se enfrenta a batallas cuerpo a cuerpo.

Losert: (asimilando la información) Ahora comprendo.

María: (mira a su marido) En el caso de As, puede ser fuerte y manipulador.

Asmodeus: Exacto, pero mis ojos no funcionaron en ti.

Losert: (confundido) ¿A qué quieren llegar con eso?

María: (misteriosa) ¿No te imaginas lo que queremos decir?

Losert: (confundido aún) No, lo siento.

Elizabeth: (interrumpe) Tienes que convertirte en vampiro... (dice algo molesta).

Asmodeus: (la mira) ¿Qué pasa? Lo dices como si te molestara.

Elizabeth: (mira a su padre) Lost no quiere ser vampiro, les expliqué el trato que hicimos.

María: (sonríe) Lo sabemos, hija, pero queremos saber qué dice Losert. (Lo mira, esperando la respuesta).

Losert: (dudoso e impactado) Y-yo no sé qué decir... Me refiero a que...

Asmodeus: (lo interrumpe) No te alteres, chico. No tienes que responder ahora. Mari y yo respetaremos tu decisión. El simple hecho de que compartas tu sangre con nuestra pequeña ya es más que suficiente. (La mira con algo de enfado) Después de todo, la manera en que te hizo su familiar no fue del todo correcta.

Elizabeth: (ríe nerviosa) Jajaja. Bueno, pues, ¿está decidido? Seguiremos con el plan original, ¿no? (Me mira).

María: (suspira) Está bien, solo cuídate, hija.

Losert: (apenado y frustrado por mi indecisión) Lo lamento, prometo cuidarla. A pesar de que no pueda ayudarla en combate, puedo con las pequeñas cosas, como preparar de comer. No pienso dejar que mi amiga esté sola.

María: (sonríe) Te lo agradecemos, Losert.

Asmodeus: (mira su reloj) Bueno, es hora de irnos. Ya son las 12.

Elizabeth: (voz tensa) Qué rápido pasa el tiempo.

Losert: (me levanto) Los acompaño a la puerta.

Elizabeth: (alegre) Yo también.

María: (se levanta) Gracias, Eli.

Elizabeth y yo los acompañamos a la puerta. El primero en salir fue su padre, quien se despidió de mí con una sonrisa discreta, y luego Elizabeth salió rápidamente y lo abrazó, su rostro reflejaba una mezcla de cariño y alegría.

Mientras tanto, María y yo nos quedamos en la puerta, observando esa escena tan conmovedora. El aire se sentía más ligero después de la tensión del momento, y no pude evitar sonreír al ver la relación tan cercana entre ellos.

María me miró con una sonrisa suave y, casi como si leyera mis pensamientos, dijo:

María: (con una mirada pícara) No es tan difícil, ¿verdad?

Losert: (sorprendido por su comentario) ¿A qué e refiere?

María: (sonríe con ternura) A cuidar de mi pequeña, claro. No te preocupes, se nota que te importa mucho como amiga… (con tono travieso) Incluso más que amiga, ¿verdad?

Losert: (apenado) Ah… sí, me preocupa, pero no es lo que piensa.

María: (sonríe con complicidad) Jejeje. Sabes, tengo una habilidad para percibir lo que sienten las personas. Y estoy segura de que sientes algo por ella, aunque no lo admitas todavía.

Losert: (sonrojado, sorprendido) Y-yo… ha…

María: (rie suavemente) No te preocupes. Ella está igual que tú, pero te aseguro que ella descubrirá lo que siente mucho más rápido que tú. (la mirada se suaviza) Me contó lo que has vivido hasta ahora. (lo abraza) Sé que tu corazón sanará.

Losert: (las lágrimas comienzan a salir, el abrazo de María le transmite por primera vez la calidez y preocupación de una madre) Prometo cuidarla.

María: (se separa, limpiando sus lágrimas con una sonrisa) Lo sé. (sonríe con ternura) Te la encargo. Bye.

Asmodeus: (hablando con Elizabeth) No te expongas demasiado, hija. (mira a Losert) Nos vemos, chico.

Elizabeth: (sonriendo) Cuídate, papá.

María: (abrazando a Elizabeth, susurrando con complicidad) No lo presiones. Estoy segura de que él también siente algo por ti.

Elizabeth: (se sonroja y la aparta suavemente) ¡Qué cosas dices, mamá!

María: (ríe suavemente) Sabes que no puedes engañarme. Jeje, nos vemos.

Losert: (más relajado ahora, viendo cómo se despiden) Por favor, tengan cuidado en su regreso.

Elizabeth: (corre hacia la puerta y se despide con una sonrisa) Nos vemos.

Cuando se despidieron, desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

Losert: (con la boca abierta, aún sin asimilar lo sucedido) ¿Qué? ¿Cómo…?

Elizabeth: (sonríe de manera juguetona) Jejeje, hacía tiempo que no te veía tan sorprendido. Recuerda, la velocidad es uno de nuestros poderes.

Losert: (pensando para sí mismo) Así que eso era… (su mente viaja a esos momentos cuando Elizabeth tocaba la puerta y ya estaba detrás de él, tan veloz que ni la notaba) Vaya, nunca lo había notado tan claramente.

Elizabeth: (cierra la puerta y lo mira, viendo su expresión atónita) ¿Dijiste algo?

Losert: (se voltea y, por accidente, queda a solo unos centímetros de ella, con la respiración entrecortada) Ha…

Elizabeth: (se sonroja, recordando las palabras de su madre, pero lo disimula con una sonrisa) Creo que ya resolviste el misterio de esas veces, ¿no?

Losert: (murmura, aún sin poder despejarse del todo) Fuiste tan rápida que ni vi cómo entraste…

El aire se volvía denso entre nosotros. La cercanía creaba una especie de electricidad, un roce invisible entre nuestras pieles. Cuando ella dio un paso más hacia mí, mi cuerpo reaccionó instintivamente: retrocedí, pero mis pies no respondieron como esperaba. Tropecé.

Elizabeth: (con preocupación instantánea, acercándose) ¿Estás bien?

Losert: (sonrojado y con el corazón acelerado, después de lo que casi ocurre) Sí… sí, estoy bien. Es solo que… ah, creo que es hora de dormir, Eli.

Elizabeth: (se recompone rápidamente, con una leve sonrisa, pero sus ojos brillan con una chispa cómplice) Tienes razón. (Recuerda la dosis de sangre) Con tu permiso…

Con un gesto suave, se inclinó hacia mí. Sentí la calidez de su aliento en mi cuello antes de que sus labios lo rozaran y sus dientes se posaran sobre mi piel. No era solo la sensación de su picoteo; era algo mucho más profundo, una conexión que jamás había experimentado.

Elizabeth: (después de un instante, se aparta lentamente, sonriendo suavemente) Nos vemos. *(con rapidez, se dirige hacia las escaleras y sube a su cuarto).

Losert: (quedándome allí, con el corazón golpeando fuerte en mi pecho, procesando lo que acababa de pasar) ¿Qué fue todo eso? *(sus palabras y la calidez de su toque seguían ardiendo en mi piel).

Esa noche, el sueño se me escapó. Mi mente daba vueltas, tratando de entender la mezcla de sensaciones que me había dejado. Mi corazón no dejaba de latir rápido, como si nunca se fuera a calmar.

CONTINUARA...