Dos corazones y una historia
La felicidad siempre incomoda a quienes son infelices. Un gran amor es interrumpido por la envidia y las intrigas. Ayla guarda secretos del pasado; su corazón insiste en proteger un amor que resiste al tiempo. Yuri, un atleta famoso y riquísimo, no entrega su corazón a ninguna mujer. Ambos se reencuentran años después, pero el orgullo, el dolor, los secretos y los resentimientos... causados por la supuesta traición e injusticia, ¿lograrán superar el amor? Ven conmigo, descubrámoslo juntos.
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Capítulo 4
Ayla
Llegamos a casa y solo estaba mi querida y agria madrastra. ¿O digo bruja mala? ¡¿Y yo?!? ¡Estoy frita! Muy frita, apuesto que ella tiene algo que ver. La única que fue a verme al hospital y con la que ni siquiera pude hablar, fue Livia, eso por la mañana y ahora ya es por la tarde....
- Siéntate aquí en la sala, Ayla, necesitamos hablar. – dice Afonso
- Sí, necesitamos y ¿podríamos hablar solo nosotros dos, papá? – pregunta Ayla
- ¡Dios mío! Que abusadora eres Ayla, siempre te he tratado como a una hija. Te ayudo, te cuido, ¿y así es como me lo pagas, tratándome como a una extraña? – dice Camelia haciéndose la víctima, fingiendo llorar.
- Ayla, pídele disculpas ahora. – dice Afonso
- Disculpa. – dice Ayla sin ganas, obligada incluso.
- ¡Ayla! Además de todo lo que me has hecho, ¿crees que tienes razón? Ten cuidado con cómo le hablas a Camelia, te quiere como a una hija, siempre dispuesta a ayudarte. – dice Afonso
Ayla
Sí, siempre dispuesta a destruirme, a verme bajo un camión... Dios mío, creo que exageré y nadie merece morir atropellado por un camión, si fuera un Ferrari o algo así...
- Cariño, déjala, pobrecita, debe de estar asustada por todo lo que hemos descubierto. – dice Camelia
- Dime Ayla, ¿quién es el padre de ese bebé? – pregunta Afonso
- Papá, el único con el que he salido hasta ahora es Yuri. – dice Ayla
- Discúlpame Afonso, pero tienes que ver esto (le entrega un sobre), estaba muy preocupada por nuestra niña Ayla, perdóname, pedí que la siguieran. Ya sabes cómo me preocupo por nuestras niñas, sé que estuvo mal, pero desconfiaba. – dice Camelia
Eran fotos de ella con varios chicos y algunas bastante íntimas
- ¿Cómo? ¡No! ¡Eso es mentira, es un montaje! ¡Papá, en esta foto estoy saliendo de la piscina aquí en casa y sola! No está ese chico, ni siquiera sé quién es. – dice Ayla súper nerviosa
- ¿Y este? ¿O este? Y va pasando las fotos y preguntando... Estoy muy decepcionado contigo, ¡nunca! ¡Pero nunca imaginé que me harías esto! Tu madre moriría de vergüenza y apuesto a que está decepcionada al ver en la mujer en la que te has convertido. ¡Mentirosa! Vagab... en ese momento es interrumpido
- ¡Ni te atrevas a terminar esa palabra! Si mi hija estuviera presente, jamás juzgaría a mi nieta sin comprobar las pruebas, apuesto a que son falsas. – dice Beneditta (abuela materna de Ayla)
- ¿Qué está haciendo aquí? Usted no es bienvenida aquí. – dice Camelia
- Por favor Camelia, doña Beneditta es la abuela de Ayla. – Dice Afonso
- Lo sé, y sabe muy bien que ella no quería que nos casáramos, Afonso. – dice Camelia
- Respondiendo a su pregunta, estoy aquí para llevarme a mi nieta conmigo y solo he venido por eso. – Dice Beneditta
- ¿Cree que puede hacer eso? Usted entra en mi casa y se lleva a mi hija. – dice Afonso
- Sabe muy bien que es lo mejor para Ayla, no voy a permitir que trate a mi nieta como lo está haciendo. – dice Beneditta
- Sabes que tiene razón, ¿te imaginas lo que van a decir de ella? Nuestro pueblo es pequeño y tú, cariño, eres un empresario, muy bien visto. Sabes lo importante que es una familia ejemplar. – dice Camelia
- ¡En realidad, debería habérsela dejado a ella hace tiempo! Ve a hacer las maletas, te vas con tu abuela. ¡Y no dejes que nadie se entere de este embarazo! ¡No quiero pasar vergüenza! – dice Afonso
- Ve, mi amor, te esperaré aquí. – dice Beneditta
Ayla se va, dejándolos a los tres en la sala, Afonso estaba nervioso, Camelia lo ponía más nervioso, diciendo cosas falsas sobre Ayla y haciéndose la víctima, fingiendo estar triste por la situación.
Lógicamente, no perdió el tiempo en hablar bien de Eleonora.
- ¿Cómo se enteró? – pregunta Afonso
- Livia, me llamó, al menos Ayla tiene una gran amiga, que se preocupa por ella. – dice Beneditta
- No permita que nadie de aquí se entere de la situación de Ayla, jamás imaginé que ella se convertiría en esto, Afonso es un hombre tan bueno, no sé a quién habrá salido, hice todo por ella. – dice Camelia
- Conmigo eso no funciona. – dice Beneditta a Camelia
- No lo entiendo. – dice Camelia
- ¡¡¡Este jueguito tuyo es ridículo!!!
