Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 24
Declaración formal.
Lorenzo.
Salgo de la habitación de la señorita Smith, después de ponerla en contacto con el abogado, a las afuera de su habitación se encuentra la madre de ella, junto a una chica rubia, al verme la chica frunce el entrecejo.
— ¿ Quién es usted y por qué sale de la habitación de Vivían? — cuestina.
— Jeimy, el señor es el jefe de Vivian. — le informa la señora Angélica, la madre de Vivían.
— ¿ Y por qué esta aquí? - vuelve a preguntar la chica. — Primera vez que veo que un jefe se preocupe por una empleada a tal punto de venir a visitarla en el hospital
.
— ¡Jeimy no seas grosera! — la regaña la señora Angélica — Además ese comentario fue de muy mal gusto.
— Concuerdo con la señora. — comento. — La señorita Smith es mi asistente personal, lo que quiere decir que es mi empleada más cercana, tengo el deber de preocuparme por su salud, No veo cuál es el problema ¿ Señorita... ?
— Jhonson, Jeimy Jhonson.
— Señorita Jhonson.
Ella se calma un poco y cambia su semblante. — Siento mucho haber sido grosera, señor Salvatierra, es que, he estado tan nerviosa y preocupada.
— No hay problema.
— Bueno, yo voy a entrar con Vivian, permiso. — dice la señora Angélica y se retira de nuestra presencia.
En ese momento el semblante de la chica vuelve a cambiar, ahora me mira muy seria.
— Ahora que estamos solos, quiero que me diga la verdad, ¿ Qué pretende con Vivian? — pregunta y la miro con una ceja alzada. — No piense que me creí esa estupidez, de que está aquí porque, Vivían es su empleada más cercana. — comenta señalándome con su dedo índice.
— No veo el porque yo tendría que darle explicaciones a usted.
— Soy su mejor amiga, ella me preocupa. — dice y no puedo evitar sonreír irónicamente.
— ¿ Le preocupa? ¿ No fue usted quien la drogó y la manipuló para que ella se casara con su hermano, y después cuando esta se quiso divorciar fue corriendo a donde su abuela para que está la amenazara con quitarle a su bebé? — la chica abre los ojos y la boca sorprendida por mis palabras. — Sí, la señorita Smith me lo contó todo, valiente amiga la que es usted. Le doy un concejo señorita, si de verdad aprecia a su amiga, así sea solo un poco, déjela en paz, su famila le ha hecho bastante daño, sobre todo el gilipollas de su hermano.
La joven aprieta su dientes enojada. — Es cierto que Tomás se ha portado como un idiota, pero la verdad es que Vivian lo ama, tal vez ahora este molesta, Pero eso no cambia el hecho de que lo ama y de que ha estado enamorada de él desde hace 5 años y eso no va a cambiar.
Sonrió algo irónico y hasta apenado por esta chica, creo que es aún más ingenua que la señorita Smith, O tal vez no está muy bien de la cabeza.
— Señorita Jhonson, ¿Usted de verdad cree que después de todo lo que su hermano le ha hecho a la señorita Smith ella siga enamorada de él? Dudo mucho que eso sea así. — comento, la chica frunce su entrecejo. — Y si en dado caso, ella aún conservará algún sentimiento de amor hacia ese gilipollas, yo me encargaré de que eso pronto se desvanezca. — le sonrió al ver que ha abierto los ojos. — Con permiso.
Paso por su lado y entro al ascensor, doy media vuelta y veo como la chica se ha quedado de piedra, bueno, acabo de hacer una declaración formal sobre mi interés en la señorita Smith, así que era de esperarse esa reacción.
Al día siguiente lleve al abogado al hospital, dónde él y la señorita Smith se encargaron de realizar la demanda de divorcio, han pasado cuatro días después de eso, justo ahora me encuentro en la habitación de la señorita Smith, también está su madre con ella, esperando que el médico le de el alta.
Las puertas de la habitación se abren y el médico hace acto de presencia.
— Bueno, Vivían, es hora de despedirse, como te dije está mañana, tu recuperación va muy bien, ten cuidado de no esforzarte de más, regresa en una semana para revisar tus costillas y esa muñeca. — ella asiente atenta. — Muy, bien, no siendo más puede retirarse y descansar en su casa. — le informa al doctor y le entrega unos papeles.
— ¿ No entiendo? ¿Cómo que ya me puedo ir? ¿ Y la cuenta? — indaga ella confundida.
— Bueno, su seguro médico cubrió una parte y el resto...
— Señor Salvatierra, no debió de hacer eso. — me reclama ella al ver mi nombre en la factura.
— Hmm, no se preocupe, para mi no fue ningún problema — digo mientras tomo la maleta.
— Pues, si me imagino que está cantidad no es nada para usted, pero aún así no debió de hacerlo.
— Señorita Smith, discutamos eso más tarde, por ahora, ¿No quiere irse de este lugar? — pregunto tratando de evadir el tema, ella suspira y asiente.
— Muy bien.
Minutos después le abro la puerta del pasajero, la señorita Smith se levanta de la silla de ruedas , intento ayudarla, tomandola de su brazo pero ella me esquiva.
— Muchas gracias, pero no estoy invalida. — comenta y sonrio, está molesta por lo del dinero.
Ahora que lo pienso, no la había visto molesta antes, se ve muy ... linda.
— Lo sé. — comento.
Entra al auto por su cuenta y tras ella su madre, quién se ha mantenido callada, la mujer me mira y sonrie un poco incomoda.
Rodeo el auto y entro a este.
— Muy bien, todo listo, ¿A dónde vamos? — indago mirando por el retrovisor.
— A... mi casa. — responde la señora Angélica, miro por el retrovisor a la señorita Smith y sonrió. — Muy bien.
Después de treinta minutos conduciendo, detengo el auto frente a la casa de la madre de la señorita Smith.
La primera en salir del auto es la señora Angélica, luego la señorita Simit, yo salgo y voy hacia el maletero, saco la maleta de este y camino hacia la chica enojada.
— Yo me voy adelantando. — comenta la pelirroja mayor. —¿Me permite? — pregunta señalando la maleta, asiento y se la entrego. — Nos vemos dentro hija. — dice y da media vuelta.
Miro a la señorita Smith y está me mira de forma altanera.
— Adelante, déjelo ir. — le digo, ella suspira.
— No débil hacer eso, sí se que para usted una cantidad como esa no significa nada, pero, las personas pueden mal interpretar su acción ¿Sabe? Además yo contaba con el dinero para pagar la cuenta del hospital.
— Lo sé, le pago un buen sueldo. —
— Sí, así es. — dice y se cruza de brazos.
— ¿ Quiere una disculpa de mi parte? — pregunto e intento sonar lo más serio posible, pero no puedo evitar sonreír.
— ¿Se está burlando de mí?
— No señorita Smith, por supuesto que no , jamás haría tal cosa.
Ella me mira desconfiada.
— ¿ Por qué pago esa cuenta?
— Por qué soy su cómplice, ¿Lo recuerda? — digo, su semblante cambia automáticamente, suspira y luego sonríe.
— Va a descontar esa cantidad de mi sueldo. — dice y frunzo el entrecejo.
— No lo veo necesario.
— Señor Salvatierra.
Suspiro, por ahora la dejaré ganar.
— Muy bien. — concuerdo y sonríe satisfecha.
— Entonces nos vemos. — se despide
— Recuerde que mañana..
— Sí, no se preocupe, es algo que tengo muy presente.
— Ten un excelente resto del día señorita Smith.
— Igualmente señor Salvatierra.