El Corazón De La Bestia

Alana miró el lujoso penthouse al que ese hombre la llevo, era todo un piso completo, sí que tenía dinero, lo miró, hacia algunas llamadas, así fue desde que salieron de su oficina, realmente tenia trabajo, pero ese hombre eligió llevarla ahí para tener sexo, suspiró, era lunes, no había desayunado y pronto la dejarían devastada, sin energías, comenzaba a dudar si podría trabajar el día de mañana, miró su teléfono, le informo a Sebastián donde estaría, no era necesario dar detalles, conociéndolo ya él se imaginaria, se acercó a la enorme ventana y observo la vista de la gran ciudad, cruzó sus brazos, extrañaba a su padre, no entendía cómo es que había decidido vender sin consultar a nadie, sobre todo a Sebastián, él era su mano derecha, su hombre de confianza, a pesar de su edad, se lo había ganado a pulso.

Maximiliano colgó la llamada y observo a aquella mujer perdida en sus propios pensamientos, desde aquella distancia tenia gran vista de ella, realmente esa mujer le gustaba, era buena en la cama y sabía que el tiempo que estuviera con ella sería demasiado placentero para él. Se acercó a ella quedando justo a un paso de distancia, ella se giró y levanto su mirada aquellos azules lo miraban con cierta emoción inexplicable.

- Tengo hambre- Dijo inflando levemente sus mejillas\, Maximiliano chasqueo la boca. - ¿No tiene algo de comer? – Pregunto soltando un suspiro.

- Si – Sonrió mirando hacia su entre pierna\, Alana lo siguió con la mirada abrió sus ojos de sorpresa y recordó aquella noche\, el tamaño de ese hombre.

- Hoy no lo hare- Dijo rápidamente\, también había quedado acordado de elegir aquel día en donde usaría su boca para darle placer\, Maximiliano maldijo en voz baja.

- Ok – Gruño mientras tomo su mano y la llevó casi arrastras hasta el comedor de aquel lugar\, donde había ya servido un desayuno para ella.

- Perfecto- Dijo emocionada tomando asiento y comenzando a comer algo de fruta\, Maximiliano solo cruzó los brazos y la observó- Por cierto\, Señor Kingsley\, ¿Mi padre le dijo por qué quería vender? – Pregunto mientras comía aquella fruta tranquilamente.

- No – Respondió rápidamente sin dejar de mirarla\, ella lo miró y asintió algo desanimada.

- Es raro que haya decidido algo así\, ni siquiera se lo comentó a Sebastián- Suspiró mirando su jugo de naranja\, no se percató de la mirada molesta de Maximiliano de solo escuchar el nombre de ese hombre.

Maximiliano se acercó a ella y sostuvo su brazo y la puso de pie de un jalón, ella trato de detenerlo, aún tenía hambre, pero ese hombre la beso ferozmente, Alana poco a poco comenzó a responder a aquel beso, desencadenando la pasión total entre ellos, la sentó sobre aquella mesa y separo sus piernas, acomodándose en medio de ellas, sus manos se metieron debajo de su falda, llegando hasta su intimidad cubierta por aquella fina tela, Alana jadeo entre aquel apasionado beso, sentía como la humedad crecía con las caricias de ese hombre, Maximiliano la atrajo más a él, para que ella sintiera su dureza, Alana detuvo el beso y lo miró a los ojos, su respiración estaba agitada, ese hombre continuaba con sus caricias ahí abajo, separo más sus piernas para así darle más libertad, comenzó a quitarse aquel saco que vestía, mientras seguía siendo observada por aquellos ámbares llenos de pasión, se quitó su blusa, sus senos eran cubierto solo por una capa de encaje blanco, Maximiliano lamio sus labios sin perder de vista aquellos senos perfectos para él, no pensó más y hundió su cabeza en ellos, se enfocó en uno de ellos, su lengua se deslizaba y saboreaba sobre aquella tela, Alana colocó sus manos sobre su cabeza, enredando sus dedos sobre su negro cabello, guiándolo en sus caricias, mientras sus gemidos se hacían más intensos, ese hombre devoraba sus senos con su boca, mientras sus dedos estaban en su humedad, ansiosa de algo más.