Afonso, voy a cuidar muy bien de Ayla, sabes que es mi única nieta. Sofía era mi única hija. – dice Beneditta
- Luego páseme su cuenta que le enviaré una mensualidad para ayudar. – dice Afonso
- ¿Cómo que Afonso? Después de todo lo que Ayla ha hecho, ¿todavía vas a ayudarla? Y nuestra Eleonora, que es un encanto, necesita tantas cosas. – dice Camelia
- No te preocupes Afonso, no soy rica, pero puedo hacerme cargo de Ayla y del bebé. No necesito dinero. – dice Beneditta
- De todos modos, lo enviaré. – dice Afonso dejando a Camelia irritadísima
En eso aparece Ayla con algunas maletas, la empleada de la casa la ayuda. Las meten en el coche de doña Beneditta
- Si quiere verla Afonso, ya sabe dónde vivo. – dice Beneditta
- En breve iré a verlas a Varese y espero que entres en razón Ayla, porque estoy decepcionado contigo. – dice Afonso
- Vamos querida. – dice Beneditta, y se van
- Las acompaño. – dice Camelia
En cuanto salen de la casa
- ¡Ayla! Solo voy a decirte una cosa: ¡Los padres de Yuri deben de estar pasmados! Más aún cuando me vi obligada a enviarles todas esas fotos, necesitaban saber dónde se estaba metiendo su hijo.
Jamás van a creer que ese hijo es suyo. – dice Camelia entrando y cerrándoles la puerta en la cara.
Ayla
Ya ni siquiera me quedaban lágrimas, lloré toda la noche y mi abuela Bene es un amor, pero una mujer de mucha fibra y llorar cerca de ella no es muy bueno.
Simplemente subimos a su coche, que conduce un amigo de mi abuela, ya que ella no conduce desde hace algún tiempo.
En el coche
- Abuela, por favor, necesito hablar con Yuri. Quedé con él, bueno, en realidad, le envié un mensaje, solo que no sé si va a aparecer. – dice Ayla
- Está bien, vamos a ver si aparece, ¿dónde has quedado? – pregunta Beneditta
Ayla
Le digo a mi abuela dónde le había pedido a Yuri que nos encontráramos, como faltaban unos minutos, pasamos por una cafetería para charlar un rato.
El amigo de mi abuela, prefirió darse una vuelta y dejarnos conversar a solas, cosa que agradecí, me moría de vergüenza, de miedo, llena de sentimientos que explotaban en mi interior, pero no podía permitirme el lujo de pensar y ni siquiera podía, necesitaba hablar con Yuri.
Mi abuela me contó que fue Livia, mi amiga hermana, quien la llamó anoche y hoy, cuando llegó a casa de mi padre, la empleada que abrió la puerta le dijo que estábamos en el hospital. Como las falsas habían ido juntas, ni siquiera la vieron.
Así que fue directamente al hospital y se enteró hablando con la doctora que me atendió, que estoy embarazada.
¡Por eso apareció sabiendo todo!
Conversamos un rato y enseguida el amigo de la abuela paró el coche en la plaza, donde había quedado con Yuri, espero de corazón que aparezca y me dé la oportunidad de explicarle.
Yuri
Me he tragado mi orgullo, y estoy llegando a la plaza, llamándome a mí mismo idiota.
¡Es solo que quiero tanto a Ayla, que me gustaría que todo esto no fuera más que una pesadilla!
Bajé y subí al coche unas cinco veces, hasta que la veo, abatida, sentada esperándome, parece que ha llorado mucho y ¡maldita sea! No puedo soportarlo, camino hacia ella, pero cuando llego me arrepiento amargamente
Ayla
Veo venir a Yuri, es imposible no amarlo, no tengo ningún motivo para sonreír, pero cuando lo miro, acabo sonriendo y cuando pensé que podríamos tener una conversación y todo podría cambiar, sucede algo terrible.
Llega Pietro y me besa, lo aparto, no respondo al beso, pero Yuri se imaginó que estaba fingiendo, si fuera él pensaría lo mismo....
- ¡No hacía falta que me llamaras para ver esto, Ayla! – dice Yuri
- Él se me ha echado encima, Yuri, ni siquiera lo conozco, por favor. – dice Ayla
- Ya basta, Ayla, no hace falta que sigas mintiendo, él ya sabe que lo hemos hecho muchas veces. – dice Pietro
- ¿Estás loco? Pietro, no nos conocemos, dile la verdad a Yuri, por favor, Pietro. – dice Ayla
- He dicho la verdad, mi amor. – dice Pietro
- Para mí ya es suficiente, Ayla, sed felices. – dice Yuri dándose la vuelta y marchándose con los ojos llenos de lágrimas
- ¿Por qué haces esto, Pietro? ¿Por qué? – pregunta Ayla
- Porque es mi amigo, hermanita. – dice Eleonora saliendo de detrás de unos árboles. Y fue hermoso ver la decepción de Yuri, ¿sabes? Creo que nunca se creerá que es suyo, ese bastardo que espera. – dice Eleonora
Ayla
Mi abuela llega y me lleva, solo me dio tiempo a subir al coche, me puse a llorar, mi abuela lo odia, pero no dijo nada, solo me dio una pastilla y ¡no recuerdo nada más! ¡desperté en Varese! En casa de mi abuela.