Una señora mayor que se dio la oportunidad de volver a enamorarse, el problema era que el hombre en cuestión era 25 años más joven que ella.
Lo que desencadena una serie de problemas con sus hijos ya mayores. Ellos no aceptan la relación de su madre con ese hombre, y menos que viva en la misma casa que fue de su padre.
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Rutina
Marco habló largo y tendido con Luis. Logró convencerlo para que entrara en un internado.
Luis accedió con la condición de que lo fuera a visitar seguido.
No era un internado de ricos, era una especie de hogar para niños sin familia.
Ahí les enseñaban a leer y escribir, los preparaban para un futuro. Cuando cumplían 18 años se iban para seguir con su vida.
Marco y Luis se despidieron con la esperanza de volver a encontrarse algún día.
No te olvides, Luis, que yo siempre voy a ser tu hermano y te quiero mucho, pero échale ganas a la vida. Ya verás que te conviertes en algo importante, yo ya no tengo remedio.
No digas eso, tú también puedes salir adelante.
Claro que no, mírame, a mis 16 años no he podido hacer nada. Necesito ponerme a trabajar y rentar un cuarto.
No ha sido tu culpa, a ti nadie te dio la oportunidad de salir adelante tus padres siempre te maltrataron.
La encargada del internado les habló:
Siento interrumpirlos, pero ya se va a cerrar el internado. Luis, por favor, ve a tu cuarto más tarde paso a hablar contigo.
Se dieron un abrazo muy fuerte.
Después de eso, Marco se dio la vuelta y se desapareció en la gran ciudad.
Marco iba de aquí para allá, sin lugar fijo, tenía una mujer en cada lugar donde iba, pero solo eran aventuras pasajeras.
Él no se enamoraba de nadie.
Cuando quería comer iba a los refugios donde daban comida, se vestía y después se volvía a ir.
Así era su vida.
Cuando Marco cumplió 18 años entró a trabajar a una fábrica de muebles.
Era lo único que podía hacer, ya que no estudió nada.
Poco a poco se fue familiarizando con la fábrica, pero aún así no ascendía, ya que no tenía estudios.
Con ese trabajo pudo rentar un cuartito donde solo cabía él.
A pesar de todo le faltaban muchas cosas.
Visitaba los lugares donde daban comida, iba por ropa y así, siempre comía en un lugar diferente.
Y eso lo hacía para que no para que no lo relacionaran con un hombre de la calle.
Aunque prácticamente, vivía en la calle.
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Bertha seguía con su misma rutina, ya los años la estaban cansando.
40 años de su vida y ya se sentía cansada. Félix constantemente viajaba y ella tenía que atender la casa y a los hijos.
La escuela le quitaba mucho tiempo. Eso de llevar y traer para ella era demasiado. Aunque otras mujeres hacían exactamente lo mismo que ella, pero Bertha sentía que necesitaba algo más que un montón de niños y llevarlos a la escuela.
Félix se desaparecía cada que le daba su gana y le relegaba toda la responsabilidad a ella.
"Fuera bueno que tú cuidaras a tus hijos para que veas lo que es estar batallando con ellos", pensó ella.
"Quién sabe cuándo regresarás. Mientras, yo aquí batallando con tus hijos".
Félix no era malo, pero tenía que trabajar para poder mantener a sus hijos y a su esposa.
Él era el dueño de las empresas y tenía que estar presente para checar que todo se mantuviera en orden.
Aunque Bertha no comprendía la actitud de su esposo, sabía que gracias a él tenía una casa hermosa, y sus hijos que no los cambiaría por nada, a pesar de lo gorrosos y llorones que eran.
Porque estos niños eran bien traviesos y se peleaban entre sí, constantemente.
Bertha sentía que se volvía loca, los niños no se estaban quietos en ningún momento.
Los únicos momentos en que descansaba era cuando estaba en la escuela.
Ese tiempo lo aprovechaba para hacer lo que tanto le gustaba, preparar pasteles y repostería.
