Maite es una chica de quince años que se enfrenta a una dura decisión, dejar a su sobrino en un orfanato, o cuidarlo como si fuera su hijo.
Un incidente con una cartera haría que su vida cambie de un día para otro, provocando no solo una nueva oportunidad de trabajo para que mejorar su condición de vida, al igual que el niño que la llama mamá, sino que también hará que cruce caminos con un hombre que tiene mucho que ver con él.
No obstante, sus personalidades y formas de ser son tan opuestas que el llevarse bien será algo difícil.
¿Podrá surgir al más allá que solo la conexión que los une con respecto a su hijo?
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Capitulo 9
Al día siguiente en la empresa Maite recibe la visita de Hugo, el viene acompañado de un bonito ramo de flores.
— Buenos días hermosura. — Maite lo observa sorprendida. — ¿No me vas a contestar?
— Buenos días señor Hugo.
— Quítale lo de señor. Soy joven todavía.
— ¿Lo puedo ayudar en algo?
— Si me dieras tu número sería genial.
— No tengo celular. — Hugo borra su sonrisa y se siente cómo un tonto.
— ¿Qué? Pero si está en tu escritorio.
— No es mío. — Hugo se ríe.
— Maite, ¿qué tengo que hacer para ganarme tu número de teléfono?
— Nada. No estoy interesada.
— ¿En qué?
— En usted.
— ¿Por qué? ¿No soy guapo?
— Si lo es. Pero yo soy una madre soltera. Y no creó que usted quiera algo serio conmigo. Probablemente sólo se quiere divertir.
— No es así. Tu me gustas de verdad. Desde que te conocí yo sentí que había algo diferente contigo. Cómo si hubiera encontrado a mi alma gemela.
— ¿Lo dice de verdad?
— Si Maite. Enserio sentí mi corazón gritar, el me decía, ella es la indicada.
— Ya veo. Creó que debería ir al cardiólogo. Algo anda mal con su corazón. — Norma se ríe, Hugo voltea a verla y ella se pone sería de nuevo.
— Maite necesito que... ¿Hugo? ¿Qué haces aquí? — Patricia finge sorpresa.
— Quería visitar a la mujer que me robó el corazón. Le pedí su número, pero me ha rechazado.
— Maite, déjame felicitarte por no caer el el juego de esté sin vergüenza.
— ¿Patricia acaso eres mi enemiga?
— Hugo no quiero ser grosera, pero deberías irte. Mis asistentes y yo tenemos mucho trabajo.
— Está bien. Me iré. Pero no dudes que volveré. — Le guiña un ojo a Maite y le da las flores. — Tu belleza las opaca, pero espero las aceptes.
— Gracias.
— No hay de que. — El por fin se va.
— Señora Patricia. ¿Me quería decir algo?
— No. Sólo quería echarlo de mi oficina. — Maite y Norma se ríen.
...
Hugo está por llegar al elevador, pero se arrepiente, mejor decide ir a la oficina de su amigo David.
— Hola hermosa. ¿Tu jefe está adentro? — Pregunta el a la secretaria.
— Si.
— Genial. Voy a pasar.
— Primero le avisaré que está aquí. Ya sabe cómo es él.
— Si claro. — La secretaria le llama a David, le avisa que su amigo está ahí.
— Si señor. Cómo ordené.
— ¿Ya puedo entrar?
— No lo quiere recibir.
— Ese hijo de su... Perdón... Hermosura me vas a perdonar pero entraré. — Hugo camina a la oficina, la secretaria se pone delante de él .
— Señor por favor. A la que van a regañar es a mi.
— Lo siento hermosura. Ya sabes cómo funciona ésto. — A Hugo le importa poco y entra a la oficina. David lo observa molestó.
— Señor lo siento mucho.
— Estás despedida.
— Pero...
— Recoge tus cosas y pasa por tu liquidación. Adiós. No quiero ver tu cara por aquí. — La secretaria sale devastada.
