PUERTO DE AMOR, DESEO Y VENGANZA

Raúl estaban sentados, abrazados y besándose a los pies del árbol.

-Podría hacer esto todo el día...- comento ella besando el cuello de su esposo y bajando cada vez más.

-Señora Buffont, no entre a un terreno en el que no quiera cultivar.- dijo Raúl con gracia y su esposa lo miro.

-Quiero dormir contigo.- respondió deducida.

Raúl se la quedó mirando sin saber bien que responder.

-Eres una mujer decidida...- comento.

-¿Está mal?- pregunto ella con ingenuidad.

-No, pero es que... Hasta esta mañana no soportabas mí sola presencia y ahora...-

-Ahora, siento... Muchas cosas cuando me besas...- lo interrumpió.

-Si estás segura de lo que quieres...- dijo Raúl apretándola contra su cuerpo -Te deseo con fuerzas desde el momento en que te vi, Magui.- susurro y volvió a besarla.

Ya era de noche, Raúl y Margarita no regresaban. Esperanza se paseaba por su habitación en ropa de cama, preocupada. Su esposa se acercó por la espalda y le beso el cuello.

-¿Qué sucede?- pregunto Henry.

Ella volteó y le tomo las manos.

-Es todo esto... No podemos dejarlos solos ni un segundo.-

-Lo sé, pero eso ya pasó.- dijo él y beso sus labios, pero Esperanza lo interrumpió para seguir su caminata.

-Y ahora ninguno de los dos regresa.- comento ella dándose vuelta hacia su esposo.

-No lo sé...- respondió Henry mientras se acercaba de nuevo -Tal vez, Raúl se entretuvo en las caballerizas y ella duerme en casa de su padre.- continuo y busco de nuevo sus labios, pero ella lo esquivo y se dirigió nuevamente hacia la ventana.

-Quizás tendría que hacerla esperado para regresar juntas.- se reprochó Esperanza y él suspiró algo molesto.

-Cariño, estoy tratando de cumplir nuestras obligaciones maritales...- dijo cansado y su esposa lo miro.

-Lo siento, cariño, pero...- estaba diciendo ella cuando se oyó algo en el pasillo -Esas... ¿Son risas?-

Henry la miro extrañado.

-Sí, parece la voz de... ¿Raúl?- dijo él.

Ambos sacaron las cabezas por la puerta para ver el pasillo ¡Eran Raúl y Margarita besándose en la puerta de su alcoba! Henry y Esperanza se miraron confundidos. Luego vieron como Raúl tomaba en brazos a su esposa y la metía en su habitación.

Esperanza y Henry volvieron a entrar a su cuarto y cerraron la puerta. Se miraron sin poder procesar lo que acababan de ver.

-Eh... Tal vez de Jan encontrado en algún punto del recorrido...- comento Henry.

Ella lo miro por un segundo y en un ágil movimiento salto a sus brazos, rodeándole el cuerpo con sus delgadas piernas. Así, al fin, Henry pudo llevarla a la cama, mientras la besaba.

Ya en la recámara, las risas divertidas y traviesas habían culminado. Margarita caminó hacia la cama u se quedó parada viendo cómo su esposo se deshacía de las prendas y las depositaba sobre un sillón junto a la puerta. Raúl se quitó la levita, el chaleco, se soltó el cabello y cuando iba por la camisa, levanto la vista hacia su esposa, quien se dio la vuelta muy nerviosa. Camino lentamente hacia ella, con delicadeza tocó su hombro.

-Margarita.- susurro a su oído y ella aceleró su respiración.

Luego, le beso el cuello y le quitó la cinta que sujetaba sus risos en un rodete, dejando caer su largo pelo hasta la cintura. Era extraño, esa joven de carácter aguerrido y hostil, en ese momento parecia una chiquilla que lloraría de terror.

Decidió comenzar a desatar el corset que ella de colocaba sobre las camisas, haciendo que su figura se vuelva más atractiva sobre las prendas de hombres. Con sutileza la giro hacia él y muy lento le quitó la camisa, dejando al descubierto sus grandes pechos redondos y bien firmados. Se agachó para deshacerse también de sus pantalones y sus botas. cuando se levantó dio un paso hacia atrás para contemplarla con detención. con su vista revirtió sus grandes pechos, cintura estrecha y abundante caderas, "Tiene la perfecta figura de reloj de arena”, pensó. Margarita miraba hacia el piso muy ruborizada. Él se acercó, levanto su mentón y la beso con mucha fuerza, así la llevo hasta la cama y la recostó. Raúl se mantuvo de pie para quitarse el pantalón. Su esposa abrió grande los ojos al ver su miembro viril. Se recostó sobre ella besándola desde la boca, bajando por su cuello y deteniéndose en sus pezones. Los gemidos de su esposa lo alentaban a seguir.

