Sinopsis de Cruel Verdad Mathew Wells llevaba una vida tranquila y reservada hasta que un mensaje inesperado de Alec Moon, su antiguo compañero de secundaria y ahora famoso cantante, desata un peligroso juego de emociones. Lo que comienza como un romance lleno de ilusión rápidamente se convierte en una red de mentiras, manipulación y venganza. A medida que ambos caen en el oscuro abismo de sus propios secretos, el amor y el odio se entrelazan en una lucha donde nadie es quien parece. En el mundo de Cruel Verdad, la mayor traición puede venir del corazón… ¿hasta dónde llegarías para conocer la verdad
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Capítulo 20: Nuevas Semillas
Con el jardín de invierno como su refugio, Alec y Mathew entraron en una fase de su relación que era tanto tranquila como profundamente satisfactoria. La rutina de su vida en la Toscana, lejos de ser aburrida, era un regalo que ambos valoraban. Cada día traía consigo pequeños momentos de dicha: los desayunos compartidos al amanecer, los paseos al atardecer entre los viñedos, las noches junto al fuego donde compartían sus sueños y reflexiones.
Con la llegada de la primavera, la Toscana renacía. Los campos se llenaban de flores silvestres, el aire olía a frescura y tierra mojada, y la casa de Alec y Mathew se cubría de verde, rodeada de plantas y árboles que parecían brotar en todas partes. El jardín de invierno seguía siendo el corazón de su hogar, un rincón donde podían resguardarse del mundo y, al mismo tiempo, dejar que sus ideas y aspiraciones florecieran.
Una tarde, mientras trabajaban en el jardín exterior, Alec, con la pala en la mano y el rostro iluminado por el sol de la tarde, se detuvo para observar a Mathew, quien estaba plantando algunas flores junto a la entrada de la casa. Hubo algo en la imagen que lo llenó de ternura y gratitud.
“A veces me pregunto cómo tuve tanta suerte de encontrarte,” dijo Alec, sonriendo mientras se acercaba a Mathew.
Mathew, sorprendido, levantó la vista y le devolvió la sonrisa. “No es suerte, Alec. Creo que el destino sabía que ambos necesitábamos una segunda oportunidad, y aquí estamos, construyendo algo hermoso juntos.”
Alec suspiró, tomando la mano de Mathew. “Mathew, quiero darte algo. Algo que he estado pensando desde hace tiempo.”
Mathew lo miró, intrigado, mientras Alec se dirigía al interior de la casa y regresaba con un sobre en la mano. Con un aire de nerviosismo y emoción, Alec le entregó el sobre, y Mathew lo tomó, sintiendo el peso simbólico de lo que había dentro.
“Ábrelo,” murmuró Alec, sus ojos brillando con expectación.
Con manos temblorosas, Mathew abrió el sobre y sacó un papel doblado. Al desplegarlo, sus ojos se agrandaron al leer el contenido: era una propuesta de sociedad para abrir un pequeño negocio de jardinería y paisajismo en el pueblo cercano, algo que les permitiría compartir su amor por las plantas, los jardines y la naturaleza con los demás.
“Alec, ¿es en serio?” preguntó Mathew, sus ojos llenándose de emoción.
Alec asintió, visiblemente nervioso pero lleno de esperanza. “Sí, lo es. He visto cómo te iluminas cuando hablas del jardín, de las plantas y de la tierra. Quiero que construyamos algo que sea nuestro, que refleje quiénes somos y lo que hemos logrado. Un negocio en el que podamos trabajar juntos y que traiga un poco de la belleza que hemos encontrado a otras personas.”
Mathew sintió una mezcla de asombro y gratitud. Sabía que Alec tenía razón; el jardín era algo más que un espacio de plantas y flores. Era un reflejo de la vida que habían construido, de su capacidad para florecer en cualquier estación, sin importar las dificultades. Y ahora, tenían la oportunidad de compartir esa belleza con los demás.
“Me encantaría hacerlo, Alec,” dijo Mathew, con una sonrisa que lo iluminaba todo. “Nada me haría más feliz que construir este sueño contigo.”