Las vecinas ya la tenían conocida y de vez en cuando le pedían pasteles o cosas así.
Ella se esmeraba en prepararlos y los vendía a buen precio, aunque no tenía la necesidad.
Pero el hecho de estar en esa casa sin hacer nada la llenaba de un hastío indescriptible.
La casa la tenía reluciente porque no tenía más nada que hacer.
Tiempo más tarde el transporte llegó con sus hijos.
Todos estaban en la misma escuela.
Los niños bajaron del camión con una algarabía tal que a Bertha le dolió la cabeza de solo escucharlos.
Les dio de comer y los mandó a su cuarto hacer la tarea.
No quiero que me molesten, hagan su tarea y ya.
En la noche recibió la llamada tan esperada de su esposo.
Hola, amor, ¿cómo estás?
Vaya, hasta que por fin llamas; aquí estoy batallando con tus hijos y tú allá dándote la gran vida.
Amor, no estoy de vacaciones, estoy trabajando. Te llamé solo para preguntarte cómo estabas y saludarte.
Ya llevas un mes fuera. ¿Qué te retiene allá?, ¿acaso tienes a otra mujer?, solo así lo entendería.
Pero, ¿qué dices?, por supuesto que no tengo otra mujer, tú eres la única mujer que me interesa. Te amo. ¿Cómo están nuestros hijos?
No me cambies el tema, ¿seguro que no tienes a otra mujer?
Ya te dije que no, mujer, ¿por qué sales con esas cosas?, no tengo tiempo de andar buscando mujeres, además no me interesa.
Está bien, pero si descubro que me eres infiel te juro que te vas a arrepentir.
Déjate de tonterías, no te estoy engañando.
Bertha cortó la comunicación siempre era lo mismo.
El timbre de la puerta la sacó de sus pensamientos.
María, la muchacha fue a abrir la puerta (Bertha contrató a esta chica hacía apenas un mes).
Buenas tardes, disculpe, ando buscando a la señora Bertha.
Pase, la señora Bertha está en la cocina, iré a buscarla.
Poco después...
¿Sí?, dígame.
Lo que pasa que me enteré que usted hace pasteles y mi hija va a cumplir 15 años, ¿cuánto me cobraría por hacerme uno?, Yo vivo en la colonia Buenos Aires.
Bertha se comprometió a hacerle el pastel cobrándole una buena suma.
Entonces, en eso quedamos, gracias por su atención, dijo la señora.
A usted, ¿quién le habló de mí?
Es que en esta colonia ya todos la conocen y la noticia corrió rápido.
Bueno, pues estoy a sus órdenes, dijo Bertha complacida de poder hacer un hermoso pastel de 15 años.
Habían sacado la cita para una semana después.
Al menos eso la mantenía ocupada en lo que llegaba su esposo. Lo extrañaba tanto.
Las noches de pasión que había tenido con él casi que quedaron guardados en el pasado porque ya tenía tiempo que no sentía el calor recorrer sus venas.
Muy bien que Bertha le guste gozar la vida pero si Marcos va a estar con ella que se enamoré no solo gratitud
Pero no me parece que Bertha tenga que quedar sola y también Marcos solo este con ella por consideración
la pusiste muy mayor para estar pasando por todo eso
Ahora Marcos quedó para llevarla al médico por los dolores en la espalda y comprarle medicamentos lo que no entiendo es el porque ella después que murió el infiel tomo esa actitud y determinación de querer vivir su vida de esa manera bebiendo bailando y teniendo relaciones con cuánto hombre le gustará 🤔🤔🤔🤔❓❓❓❓❓
Ella cumplió como madre los crio y les dió educación ahora viuda y todavía con buena pinta veremos qué pasará
Pobre Marco cuando recogió a Eva con sus hijos y se la llevó a su cuarto no pensó que ella lo traicionara de esta manera y en su propia cama menos mal no fue violento pero ahora que se las arregle sola con sus hijos.