-¿Me dolerá?- pregunto de reciente la muchacha.

Él se detuvo y fue hacia su rostro para mirarla bien. No sabía que responder, evidentemente Margarita era virgen y no quería asustarla.

-Si... Al principio.- respondió y en la mirada de la joven se reflejo el terror -Pero es como... cuando montas, no lo haces de lado como todas, sino de horcajadas...- comenzó a decir mientras bajaba sus dedos, rosando apenas su piel, y ella asintió temblorosa -¿No has... Sentido en alguna ocasión... con el golpe del caballo un cosquilleo en... está zona?- pregunto llegando hasta la entrepiernas de su esposa y moviendo los dedos. Magui jadeo y comenzó a asentir con vergüenza -Asi sentirás luego... sentirás placer.- finalizo en un susurro sin dejar de juguetear y ella comenzó a gemir.

Acompaño esto, recurriendo su cuerpo con besos, cuando la sintió lista, comenzó a moverse hasta traspasar su Virginidad. Por poco se detiene al escuchar el sutil grito de su esposa, pero siguió. A medida que aceleraba su movimiento, margarita se relajo hasta mirarlo con placer.

-Te amo, Pier...-Confeso entre jadeos -siempre lo he hecho.-

Raúl Sonrio, la beso y continuo con delicadeza, preguntandole a cada instante si se encontraba bien. sabía perfectamente que su esposa lo amaba, pero no desde que conoció a Pier, sabía que Margarita lo amaba desde niña, desde cuándo aún era Raúl. Una preocupación lo inundó en ese momento ¿Cómo haría para ocultar la verdad después de esto? y si lo descubría ¿Cuál sería su reacción?-

Al día siguiente, Esperanza encontró a su amiga saliendo de su habitación. La observo con aire pícaro.

-¿Tenéis algo que contarme?- pregunto frunciendo una sonrisa.

Margarita también sonrió, mientras asentía efusiva entrelazo el brazo con el de su amiga para llevarla riendo hacia las escaleras.

Aprovechando una estupenda mañana soleada, desayunaron en la terraza, juntaron sus sillas bien pegadas para más confidencia.

-¿Y bien?- pregunto Esperanza ansiosa.

-No se que decir...- respondió la muchacha -Ayer nos encontramos en el límite del territorio y luego todo fue... Mágico.- continuo -Pier es muy caballero y detallista. preguntaba en cada momento si me sentía bien.- dijo bajando la mirada ruborizada.

-Bueno, no quiero entrar en detalles, menos con él.- comento ella, pero su amiga la miro sin comprender -Pero estoy muy feliz por ti.-

-La verdad es que hoy me asusté por la mancha en la sábana... Pier me explico todo y es normal.-

-Oh amiga, debí hablar esto contigo cuando lo pediste.- dijk Esperanza muy apenada mientras veía a Margarita tomar su te.

-Ya no importa - dijo está tomando sus manos -Lo que no se si está noche hay que hacerlo nuevamente.-

-Bueno, algunos si. Tu esposo sabrá si ya estás lista para estar con él otra vez.- dijo y las dos se taparon la boca para esbozar una sonrisa traviesa.

-¿Me preguntó que cuchicheaban ambas con tanta énfasis?- Bromeo Raúl, parado en la puerta con una sonrisa. Camino hacia ellas y tomo la mano de Margarita -¿Puedo robarle a mí esposa señora Churchill?- pregunto haciendo parar Margarita y alejándose un poco para decirle que se irían con Henry a hacer algunas cosas y de seguro volvería para la comida de la noche.

Mientras tanto, a su hermana se le borro la sonrisa del rostro mientras los observaba. Ese "señora Churchill" de Raúl, con tanta indiferencia le resonaba en los oídos ¿Por cuánto tiempo tendrían que tratarse como desconocidos? ¿Hasta donde llegaría esa mentira?

sentía micha culpa y sobre todo mucho miedo. Terror de la reacción de su amiga cuando se entere de la verdad.