Con el proyecto en marcha, comenzaron a planificar su pequeño negocio. Decidieron llamarlo “Raíces Profundas”, un nombre que encapsulaba su historia, sus luchas y el amor que había echado raíces en aquel rincón de la Toscana. Empezaron a trabajar con entusiasmo, planeando desde la selección de plantas hasta los diseños de jardines que ofrecerían. Visitaron viveros en las afueras de Florencia, se reunieron con otros expertos en jardinería y dedicaron incontables horas a perfeccionar cada detalle.
La comunidad del pueblo, que ya los consideraba parte de la familia, recibió la noticia con entusiasmo. Los vecinos los apoyaron, compartieron sus ideas y los ayudaron a preparar el espacio que habían alquilado para su nuevo proyecto. Raíces Profundas se convirtió en un lugar donde la gente no solo podía comprar plantas, sino también encontrar inspiración y tranquilidad, un reflejo del amor y la paz que Alec y Mathew habían cultivado en sus propias vidas.
El día de la inauguración fue especial. Los amigos del pueblo, incluido Antonio, el dueño de la bodega de vinos, y otros vecinos que se habían convertido en su familia, asistieron a la apertura. La tienda estaba decorada con flores frescas, y el aroma de lavanda y romero impregnaba el ambiente. Alec y Mathew, emocionados y con el corazón lleno de gratitud, recibieron a cada visitante con sonrisas y abrazos.
Durante la inauguración, Lisa, quien había viajado especialmente desde su ciudad para estar con ellos, los observaba con una sonrisa de orgullo y cariño. Había sido testigo de sus luchas, de sus miedos, y ahora veía el fruto de su esfuerzo y amor.
“Estoy tan feliz por ustedes,” dijo Lisa, abrazando a ambos. “Han construido algo hermoso aquí, algo que refleja todo lo que son.”
Alec y Mathew sonrieron, sintiendo cómo las palabras de Lisa resonaban en sus corazones. Sabían que este proyecto era más que una simple tienda; era el símbolo de su crecimiento, de su compromiso y de la vida que habían creado juntos.
Al caer la tarde, cuando los últimos visitantes se despidieron y el sol se ocultó detrás de las colinas, Alec y Mathew se sentaron en el pequeño banco frente a Raíces Profundas, observando las luces del pueblo que comenzaban a encenderse.
Alec tomó la mano de Mathew y lo miró a los ojos, sintiendo una paz y una felicidad que nunca había conocido antes. “Hemos llegado tan lejos, Mathew. A veces me cuesta creer que todo esto sea real.”
Mathew sonrió, entrelazando sus dedos con los de Alec. “Es real, Alec. Todo esto es nuestro. Lo hemos construido juntos, y cada paso que dimos nos trajo hasta aquí.”
Ambos se abrazaron, dejando que el silencio y la calma de la noche los envolviera. Sabían que aún había mucho por vivir, muchas estaciones por atravesar y nuevos retos que enfrentar. Pero también sabían que, mientras estuvieran juntos, podrían superar cualquier obstáculo.
Bajo las estrellas de la Toscana, en el banco frente a su pequeño negocio, Alec y Mathew comprendieron que su historia no era solo un relato de amor, sino un testimonio de resiliencia, esperanza y la certeza de que, con las raíces adecuadas, cualquier cosa podía florecer.
Y así, en ese rincón de la Toscana, su historia continuó, entrelazada con la naturaleza y con cada persona que pasaba por Raíces Profundas, llevándose un pedacito de la paz y el amor que Alec y Mathew habían encontrado en su camino juntos.
La dirección que le diste a la historia me gustó, les diste la oportunidad de acercarce y enamorse, aprender lo que era el verdadero Amor y la confianza de tener a la persona especial, que comprende y ayuda a mejorar la forma de ser!!
Autor@ te felicito, es un gran trabajo. El Amor es un sentimiento, que muy pocos logramos encontrar y entenderlo y valorarlo, cuesta mucho trabajo y alegría y unas veces mucho dolor!!!
Espero encontrar más trabajos tuyos, tienes mucho talento e inspiración, pero sobre todo, Amor por tu trabajo!!!