La Gavia una emblemática hacienda llena de historia cerca de la capital del país, la cual solo puede ser heredada por un Sámano. A veces pensamos que es solo casualidad que sucedan los mismos infortunios para el heredero, terminando solo y consagrado a favor de mantenerla en pie. Es la segunda parte de La gavia, aquí conoceremos el destino de Matías Sámano. Sobre todo las decisiones y el cambio de Cecilia. También la traición y el engaño de parte del esposo de Cecilia, creando una enemistad con otra familia importante de la comunidad. En la guerra y el amor todo es posible, es ahí donde nace el amor entre Matías y Paulina. Sin saber el porqué de la rivalidad entre sus familias. Poco a poco quedará al descubierto la causa del conflicto entre ellos.
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Te lo prohibo
Capítulo 13
Romina después de cuatro días de ausencia volvía a su casa, estaba desaliñada y descalza, también traía unos golpes en su rostro. Natalia se sorprendió al verla.
—Ve nada más como llegas, sucia y golpeada. ¿Dónde estabas?—
—No te importa, pero ya estoy aquí que no ves. ¿Donde está Sofía y Paulina?—
—Sofía en su habitación y Paulina no debe tardar.—
—Es muy tarde para que ande sola, luego se queja de que le faltan al respeto los mugrosos esos.—
—Ahora resulta que te importa el bienestar de Paulina.—
—Aunque lo dudes, no quiero que vaya a terminar como yo. Una perdedora.—
Romina subió a su habitación a bañarse, Natalia vigilaba la puerta para que en cuanto llegara Paulina hacerla entrar y que Romina no viera a Matías. Llegaron al fin no podían ya separarse, Matías y Paulina se besaban apasionadamente. Sin esperarlo Natalia se acercó para tocar el vidrio de la camioneta para poder separarlos.
—Disculpen muchachos pero deben ser juiciosos, Paulina tú madre está en casa. Por favor entra y tú Matías vete por favor.—
—Está bien tía Natalia.—dijo Matías con una sonrisa.—cariño te amo no lo olvides, mañana vendré por ti para ir a comer a Toluca.—se acercó una vez más para besarla
Natalia trataba de darles privacidad sin embargo pudo notar que Matías estaba tomando muy enserio a su sobrina, eso le daba tranquilidad. Paulina bajó sonriente y feliz despidiendo a su amado.
—Anda niña después tendrán tiempo para más de sus arrumacos.—decía Natalia mientras la jalaba del brazo, pero Romina había visto todo por la ventana
—Me puedes explicar, ¿quién era ese idiota?—pregunto molesta
—Es mi novio mamá.—Romina se acercó para abofetearla
—Escúchame bien no estoy dispuesta a ver que mis hijas se enreden con cualquier mugroso de este maldito pueblo, aunque la camioneta se ve fina a de ser ajena y con eso te está queriendo deslumbrar. Lo que menos quiero es que te enredes con alguien que tengamos que mantener. Así que mañana mismo lo terminas. ¿Entendiste?—le exigía su madre mientras Paulina no dejaba de llorar
—Pero qué estupideces dices, ella es libre de elegir a quien ella quiera. Tenga o no tenga dinero.—la defendía su tía
—No, no acepto que elija a un miserable como lo fue su padre. Que me trajo a vivir a este asqueroso lugar.—
—De Heriberto no vas a hablar, él ya está muerto y no puede defenderse. Si pensabas eso de el porqué le hiciste caso, luchaste para quedarte con él o ya se te olvidó.—
—Si, lo que no he olvidado es que nunca vas a perdonar que te lo haya quitado. Pero obvio cualquier hombre me elegiría primero a mí, que a una monja como tú.—
—Mil veces una monja, que una prostituta que solo la usan y la desechan como la basura que es!—
—Basta por favor.—insistía Paulina
Mientras su hermana Sofía lloraba al pie de la escalera viendo una pelea más en su familia, sufrió al enterarse que su madre le había robado el novio a su tía, también le lastimaba que no permitiera que su hermana fuera feliz.
Pero Matías solo pensaba en su encuentro con su amada, en todo lo que Paulina le hacía sentir. No tenía dudas ella sería su esposa, ahora tenía que hacérselo saber a su familia.
—¿Dónde estabas?—preguntó Cecilia que estaba aún trabajando en la sala
—Mamá me asustaste, pensé que estarías dormida. No crees que soy un poco mayor para seguir avisando que llego tarde.—
—Es solo una pregunta, la costumbre de una madre de saber dónde están sus hijos. Ya casi es medianoche, y obviamente no estabas con tu hermano él llegó temprano.—
—No, en verdad estaba con la mujer de mis sueños. Mamá estoy enamorado y planeo pedirle que se case conmigo.—
—No juegues conmigo, como es eso posible no tienes mucho que regresaste. ¿Quién es ella?—
—Se llama Paulina Rivera, la amo y la voy a convertir en mi esposa.—
—Que!! Con la hija de Heriberto y esa prostituta. Nunca!! me escuchaste, ninguna mujer de esas entrará en mi familia. Te lo prohíbo.—
—Discúlpame mamá, nosotros no somos responsables de los problemas que tengas con ellas. Amo a Paulina, es mi mujer y voy a casarme con ella. Te guste o no, o se sincera y cuéntame, ¿cuál es el problema que tienes con las Rivera?—
—En verdad quieres saberlo, está bien te lo voy a decir la madre de esa muchacha arruinó mi matrimonio, ella fue la amante de mi marido. Los dos se burlaron de mí, es por eso que nunca he podido ser feliz con Alejandro porque su sombra nos sigue rondando. Nunca permitiré que esa mujer sea mi consuegra, no voy a permitir que esa asesina y su hija entren a esta familia.—entre lágrimas había estallado Cecilia, simplemente en un solo segundo había cambiado el panorama que tenía Matías de su padre Alejandro
—¿Por qué simplemente no te divorciaste?—
—Obviamente porque no quería que Alex y Gabriel crecieran lejos de su padre, como tú lo hiciste. Hace muchos años que Alejandro y yo, dejamos de ser el matrimonio feliz. Él cree que no se de todas las mujeres con las que me ha engañado, pero los hombres como él solo cambian de amante y se vuelven discretos.—
—No justifica que te quedes en una mentira, Mamá mis hermanos ya son adultos, termina con este infierno. En cuanto a Paulina nada y nadie hará que la deje, yo no tengo la culpa de su rivalidad, ella menos. Estes de acuerdo o no me casaré con ella.—
—Acaso no escuchaste nada de lo que te dije, la madre de esa muchacha es una vergüenza y una asesina. No quiero que mis nietos lleven su sangre, no quiero a una Juárez en mi hacienda. Esta es mi casa y yo decido quién entra, y quien no.—decía furiosa Cecilia
—Bien mamá, entonces espero comprendas la decisión que tomaré. Es una lástima que tu la mujer más importante para mí, no comprendas o aceptes lo que quiero, sobre todo lo que me hace feliz.—
Matías subió a su habitación enojado, pero también trataba de digerir toda la verdad revelada por su madre, sentía lástima por ella sobre todo por tener que fingir un matrimonio que estaba hecho pedazos.
Cecilia no estaba conforme, tenía que hacer algo para evitar que la hija de la mujer que más odiaba en el mundo, se quedara con su amado hijo. No iba a permitir que le arrebataran a su querido Matías.