COMPRARÉ UN ESPOSO.

A la mañana siguiente, Elíseo pide el desayuno a la habitación, invita a Maritza a desayunar, está come pues tiene hambre. Eliseo pasa todo el día con ella, la lleva a comprar ropa, a tomar un helado, le enseña fotos de sus hermanas, y nuevamente la regresa al hotel. Dónde intenta acostarse con ella. Maritza lo rechaza, ella le pide tiempo. Elíseo a cambio le pide dormir con ella, Maritza lo deja y se duermen juntos por segunda noche.

Al día siguiente, Elíseo manda por la prueba de los pasteles y las invitaciones, le pide a Maritza que lo ayude a elegir, ella prueba de todo y señala el que más le gusta, después eligen la invitación y las personas que llevaron las cosas se van.

— Creó que ya aceptaste el matrimonio. — Ella asiente. Elíseo toma su rostro y la besa. Está vez no es correspondido sin tantos nervios de por medio. — Quiero que seas mía. — Maritza se pone roja con el comentario. Elíseo se ríe y nuevamente la besa. En pocos segundos el se encuentra encima de ella. Quitando la ropa que estorba. El sillón está incómodo, por lo que se la lleva a la habitación, ahí la hace suya hasta cansarse. Maritza se duerme apenas terminan. El por otra parte, se queda viéndola un buen rato. No sabe si es por su belleza, o por qué al fin puede estar con una mujer, pero se sintió renovado al estar con ella.

Al día siguiente, cuándo Maritza se despierta ve el lugar de Elíseo vacío. El no regresa hasta la tarde.

"¿A dónde fuiste?" — Escribe preocupada.

— Al mi trabajo. ¿Me extrañaste?

Pensé que me habías abandonado."

— No puedo hacer eso. — El toma su rostro. — Te necesito. — Elíseo la carga en brazos y la lleva a la cama. Maritza lo detiene. — ¿Qué sucede?

"Me duele."

— ¿Por qué? — Se queja el.

"No sé." — Escribe ella y el se ríe.

— ¿De verdad no sabes?"

"¿Por qué te ríes?"

— Olvídalo. ¿Ya comiste? — Ella niega. — ¿Desayunaste? — Ella nuevamente niega. — ¿Por qué?

"No sé cómo se pide a la habitación, y tampoco tengo dinero."

Elíseo se molesta consigo mismo. El pide comida y le ordena al empleado que todos los días suba el desayuno para el y su prometida. Maritza se pone muy contenta al ver algo rico de comer. Ambos se sientan, después se bañan juntos y se duermen.

Al día siguiente, Elíseo se va por la mañana, regresa por la tarde sólo para comer y hacer el amor con su prometida. Los días para ella se vuelven una rutina, desayuna sola, come con el, hacen el amor y duermen juntos. Aunque ella en un principio está de acuerdo, con el paso de los días se siente mal por el tipo de relación que llevan. Pero no le puede hablar claramente, pues al momento de escribir no encuentra las palabras indicadas para explicar cómo se siente.

Sin embargo luego de practicar, puede escribirle a su prometido lo que quiere. Elíseo ignora lo que ella escribe. Continúa con su rutina, el está cómodo así. Maritza se siente mal al saber que el no quiere más que su cuerpo. Pero no sabe que hacer, el día que irá por su vestido de novia, Eliseo le da una tarjeta para que lo pagué. Vicente la lleva a la boutique y ella aprovecha para retirar una gran suma de dinero, con la que intenta alejarse de Elíseo antes de caer enamorada. El la descubre y se siente traicionado.

— ¿Por qué lo hiciste?

"Por qué no quiero casarme contigo."

— Todo este tiempo estuviste fungiendo que me tenías cariño.

"Lo tenía pero tú sólo me usas, no quiero una vida así, quiero terminar el compromiso."

— No puedes.

"Si puedo."

— No, yo le di a tu padre mucho dinero. — Maritza lo observa con lágrimas en los ojos. .

"No es cierto."

— Aunque ya no quieras el compromiso, no tienes derecho a romperlo. En tres días nos vamos a casar. Me quedaré contigo hasta entonces. — El cierra la puerta con seguro y esconde la llave. Durante los tres días que permanecen juntos el la hace suya cuándo se le antoja, Maritza se siente arrepentida de haber intentado escapar. Sólo consiguió que el empeorará su comportamiento.

El día de la boda llega, en esta ella se encuentra con un amigo de la infancia, esté la saluda con un abrazo que es observado por Elíseo.

— ¿Cómo has estado? — Ella mueve la cabeza. — Te ves muy hermosa.

— Amor ven conmigo. — Elíseo se la lleva a la parte de arriba. — Desde hace mucho eres de mi propiedad, no puedes ver a ningún hombre. — Ella asiente con su cabeza. — Harás todo lo que yo te ordeno, ¿entiendes? — Maritza nuevamente asiente con lágrimas en sus ojos. Elíseo se las limpia. — No llores, es nuestra fiesta, disfrútala. — Maritza baja junto a el y no se separan en toda la fiesta.

Fin del flashback.