- Mierda\, ya mételo- Gruño separando su rostro de sus senos y llevando sus manos con desesperación a los pantalones de aquel hombre y comenzó a desabotonarlos\, Maximiliano sonrió\, dejando que aquella mujer sacara su miembro duro\, su sonrisa se hizo más grande y llena de orgullo al ver como ella abría sus ojos de sorpresa y mordía su labio inferior.

Maximiliano la beso nuevamente, mientras acomodaba su duro miembro en su entrada, de solo una estocada la penetro, con fuerza Alana grito en aquel beso, mordió el labio de aquel hombre, sintió el sabor de su propia sangre, pero ella no lo apartó, al contario enredo sus piernas alrededor de su cintura y comenzó con los movimientos de caderas, él la siguió poco a poco tomando el control, sus movimientos eran rápidos y bruscos a la vez, los gritos de Alana se escuchaban en aquel lugar, el dolor y el placer se combinaban, ella sabía que tendría consecuencias después de aquel delicioso sexo, pero le valía, lo estaba disfrutando como nunca y apenas estaba comenzando.

Maximiliano sintió el vapor que ella expulsaba, no le afectaba en lo más mínimo, al contrario, le encantaba, esa mujer era perfecta para él, la disfrutaría cada momento, hasta que se aburriera de ella o encontrara su reemplazo, mientras tanto sería toda suya. Sintió como ella apretaba más en su interior, estaba por terminar, aumento sus embestidas para terminar con ella, Alana terminó el beso y dio un grito lleno de placer, al sentir como llegar al orgasmo, sintió algo caliente en su interior, ese hombre también había terminado junto con ella, sonrió, con su respiración agitada.

- Será un largo día- Dijo divertido Maximiliano\, mientras salía de ella y se acomodaba la ropa. Alana\, suspiro\, miro el plato a su lado\, tomo un trozo de fruta y lo llevo a su boca\, sentía leve dolor en su intimidad y sus piernas temblaban demasiado\, pero aquel hombre se lo hacía mejor que nadie y mientras el contrato duraba\, lo aprovecharía al máximo. – Vamos a la recamará- Hablo de manera autoritaria\, Alana asintió se bajó de la mesa y sintió como sus piernas la traicionaron\, se recargó en ese hombre\, que sonreía con orgullo.

- En mi defensa estuve con el mismo hombre durante tres años- Se defendió con el ceño fruncido. Maximiliano la miró con aquellos ámbares\, la cargo en sus hombros y la llevo con él- Bájeme – Gruño\, mientras pataleaba\, Maximiliano respondió dándole un fuerte azote a su trasero\, Alana gimió de dolor. – Mierda – Susurro asustada de sí misma\, pues aquel azote también despertó de nuevo su excitación.

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Sebastián observaba de pies a cabeza a aquella mujer, estaba hermosa, mucho más que antes, sonrió, parecía que todos estos años alejada de su familia no le habían afectado o no físicamente.

- ¿Dónde has estado? – Pregunto sin dejar de mirarla.

- Por ahí – Respondió con una leve sonrisa mientras observaba la carta del menú.

- Eras tú en el funeral ¿Cierto? – Preguntó de nuevo\, Anastasia levantó la mirada y asintió\, había ido al funeral de su padre\, pero no quiso hacer acto de presencia. - ¿Por qué no te acercaste?  Alana te necesitaba\, te necesita- Dijo con preocupación.

- Lo sé\, sé que me necesita\, pero todo es difícil- Suspiró dejando la carta sobre la mesa.

- ¿De qué hablas? – Pregunto curioso\, Anastasia solo negó\, no quería todavía revelar nada.

- ¿Alana está bien?  Me enteré por los medios lo que le hizo ese hombre- Dijo cambiando el tema\, Sebastián\, suspiro.

- Si\, ha sabido llevarla- Respondió- Pero\, ahora hay un problema más\, Maximiliano Kingsley- Dijo sin rodeos\, Anastasia frunció el ceño- Tu padre le vendió la empresa e hizo un negocio con Alana para recuperarlo\, un negocio ridículo- Explicó brevemente.

