Arenas De Pasión

Aisha escucho la noticia, su padre había resultado herido y se encontraba muy mal.

—Callate, no hagas ruido –Aisha le tapó la boca a su hermana–. Se les oye cerca. No pueden encontrarnos. — Podía escuchar el murmullo.

Aisha lamentó no tener más tiempo para encontrar un lugar mejor para esconderse.

Desde luego meterse tras los largos sofas de la habitación de su padre no parecía el mejor sitio y, sin embargo, sabía que era el más seguro porque a nadie se le ocurriría buscar allí.

Les estaba prohibido entrar al dormitorio de su padre, siempre habia sido asi ni siquiera el día de su agonia habia cambiado algo.

Pero Aisha había querido ver con sus propios ojos que el hombre que había dicho ser su padre yacía frío y sin vida en la cama, comprobar que no volvería a levantarse para cometer un nuevo pecado contra ellas, las hijas mujeres nunca habían sido de su agrado.

Aisha se había metido allí y había oído cómo su último aliento marcaba su destino. Sus últimas palabras no habían expresado ningún arrepentimiento por la vida que había llevado. No había pedido ver a sus hijas, ni siquiera que alguien les dijera que las amo y compensar así tantos años de sufrimiento.

No había pedido perdón por el mal que había hecho y mucho menos por la última maldad que condenaba a ella para siempre.

– Faisal debe casarse con Aisha –había dicho–. Es la única manera de que el pueblo lo acepte como nuevo soberano de Durham.

— ¿ Qué haremos ahora?, pregunto su hermana.

— No lo sé dijo Aisha.

Aisha y su hermana abandonaron la habitación.

Iban cruzando por el pasillo cuando escucharon a uno de los guardias.

—Mañana se celebrará la boda.

Aisha apresuró su paso junto a su hermana

encerrándose en su habitación.

— Debemos huir, yo lo sé tu lo sabes. Huir al desierto y pedirle a Kalen Al– Halabi que nos protega.

— Mato a nuestro hermano y nos odia se que Adil buscó su muerte. Pero aun así para el somos el enemigo.

— ¿ Porque Faisal nos ama?, tu seras su mujer no yo, dicen que Kalen es un hombre justo como lo fue su abuelo como lo es su padre.

— No hay buenos hombres dijo Aisha.

— Dicen que es muy guapo e instruido. Que solía leer en el jardín.

— No te he dicho que no hables con las mujeres en la cocina. Tu eres muy joven dijo Aisha.

— Yo solo escucho, según escuche es un amante muy generoso. Aunque no entiendo que significa. — Aisha le cubrió la boca a su hermana.

— Amal, no vuelvas a repetir algo así, no quiero que vuelvas a la cocina, si te llegan a escuchar te darán de latigazos.– Amal abrió sus ojos, sin comprender a sus doce años no comprendía muchas cosas.

— Perdon, no te enojes dijo abrazando a su hermana mayor.— Debemos escapar, nos van a separar Faisal no dejará que me quede contigo.

—Lo sé, quiero que te quedes aquí no salgas es más ocultate.Ire por unas cosas y cuando sea de noche huiremos al desierto, tal vez podamos cruzar la frontera dijo Aisha.

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Faisal Al-Mansour sonreía mientras observaba el campamento desde su tienda. Todo había salido según su plan. Omar Al-Hakim había muerto y todos culparían a Kalen. La emboscada había sido una farsa cuidadosamente orquestada; lo cierto era que Faisal mismo había matado a Omar. Ahora, solo quedaba un paso crucial: la boda con Aisha.

La noticia de la muerte de Omar Al-Hakim corrió como la pólvora. Los hombres de Omar estaban en shock, pero el plan de Faisal había sido minucioso. Hizo parecer que Kalen había sido el autor del ataque, aprovechando la rivalidad entre los dos líderes. El caos resultante trabajaba a su favor.

Mientras la conmoción se extendía, Faisal actuaba con rapidez. Convocó a los líderes del ejército de Durham y a los principales consejeros de Omar. Fingiendo pesar, expresó su intención de honrar la alianza que habían establecido.

—Lamentamos profundamente la pérdida de Omar —dijo Faisal con una voz cargada de aparente tristeza—. Su liderazgo fue fundamental para nuestra causa. Pero debemos seguir adelante y fortalecer nuestra unión. La boda con Aisha se celebrará según lo planeado, y juntos, lideraremos y vengaremos su muerte.