La verdad detrás de una cara bonita.
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Capítulo Vigésimo.
Chloe no podía creer el desparpajo del canoso frente a ella, estaba anonadada de que al parecer le gustaba que lo golpearan.
Michele que un principio estaba asustado, ahora estaba divertido con la situación. Su nana Chloe era una mujer de temer y parece que a ese anciano lo iba a domar.
- Le voy a decir una cosa, señor, - Chloe hizo marcación en la palabra señor - no tengo ni la más remota idea de quien sea usted, pero de una le digo que no tenemos dinero para pagar un rescate. - la bella mujer frente a él, trataba de mantenerse altiva.
De cierto es que el canoso estaba bien querido y pues a ella ningún hombre le había llamado la atención después de su amado John.
'' ¡Ay! ¿Qué andas pensando Chloe Saldaña? Ese vinito añejo es tu raptor, ¿y si quiere que le cuentes mil y una historias? ¿De dónde carajos voy a sacar tanta cuento? ¡Padre mío, ayúdame! - meditaba la mujer sin despegar la vista del hombre que la miraba con fascinación.
- Bella dama, creo que aquí la secuestradora es usted. - dijo coqueto Sorrentino.
Hasta él mismo se quedaba boquiabierto ante esas cursis palabras.
- Mire, déjenos ir, nosotros no tenemos nada. - habla la mujer un poco más suplicante.
- Los dejaré ir con una condición. - dijo.
Sus hombres lo miraron sorprendidos, ¿todo aquello para conquistar a una dama?
- Diga, pues. - habló la mujer.
- Que usted acepte tener una cita conmigo. - dijo.
La mujer se lo quedó viendo como si tuviera tres ojos en vez de dos.
.....
En la mansión Morante, el ambiente era de total caos, Fátima estaba devastada por no saber nada de su hijo y de su amiga. Habían pasado justo 7 horas desde que les avisaron del secuestro, por fortuna no habían ido de viaje muy lejos y pudieron volver tan pronto.
- Guido, devuélveme a mi bebé, sé que merezco todo lo malo, pero no con mi bebé. - la mujer lloraba desconsolada - Es mi culpa por haber sido tan mala, perdóname mi amor, perdóname por todo lo que te hice.
Guido pensó en algún momento que verla derramar lágrimas de dolor sería lo más gratificante, pero jamás imaginó que sería a través de su propio hijo, aunque tampoco le estaba gustando para nada, verla así de derrotada.
La abrazó aún más, tratando de refugiarla en su pecho. De pronto, el timbre de la entrada principal sonó, pronto se levantaron tanto la policía como la pareja y los abuelos del chico.
Al abrir, se encontraron con Michele, Chloe y Sorrentino.
- ¡Mom! - el jovencito corrió a los brazos de su madre, quien lo recibió con los brazos abiertos.
- Mi bebé, gracias a Dios que estás bien mi amor. - decía la mujer.
Guido miró a Benicio con enojo y se abalanzó hacia él, propinándole un golpe en el pómulo izquierdo.
- ¡Fuiste tú, maldito! - escupió el trigueño.
Los ojos de todos se posaron en el hombre que yacía tirado en el suelo, sobando su mejilla, que había adquirido una pequeña herida por el impacto del golpe.
- ¡DAD! No golpees al tío Benicio. - exclamó el muchacho y todos lo miraron extrañados.
Chloe estaba colorada por lo que dijo el niño.
- ¡¿Tío Benicio?! - exclamaron al unísono, Guido y Fátima.
- Sí, Nana Chloe ha dejado loquito a este viejito. - dice jocoso Michele.
Todos, incluyendo los policías, miraron sorprendidos a la morena cuarentona, que no sabía dónde meter la cabeza por la impertinencia de ese muchachito lengua floja.
- ¿Chloe? - exclama Fátima.
La mujer quería cavar un hueco y meterse en él.
- Mmmm... eh... - todos estaban expectantes, parecía ya, novela turca - el señor Sorrentino me invitó a salir y pues con tal de que nos dejara libres a mí y al chismosito este, yo acepté. - dijo apenada, mientras que el canoso sonreía de medio lado.
- ¿Levantarán cargos en contra del señor Sorrentino? - pregunta el oficial a cargo del caso.
Michele se separa de su madre y corre al lado del canoso.
- Dad, por favor, deja que mi Nanny conozca a su sugar, ella merece ser amada y el viejito se ve que anda babeando por ella. - suplica el jovencito.
Todos rieron por lo que dijo, a la pobre Chloe ahora si le dio un soponcio.
- No se levantará demanda, mi hijo ya habló. - dijo Fátima segura.
Aunque Guido no estaba de acuerdo, era una oportunidad para que ese idiota le quitara los ojos de encima a su mujer y a su hijo.
Al menos Michele no será agredido.
(Son dos compañías/universos cinematográficos distintos.)
(segada: cortada con la segadora)