- Dile que no acepte\, la empresa no importa- Dijo sin rodeos\, Sebastián arqueo las cejas - ¿Ya acepto? – Preguntó\, Sebastián asintió con una leve sonrisa. – Ay\, esa niña no aprendió nada de lo que le enseñe- Soltó con pesadez.

- ¿Volverás? – Preguntó\, Anastasia lo miró e inflo las mejillas- Vamos\, de alguna u otra forma tu hermana se está sacrificando\, con placer\, pero se está sacrificando por una empresa que te pertenecería a ti- Explicó y cruzó los brazos.

- Ok\, volveré\, pero dentro de un mes- Dijo dejando a Sebastián confundido- Debo prepararme mentalmente para soportar ser el centro de atención de nuevo y sobre todo para no joderme a ese par de perras que siguen de arrimadas- Terminó\, Sebastián asintió y suspiró.

- ¿Dónde te estarás quedando? – Preguntó no quería perder contacto con ella nuevamente.

- En un motel- Respondió\, haciendo que Sebastián la mirara con sorpresa- Son mejor de lo que parece\, si voy a un hotel de lujo me joderán al saber quién soy\, prefiero pasar desapercibida unos días más- Explicó- Y ya deja de mandar investigadores\, estoy cansada de que quieran fotografiarme- Lo amenazó\, recordando que últimamente había sido seguida por algunos investigadores.

- ¿Qué? Yo no hice eso- Dijo molesto\, ciertamente había mandado a buscarla\, pero ninguno de sus hombres había tenido éxito y tampoco les pedía que la fotografiaran\, tenían la orden de que si la encontraban solo debían informarle a él y darle la dirección\, solo eso.

- ¿Entonces quien fue? – Se preguntó confundida\, Sebastián frunció el ceño\, sea quien fuera tenía buenos investigadores y un interés en ella.

- Te quedarás conmigo- Dijo sin rodeos\, ella negó- Es lo mejor\, no sabemos quién te ha estado siguiendo – Se puso de pie y la miró.

- Se defenderme sola – Respondió inflando sus mejillas\, Sebastián asintió y sonrió.

- Levanta tu hermoso trasero por las buenas o lo haré por las malas- Amenazó con una sonrisa oscura\, Anastasia tragó en seco y se puso de pie tratando de mantenerse serena y no mostrar miedo ante la amenaza de ese hombre.

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Alana despertó en aquella lujosa habitación, su cuerpo entero dolía, parecía que la había arrollado un tráiler, miro hacia la ventana ya estaba anocheciendo, ese hombre sí que era insaciable, no recordaba cuantas veces lo hicieron y lo admitía le encantaba, pero el precio de ese placer era alto, sabía que no podría caminar bien mañana, mejor dicho, desde ya. Miro a ese hombre el causante de su dolor y placer entrar con una botella de Whisky en una mano y en la otra con un vaso servido, se le hizo agua la boca, necesitaba de esa bebida para recuperar energías.

- El chofer trajo su coche\, está listo para cuando quiera irse- Dijo mientras caminaba al otro lado de la cama\, solo vestía unos pantalones holgados color negro\, dejando a la vista su torso bien definido\, con músculos\, observo aquellos tatuajes que tenía en sus brazos.

- Bien – Respondió saliendo de la cama aguantando el dolor de su entre pierna\, no quería que ese hombre se diera cuenta de lo acabada de la dejo\, tomo su ropa regada por varias partes del suelo y se metió al baño\, se miró al espejo y su cabello estaba hecho un desastre- Mierda- Soltó\, se dio una ducha rápida y después se vistió\, pero no se puso los tacones\, eran demasiado incómodos ahora.

Maximiliano la miró salir ya vestida, estaba algo molesto por que no podría disfrutarla toda la noche, pero sería paciente en su ridículo juego, el miércoles la tendría totalmente para él y no la dejaría ni siquiera descansar, ella se acercó a él o eso pensó, Alana le arrebato la botella que tenía en su mano.

- Bye\, Señor Kingsley- Dijo mientras se marchaba con aquella botella y bebía de ella en su camino\, Maximiliano soló sonrió.