— Amigo exageraste.
— Ya sabes lo que hago con la gente inepta.
— Eres malo.
— ¿A qué viniste?
— Pasé a visitar a Maite, pero tú hermana me corrió.
— La está protegiendo. A mí también me advirtió que me mantenga alejado.
— Eso es muy extraño. Tu hermana no suele hacer esas cosas. ¿Maite será alguien importante?
— Parece que si.
— ¿Qué hiciste para que tú hermana te pidiera que...?
— No me preguntes. Mejor vete. Tengo mucho trabajo.
— ¿Qué hay sobre la oferta de Patricia?
— Nada está dicho aún. Todavía tengo mi as bajo la manga.
— ¿Y si ese as no funciona?
— No estés de pesimista. Lárgate a trabajar.
— Amargado. ¿Así me pagas que siga siendo tu único amigo?
— Eres mi amigo por conveniencia también. Tu eres el que debe agradecer que te conserve a mi lado.
— Cada día te vuelves más insoportable. Mejor me voy antes de que me lo pegues. Adiós. — Hugo sale de la oficina, ve a la secretaria recogiendo sus cosas y se siente muy mal por ella. — Oye lo siento. No pensé que el...
— No me hable. Por su culpa ahora estoy desempleada. — "Lo amargado si se contagia." Piensa Hugo.
— Señorita debe agradecerme. Ese hombre de haya dentro es un peligro.
— No me diga.
— Yo te salve de sus garras.
— Usted me dejó sin trabajo. Le agradecería que no me hablé nunca más en su vida. — Ella termina de recoger sus cosas y se va.
...
Patricia envía a Maite a la oficina de David, le pide que lleve unos documentos que se presentarán en la reunión del viernes.
— Señora Patricia, ¿No es una mala idea que yo vaya? Es decir, usted me pidió que...
— Si. Ya se lo que te pedí. Pero esto es trabajo. No personal.
— Está bien. — Maite se va a la oficina de David, ve el puesto de la secretaria vacío y se preguntaba dónde está ella. Además sus cosas personal tampoco están. Maite le pregunta a una muchacha que va pasando si sabe dónde está la secretaria de David.
— El señor la despidió.
—¿Cuándo?
— Hoy. La pobre salió devastada.
— ¿Sabes por qué la despidió?
— Ella no quiso decirme, aunque yo pienso que fue por qué se resistió a los encantos del señor. Siempre despide a las que se resisten.
— Gracias por la información.
— De nada encanto. — Ella le guiña un ojo y se va. Maite se acerca a la puerta de la oficina y toca la puerta.
— Pase.
— Buenos días señor.
— Maite. — David gira su silla y la observa. — Qué gusto...
— Vine a dejarle estos documentos. — Maite los pone sobre el escritorio. — Con permiso.
— Espera. ¿Te vas tan rápido?
— Si. Tengo mucho trabajo. — Ella sale sin darle a el tiempo de invitarla a comer.
...
El fin de semana David intenta invitarla a comer, aunque Patricia no se lo pone fácil, ella ese día no se le despega a Maite.
Después de la reunión Maite prepara sus cosas para salir, David la alcanza mientras ella va en el elevador.
— ¿Ya te vas?
— Si señor. — Las puertas se empiezan a cerrar, David pone su mano para detenerlo.
— Déjame llevarte a tu casa.
— No. La señora Patricia me va...
— Maite que bueno que me estás esperando. — Patricia entra al elevador. — ¿No subes hermanito?
— No. Gracias.
— Cómo quieras.
— Nos vemos el lunes Maite. — Le dice el.
— Yo también te veré el lunes querido hermano. — David pone una cara de disgusto.
siempre dije q Patricia se traía algo.
creo mentiras para q su hermano dejara a Carolina no le importaron los sentimientos de el. Ella es una manipuladora y todo lo hace a su conveniencia. tal como sus padres