Wildan tiene que trabajar en lo que sea para poder seguir cubriendo las necesidades de su madre y sus dos hermanos menores, ya que él es el sostén de la familia. Todo cambia cuando recibe una propuesta inesperada de una celebridad famosa. Incluso le pagan una gran suma solo por ese trabajo. Pero ¿quién lo hubiera imaginado? Wildan se siente tentado a seguir haciéndolo. ¿Qué clase de trabajo será el que realiza Wildan? Gracias a ese empleo, conoce a muchas mujeres hermosas. ¡Incluso llega a encontrarse con la supermodelo que siempre ha admirado!
Esta es la historia del lado oscuro de un fotógrafo, y de su vida llena de altibajos y experiencias únicas.
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Capítulo 21
Wildan esperaba ansioso. A pesar de ello, deseaba tener más tiempo.
No podía dejar de mover una de sus piernas, mientras de vez en cuando tomaba un sorbo de su bebida refrescante.
"¿Qué pasa, hermano? Estás muy inquieto", le dijo Arman. Daba la casualidad de que él, Tini y Wildan estaban en el hospital.
"¿Inquieto? ¿Quién está inquieto?", Wildan detuvo inmediatamente el movimiento de su pierna.
"Era evidente que estabas inquieto, hermano. ¿Qué pasa? ¿Le has declarado tu amor a la chica que te gusta? Seguro que estás esperando su respuesta, ¿verdad?", adivinó Arman.
"¡Oh! Tú siempre pensando en el amor, Man", respondió Wildan.
"Bueno, es porque estoy enamorado. Por eso tengo novia", dijo Arman con orgullo.
"¡Oh! Qué presumido eres. Sólo por tener novia", respondió Wildan.
"Déjame en paz. Es mejor que tú, hermano, que no tienes novia", replicó Arman.
¡Paf!
Wildan le dio a Arman un golpe en la cabeza. Arman sólo pudo quejarse por reflejo.
"¡No seas presumido! Si te pasa algo, no te quejes. ¡Las relaciones de pareja tienen un límite!", dijo Wildan. Pero Arman sólo se quedó callado y asintió con la cabeza.
Sin darse cuenta, llegó el momento de que Wildan se fuera. Su cita con Tio era a las nueve de la noche. Ya eran las ocho y media.
Wildan iba en su moto. Pronto llegó a su destino. Esta vez se dirigía a un edificio de apartamentos. Wildan tenía que ir al apartamento número 211.
Al llegar a la unidad 211, Wildan llamó al timbre. Al poco tiempo, una hermosa mujer le abrió la puerta.
Wildan se quedó boquiabierto. Fue por la ropa sexy de la mujer que tenía delante. La mujer llevaba un vestido corto y ajustado. Las curvas de su cuerpo eran tan visibles. Wildan pudo incluso ver su amplio escote.
"¿Está el señor Tio?", preguntó Wildan. Intentaba actuar con naturalidad.
"Tú debes ser Wildan, ¿verdad?". La mujer lo saludó amablemente.
"S-Sí...", respondió Wildan.
"Adelante, cariño. Te hemos estado esperando. Vaya, eres guapo". La mujer abrió la puerta de par en par.
Con el corazón latiéndole a mil por hora, Wildan entró. Una vez dentro, se llevó una sorpresa aún mayor. Vio que todas las personas que estaban dentro eran mujeres. Había unas cinco mujeres allí, además de la que le había abierto la puerta. Lo peor era que todas iban vestidas de forma provocativa.
Wildan frunció el ceño. Pensó que se había equivocado de sitio.
"Disculpe, ¿es aquí donde está el señor Tio? ¿Por qué no está?", Wildan le preguntó a la mujer que le había abierto la puerta.
"Sí, el señor Tio no está aquí. Él sólo es nuestro representante. Su trabajo es ocuparse de los clientes", explicó la mujer.
"Entiendo, señora. Entonces, ¿soy el único hombre aquí?", preguntó Wildan.
En lugar de responder, la mujer hizo un mohín. Se cruzó de brazos.
"Vaya, Sya. Te ha llamado señora", dijo una de las mujeres que estaban sentadas en el sofá.
"Sí. ¿Parezco tan vieja, cariño?". De repente, la mujer a la que llamaban señora le rodeó los hombros a Wildan.
"Lo-lo siento, señorita. Me equivoqué". Wildan se apresuró a corregir su forma de dirigirse a ella.
"Dios mío, es tan mono, Sya. Y además es guapo", dijo la mujer que estaba sentada en el sofá.
"Nos encantaría que nos hiciera una foto. Seguro que sería divertido. Y si quiere jugar un rato, también puede", dijo la mujer que parecía estar sosteniendo una copa de vino.
Al recibir tal proposición, Wildan comenzó a sudar frío. Se sentía como si lo estuvieran acosando.
"Tranquilo, cariño. La señorita Lala no muerde", dijo Sasya, lo que provocó la risa de las demás mujeres.
"¿Qué dices? Las palomitas de maíz son mi debilidad. Su resistencia es increíble. Su descarga es como la de una anguila eléctrica".
"¿Cómo es la descarga de una anguila eléctrica?".
"Hay una sorpresa increíble en cada embestida". Todas las mujeres volvieron a reír a carcajadas.
Mientras tanto, Wildan se rió entre dientes. Intentaba apartar su nerviosismo. Wildan no dejaba de pensar en su madre y sus dos hermanos menores. Lo hacía para poder ser profesional y concentrarse en su trabajo.
Mientras tanto, las otras dos prostitutas permanecieron en silencio. Ambas parecían más jóvenes que las otras tres mujeres.
