Todo lo que hace una mamá por el bien de su hijo.
Anastasia una joven mamá que se verá obligada a tomar una drástica desicion para salvar la vida de su hijo.
Podrá Anastasia salvar asu hijo y también encontrar el amor verdadero.
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Celos Adsurdos
Hola Matt, qué gusto verte - saludó Anastasia al salir de la casa y ver de espaldas a su excompañero de trabajo que miraba por todas partes, seguramente admirando el lugar.
- Anita de mi corazón, ¿cómo has estado? ¡Cómo me encanta tu nueva casa! - respondió el hombre con cabello rubio teñido, abrazando a la chica que sonreía al ver al muchacho. A leguas se notaba lo que era el muchacho.
- Sí, está divina la casa. Y dime, ¿qué te trae tan temprano por acá? - volvió a hablar la chica, dirigiéndose hacia uno de los bancos que estaba en el jardín.
- Está más que divina, está impresionante querida. De verdad me encanta. ¿Y qué hago aquí? Hace dos meses que te desapareciste y Doña Eva solo dijo que necesitabas tiempo, pero tú amabas tu trabajo, y no me pareció eso de que necesitabas tiempo. Y luego me enteré de que ahora eras nada más y nada menos que la dueña y señora de todo esto. Y por eso vine, porque quiero que me digas qué demonios está pasando contigo. Mira tu cara, estás horrible. Ah, y además se depositaron a tu cuenta 100 millones. ¿De dónde carajos sacaste tanto dinero? - habló el hombre, mezclando todo lo que decía.
- Oye, cálmate sí. Solamente seguí tu consejo, me casé - dijo la chica muy tranquila.
- Y lo dices así, tan tranquila. Te casaste con Antonio Santoro. ¿Sabes lo que dicen por él en el pueblo? Además, yo pensé que él estaba comprometido con la hija de los Martínez. Siempre se los veía juntos antes - dijo el hombre, apoyándose sobre la mesa que estaba en medio de los dos.
- Sí, pero son solo chismes. Nadie sabe si es verdad. Y ya ves que no estaba comprometido con esa insípida mujer. Se casó conmigo - respondió la chica, haciendo gestos con su cara y cruzándose de brazos.
- Y a ver, dime, ¿desde cuándo se supone que lo conoces? Porque te conozco Ana, tú no serías capaz de casarte con él por dinero - dijo el chico, mirando fijamente a su chica.
- Algunas veces hay que jugársela con todo, y fue lo que hice esta vez. Me casé y, además de que te quejas, mi esposo está para chuparse los dedos. Y aparte de eso, tengo buenos beneficios - agregó la chica, mirando hacia la entrada de la casa, donde se encontraba su marido hablando con el portonero.
Si en eso tienes toda la razón, está buenísimo a pesar de la edad que ya carga, y cuando hablas de beneficios me imagino que estás hablando de los 100 millones en tu cuenta. A ver, dime, ¿qué se supone que harás con ese dinero, porque no eres de las que gastan de balde? - habló nuevamente el chico.
- Ya sabes, a donde va todo mi dinero - fue lo único que esta vez respondió la chica.
- ¿Eso significa que Oscar será el donante de Lucas? Escuché por ahí que regresó al pueblo con su maravillosa esposa. Qué cosas, ¿no? Los dos terminaron casándose con personas mucho mayores que ustedes - dijo el muchacho.
- Ya se hizo la prueba, el lunes saldrán los resultados. Solo espero que todo salga bien, y tú más que nadie sabes que la edad no importa - dijo la chica cambiando su cara totalmente.
- Entiendo. No podré decirte que reces porque sé que ya no eres parte del bando de Dios - dijo el chico un poco burlesco - y con respecto a lo de la edad, no importa si tienes razón. Mi bombonazo cada día está mejor - volvió a decir Matt sonriendo y mordiéndose el labio al recordar a su amor.
- Y a ver, dime, ¿qué haces aquí un sábado a esta hora? No deberías estar trabajando - preguntó la chica.
- La peluquería cerró desde ayer. Doña Eva está internada en la capital del país. La trasladaron hoy en la madrugada - dijo un poco triste el muchacho.
- ¿Qué? ¿En serio? Pero, ¿qué pasó esta vez? ¿Por qué la trasladaron a la capital? - preguntó la chica preocupada.
- Ya la conoces, Ana. No se cuida, y ya sabes que con la diabetes no se juega. Y esta vez está muy mal. Ayer su hijo vino y habló con nosotros. Dice que, por el momento, es mejor cerrar y que si Doña Eva llegara a fallecer, cerrará para siempre la peluquería - habló con dificultad Matt. Le preocupaba su situación.
- Entiendo. Aunque esto será una gran falta al pueblo, es la única que hay - dijo la chica un poco triste. Trabajó tanto tiempo en la peluquería, fue su sostén por mucho tiempo, que sería una lástima que cerrara para siempre.
- Sí, por eso tengo que irme, nena. Tengo muchos clientes que atender en mi casa - dijo el hombre. Pero cuando estaba a punto de levantarse, apareció el esposo de su amiga frente a ellos con la mano en los bolsillos y con un semblante muy serio.
Al llegar Antonio al lugar, se dijo mentalmente: "No puedo creer que me puse celoso por este chico".
Cuando su esposa le dijo que un hombre vino a visitarla, se molestó, pues pensaba que podría ser alguien que estaba interesado en ella. Por eso, tomó la decisión de salir a hablar con el portero para así poder controlar a su esposa.
- Buenos días - saludó Antonio, fijando su mirada penetrante en el chico que se quedó a medio sentar.
- Buenos días, señor Santoro - respondió al saludo del señor muy amable.
- Y no me vas a presentar a tu amigo "mi amor" - dijo el señor, este último lo dijo un poco entonado.
Anastasia puso los ojos en blanco. Ya se imaginaba lo que estaba pensando su marido.
- Claro que sí, "cariño" - dijo la chica, utilizando el mismo tono que utilizó él para referirse a ella de manera cariñosa.
Y así, Anastasia los presentó y luego de eso, el muchacho se levantó para despedirse.
- Bueno, Anita querida, yo me tengo que ir a trabajar. Me encantó verte, y señor Antonio, fue un placer conocerlo. También lo felicito, eh, por la tremenda mujer que tiene como esposa - dijo el hombre sonriendo un poco.
- Está bien, Matt. Gracias por venir - dijo la chica, levantándose para despedir con beso a su amigo.
- Igualmente, muchacho, y gracias. Me gané la lotería con mi hermosa mujer - respondió Antonio, agarrando de la cintura a su esposa, que lo miró frunciendo el ceño.
Luego de que el muchacho se fuera, Anastasia se apartó de su esposo un poco molesta.
- Voy a salir, querido esposo. Espero que no te molestes - dijo la chica a su esposo, que muy rápidamente cambió su cara al oír decir a su esposa que saldrá.
- ¿Algún día me vas a decir a dónde te vas casi todos los días? - preguntó el señor, volteando a mirar a su esposa.
"Me voy a la clínica", respondió la chica. Luego dio unos pasos, pero antes de retirarse por completo, volvió a hablar.
"Controla tus absurdos celos".