Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 7 (3/4)
Liora
Viktor tenía un cuerpo increíblemente atractivo. Solo había tenido un novio en mi vida, y eso había sido hace casi cuatro años. Nunca había vuelto a ver el cuerpo de un hombre, y el de ese novio no era nada comparado con el de este hombre de dos metros.
Dios, no podía permitirme sentirme así por el hermano de mi doctor, mucho menos por la persona que estaba salvando mis finanzas futuras. Por eso, no le había prestado atención cuando no respondieron claramente a mi pregunta sobre irme con ellos.
—Listo, señor son... —Abro los ojos sorprendida cuando le dice el precio al de dos metros. Me asomo para ver qué había terminado comprando, pero me distraigo unos segundos mirando a la gente, y veo varias cajas.
—¿Qué compraste?
—Luego te mostraré —me dice. Hago puchero, pero asiento. Me entregan una gran bolsa, estaba pesada. Además del celular, ¿qué más podría haber dentro?
Suspiro mientras se dirige a una cosa de malteadas. Lo miro curiosa. No se veía como el tipo de hombre que consumiera demasiado dulce, pero aquí estaba, dándome sorpresas.
—Pide —me ordena cuando levanto la mano para señalar lo que quiero. Jadeo de dolor de repente. En un instante, el abogado está agarrando la bolsa mientras me mira preocupado.
—¿Estás bien?
—Sí, solo que siguen algunos moretones —digo. Ya me había acostumbrado a mi caminata y a que esos dos hermanos me llevaran el ritmo. Se me olvidaba que aún caminaba demasiado lento y que si me esforzaba en exceso, mi cuerpo seguía doliendo.
Un montón de recuerdos de ese momento cruzan por mi cabeza y siento un pequeño escalofrío. Dios mío, no me gusta esta sensación de sentirme tan perdida.
—No te pierdas tanto en esa cabeza, aquí estoy —escucho la voz ronca de Viktor. Me hace volver a la realidad. Estaba bien. No estaba con mi familia, no estaba con mi madre, no estaba con mi hermano.
—Dame por favor ese —sonrío mirando la malteada. La chica asiente un poco sorprendida, mientras me la entrega. Agradezco.
Nos sentamos al frente del lugar. Viktor no dice nada, pero imagino que ya sabe lo que debió haber pasado, porque el paquete de las cosas que me dio, las tiene a su lado.
—Maldición, debiste decirme que aún te dolía el cuerpo. A veces se me olvida que no tienes tantas heridas en el rostro, pero que tu cuerpo quedó hecho mierda por el accidente.
—Tranquilo, a mí también se me olvida que quedé muy mal —le doy una sonrisa. Él me responde con una mueca, pero no dice nada.
Al rato nos entregan nuestras malteadas. A la mitad de la suya, me la extiende y suelto una carcajada.
—No te rías, me siento muy mal.
—Tienes un buen corazón, Viktor. Tu gran caparazón de dos metros casi no lo deja ver.
—Qué chistosa. Simplemente, soy el niñero de la que casi se muere alzando un brazo. A veces me preocupa que mi hermano me regañe si te llega a pasar algo.
—No creo que te regañe. Eres su hermano.
—Puede ser, pero lo que es importante para mi hermano también lo es para mí —me da una extraña mirada que no estoy segura de cómo interpretar.
No nos decimos nada por unos segundos, simplemente su celular empieza a sonar, cuando contesta lo hace en otro idioma, se queda unos minutos muy largos en su llamada, mientras yo termino mi malteada, tratando de descubrir porque me miro de esa forma.
¿Qué quería de mí? Me confundía, me confundía de una forma que odiaba.
Segundos después de mi conclusión, llega y me agarra de la mano, como si yo fuera una niña pequeña.
—Vamos, mi hermano te necesita en su apartamento, aunque se va a tardar en llegar —Asiento, un poco confundida —Tengo que volver al hotel, para hacer unas llamadas y listo, terminaré este caso del todo.
Ya saía que significaba eso, pero no me gustaba la idea que jamás volvería a ver ese osito grandulón. Yo quería verlo, quería conocerlo y saber porque a veces tiene unos ojos tristes cuando se menciona a su familia.
—Está bien —Le respondo mientras trato de seguir su ritmo casi corriendo, creo que nota eso, porque baja el ritmo.
Llegar al apartamento de Dimitri, bueno, me deja en la entrada, el portero me deja pasar porque ya conocía de una forma extraña mi situación, subo en ascensor y un muchacho un poco extraño sube conmigo, no me dice nada, ni siquiera saluda.
Se baja en el piso que yo, parece que va casi al mismo lado que yo, ¿era un vecino? Dimitri me dijo que vivía una pareja recién casada al lado, ¿sería un amigo? Trato de no pensar más en eso y abro la puerta, no son ni dos segundos, cuando mi cuerpo es entrado a la fuerza al apartamento, me hace caer al suelo y gimo.
Había dolido demasiado. Levanto mi mirada y me encuentro al muchacho, no me mira, solamente me agarra del cabello y me arrastr*a por la casa, grito, pero cuando lo hago, me cubre la boca.
—Silencio —Su voz me hace sentir un escalofrío, ronca, pero no parecida a la calidez que podía sentir en Viktor, era cruel —No lo tomes personal, por mí, te haría más cosas, pero el jefe dice que necesita algo limpio.
Quiero preguntar qué quiere decir, pero mi cuerpo es arrastrado por mi cabello hasta el baño, llena la bañera, una maldita bañera que tiene el baño. Había quedado así de sorprendida la primera vez que la vi, ayer en la noche, nunca había visto una en Colombia y tal parece que no sería un agradable baño.
—¿Qué me vas a hacer? —Se agacha mientras el agua llena la bañera, un escalofrío me recorre cuando me mira.
—Cariño, te haría muchas cosas —Me toca acaricia con su dedo pulgar mi labio inferior, para luego bajar por mi cuello, para luego presionar con fuerza —Pero no puedo, entonces —Cierra la ducha, me vuelve a coger del pecho y me sonríe, una sonrisa burlona —Espero nos encontremos después en el otro mundo.
Me alza y mete mi cabeza al agua, trato de gritar, trato de quitar sus manos de mi cabello. ¡Mierda! ¡Mierda! No sé qué hacer, solo sigo mis instintos de hacer fuerza, de quitar a ese hombre, pero cuando escucho lo que me dice.
—Dale las gracias a tu mamá —Dejo de pelear, dejo de tratar de pelear contra ella.
Por un segundo, me rindo. ¿No estaría mejor muerta? Hasta mi mamá lo creía, la misma persona que me dio la vida, quería que yo ya no estuviera.
Siento como ya nada me presiona para mantener mi cabeza en el agua, y saco mi cabeza mientras empiezo a toser como loca, puedo ver un poco borroso a alguien golpeando a ese hombre con gorra, cuando enfoco correctamente veo a Viktor, furioso.
creo que se confundió.la Autora /Smile/
Todo x dinero .
será que no es hija de ella ?
Mmm , todo puede ser !!?!